Daniel, Mauricio y Sergio

A Cristina, La Doctora, le despojaron la centralidad.

escribe Oberdán Rocamora

“Cristina, Mauricio y Daniel” es la consagrada miniserie del Portal que mantiene su continuidad.
Sólo que hoy se asiste al desplazamiento de Cristina, La Doctora. Al personaje femenino se le reserva la gravitación lateral.
A su pesar, Cristina cede importancia. En favor de Sergio.
Es -Sergio- el protagonista que, desde La Franja de Massa se dispone a alborotar los destinos de los otros tres. A condicionarles las respectivas cuadraturas personales.
En principio, Sergio desaloja a Cristina del centro de la escena.
Mutis por el foro, durante algún capítulo. Sólo se escucha esporádicamente su voz, con aplausos menos convincentes.
En adelante, la miniserie pasa a titularse “Daniel, Mauricio y Sergio”.
Con suficientes actores de reparto. Podrán lucirse, incluso, con alguna aparición tangencial.

Continuar leyendo

Franquicias del peronismo

Ante el riesgo de la derrota, como en 1983 y 1999.

sobre Informe de Consultora Oximoron
Redacción final Carolina Mantegari

Introducción
Calas políticas

¿Y ahora? ¿Cómo se sigue?
Cuesta, en adelante, ante el aroma penetrante de las calas políticas, sostener las imposturas de La Doctora. La trivialidad de sus desmesuras.
Acosada -la pobre- entre la derrota de agosto, que no empieza a aceptar, y la derrota más grave, que se perfila en octubre.
Cuesta también recurrir a la indulgencia democrática de ayudarla. Para que “el gobierno termine lo mejor posible”.
O mejor, simplemente, para que termine. Para que se llegue a 2015 con reservas de aire. Y alguna dignidad.

Continuar leyendo

La calle cerrada de la derrota

Dos años para la Comisión Liquidadora del cristinismo.

escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella

Admirablemente, entre la derrota eufórica, La Doctora pone el rostro. Pero lo pone mal. Con palabras demasiado autoindulgentes que rozan la patología. Con la insistencia en la visión autocomplaciente de su obra. Con la mitificación acerca de “todo lo hecho, lo avanzado”.
Conste que son logros que la sociedad ingrata no le reconoce. Como si se tratara de la horrible consecuencia de los influyentes medios perversos de comunicación.
A La Doctora aún le cuesta entender qué le pasó.
Téngase en cuenta que ninguno de los inútiles que se le cuelgan del “Vestidito negro” puede explicarle los fundamentos de la inmolación electoral.
O que, simplemente, fueron.

En “El Pozo”, de Onetti

Los errores le pertenecen exclusivamente a La Doctora.
Perdió la iniciativa. Aunque, en realidad, se la despojaron. Como a una inocente activista primeriza que disputa un centro de estudiantes.
No tuvo brújula, ni estrategia. Ni siquiera tuvo buena información. La mala praxis fue total.
La pobre se deslizó en la desmesura de humillarlo públicamente a Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol. Hasta vaciarlo. Extirparle la legitimidad. Devaluarlo. Para tener luego que depender de él.
Es precisamente la agresividad de esa diferenciación que lo mantiene a Scioli, en el furor de la debacle, sorprendentemente vivo. En condiciones de heredar la devastación. De quedarse con los restos del naufragio. O del quebranto.

Tal vez La Doctora supuso que podía bancarse, a su lado, inmutable, la roca inerte de Boudou, El Descuidista. Como si desde aquel 54 por ciento, de 2011, hasta aquí, no hubiera ocurrido nada. Ninguna mancha, en Rolando.
O tal vez creyó en la eficacia del silencio para ningunear la inflación. O el rigor de la desastrosa (falta de) política energética.
(¿Es verdad que se volvieron tres barquitos porque no había pelusa para pagarlos? ¿Es verdad que Galuccio se les quiso profugar? Rajarse).

Incluso La Doctora tal vez supuso que podía atenuar, sólo con el respaldo de su presencia, con la articulación del lenguaje, el potente festival de los valijazos transmitidos por televisión.
El peso del dinero que, en el subsuelo del cristinismo, paradójicamente se pesa.
Con semejante adversidad, entre tanta tensión arrebatada, con la geopolítica a la bartola y con los aplaudidores cautivos, La Doctora avanzó en el proyecto de cargarse al Grupo Clarín. Con las bravatas de Moreno y el gesto de pesado de Kicillof. Y con la virulencia de los artículos de la nueva Ley de Mercado de Capitales, que enarbola la Comisión Nacional de Valores. Vanoli Conducción.
Con su vulnerabilidad a cuestas, La Doctora justamente se propuso demoler el polo poderoso que simboliza la comunicación. Y que el marido extinto, El Furia, supo utilizar hábilmente -hay que reconocerlo- para imponer su hegemonía. Para gobernar, en la práctica, junto a Moyano, El Charol. El otro pilar. Al que obligó, irresponsablemente, a partir, hacia la oposición.
Divorciarse de Clarín, vaya y pase. Bastaba la ilusión de suplirlo con la inutilidad de cuantiosos medios propios, que apenas consolidaban la moral de los convencidos.
Pero desprenderse, en simultáneo, de Moyano, significaba sostenerse, en adelante, entre meros pilares presupuestarios. Pero forjados de barro blando.
“Buscavidas, buscapinas de Unidos y Organizados”.
Grandes ganadores de sueldos de La (Agencia de Colocaciones) Cámpora.
Facilitaban la tentación del trasvasamiento generacional, aunque representaban, en la práctica, la vía más efectiva para enterrarse. En el descenso.
Hasta caer, desde las alturas de la pedantería hegemónica, en El Pozo de Onetti.

En la ceguera del desbande altivo, La Doctora atinó a cargarse, también, de manera fundacional y épica, a la Justicia. Para “democratizarla”. Ya que no le habilitaba el apuro del triunfo judicial (curiosamente podía haberlo logrado sólo con respetar a la Corte, sin apretarla).

Para completar el ciclo de tropiezos, La Doctora se embarcó en una alucinante negociación con Irán, que no supo explicarle a nadie. Y que fue ridiculizada hasta por los iraníes.
En su camino hacia El Pozo de Onetti, La Doctora cayó hasta enredarse en la borrasca de imponer al General Milani, El Depurado en el Ganges. Para incinerarlo. Justamente cuando también abría otro conflicto absurdo, contra sus propios servicios de inteligencia.
(¿Es verdad que le puso tarjeta roja al Espía que llega de Abril, sólo porque fue cómplice en las aventuras brevemente donjuanescas del marido?).
Una guerrita de final incierto. Sobre todo cuando trascienden los diversos episodios de aprietes memorables. Con cachetazos en algún subsuelo.
O cuando crece la indignación, ante la frialdad de algún ajusticiamiento. Programada ejecución. Mero asesinato. ¿El Lauchón?

La magnitud de la épica le sirvió a La Doctora para terminar enredada en los operativos de inteligencia más berretas.
Asaltos televisados, con silenciador.
Para dejarse arrastrar, sola, hacia la calle cerrada de la derrota.
Sin salida.

Comisión Liquidadora

En el arrojo de dar la cara, ante la adversidad, La Doctora también le erra.
Cuando intenta el análisis político. Por la facilidad de comparar, la calle cerrada de su derrota, con la derrota del extinto en 2009.
Cuando todavía había espacio para la recuperación, que El Furia, desde el piso, lo supo aprovechar. Aún creía disponer de carretel para ser el candidato presidencial en 2011. Por si no bastara, estaba también latente la posibilidad de la reelección de La Doctora.
Significa confirmar que en 2009 la continuidad era algo más sólido que una ilusión.
Esta derrota de 2013 implica la representación exacta del final.
Porque hoy se carece de espacio hasta para justificar la desmesura voluntarista de la señora Conti.
O del Ex Superministro De Vido, que insistía por los beneficios de la continuidad. Con mejores fundamentos. Su preocupación era lógica. Extensiva a sus “buenos muchachos”.
(¿No es cierto, Baratta? Olazagasti. Espinoza. Siguen las firmas).

Quedan dos años por delante. Debieran institucionalmente funcionar como una polea de transición. Como si La Doctora ahora presidiera una Comisión Liquidadora del cristinismo.
Para cubrir alguno de los severos desastres que La Doctora deja, en cada uno de los focos del poder aniquilado.
Tienen que ver, concretamente, con el manejo del Gorro Frigio. Del Estado.
Se extienden desde la política exterior hasta la salud, el dispendio de la solidaridad y la economía.
Desde la falta de energía, y de dinero para pagar los barquitos, hasta atender el descalabro anunciado de YPF (donde a la Tía Doris le cuesta impedir la idea de rajarse del pobre Galuccio).
O los desbordes del ANSES. O la irresponsable fiesta del Dinero Ducto de Aerolíneas ArgentinasDe Enarsa.

Consultora Oximoron anuncia una serie de informes relativos a La Herencia del cristinismo. Lo que deja, lo que queda después de la devastación.
Más allá de las internas lacerantes que actualmente se libran, hasta hoy, sin trascendencia. Más allá de las divisiones y de la ineficacia de los relatos.
Sin indulgencia. Pero también sin crueldad.

Parábola de la perforación

Nada que ver, por lo tanto, con aquel retroceso transitorio de 2009.
Resiste, con mayor densidad, alguna comparación con 2005.
Se asiste al cierre perfecto de la parábola.
En 2005, con La Doctora, Kirchner le perforó la provincia a Eduardo Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas). Aquel equivocado que precisamente los instaló en el podio de presidenciables.
En 2013 es Sergio Massa, La Rata del Tigre, Aire y Sol II, el que le perfora la provincia, en cuarenta días, a La Doctora. Es quien había elevado a Massa para jugar en la gran liga, en su condición de Premier. Puesto por ella, en el primer plano. Para que después le perforara la provincia inviable, que simboliza numéricamente el poder.
Por último, un tema parroquial. Resta reconocer el trabajo de Consultora Oximoron, que blinda con sus informes al Portal.
Sugerir la relectura de “Triunfa la Franja de Massa”, donde se anticipan, también, los 7 Samuráis que continúan vivos. En condiciones de heredar la desolación moral que lega el cristinismo.
Massa, Scioli, Cobos, Binner, De la Sota, Macri y la señora Carrió.

Oximoron anticipó los resultados cuando el Frente Encuestológico de la Victoria instalaba la idea sellada de la paridad.
También leer, de paso, “Gana Massa, el benefactor de Scioli”, O “Tigre, Tierra Santa”.
Es apenas el reflejo de una lectura acertada de la información disponible.
Méritos, acaso, del periodismo artesanal.

Oberdán Rocamora

Aire y Sol II, Massa, y Aire y Sol I, Scioli

“Siete samuráis” de julio marca el retroceso de La Doctora.
sobre Informe de Consultora Oximoron
Redacción Final Carolina Mantegari

Introducción
La rayita imaginaria

“No preocupa tanto perder el poder. Les preocupa perder la libertad”.
La Garganta consolida la evaluación.
La (casi) segura derrota del cristinismo, también en la provincia (inviable) de Buenos Aires, no desespera, paradójicamente, a los cristinistas en retirada.
Los calma, y sobre todo los contiene, la conveniente liviandad del discurso de Sergio Massa, La Rata del Tigre. En adelante Aire y Sol II.
Les aporta tranquilidad. Les anticipa cierto sosiego espiritual.
“A Massa, que presentó La Ley de Medios, ya lo indultó Clarín”, confirma otra Garganta. “Tiene vocación para amnistiar”.

Quien encabeza el desprendimiento, la Franja de Massa, o el cisma, suele aposentarse entre la intrascendencia de la proclama de paz y amor. Del apego a las excelencias de la gestión.
Anuncia el fin de la “política de las descalificaciones”. Destaca el positivismo vital de la “no confrontación”. Traza la consiguiente implantación de una “raya” imaginaria que clausura los traumas del pasado. Para dedicar las energías, en adelante, hacia el “futuro”. A los efectos de “resolver los problemas de la gente”. O peor: de “estar cerca de la gente”. Un conjunto de vaguedades que encantan orejas distraídas. Genéricamente básicas, que repiten, también, con menos suerte, otros aventureros, que aportan aburrimiento en la campaña menos atractiva que se tenga memoria.
“Lo peor de las PASO son los debates sobre las PASO”, grafica con acierto Jorge Yoma, anclado en la Estación Macri.
Pero las liviandades convenientes resultan, en Aire y Sol II, transitoriamente admirables.
Con su rayita imaginaria, Massa se encuentra condecorado por la magia de ser el depositario de las ambiciones de permanencia de una magnífica troupe de medialuneros. Y de las esperanzas de un gran sector de la sociedad, saludablemente necesitado de creerle.

Osiris Alonso D’Amomio
Director Consultora Oximoron

* * * * *

El segmento

En “Geometría de los Samuráis” de mayo se explicó que aquel triángulo que conformaban “Cristina, Mauricio y Daniel”, se convirtió, con la irrupción de Massa, en un rectángulo.
Para transformarse, después, en un segmento. Tema tratado a principios de julio, en “Detrás de La Doctora y de la Franja de Massa”.
El segmento citado consolidaba a la señora presidente Cristina, La Doctora, en uno de los vértices. Con Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol I detrás, de escolta.
Y con Massa, Aire y Sol II, en el otro vértice. Con Mauricio Macri, El Niño Cincuentón, detrás, también de escolta.
Con los desplazamientos triunfales que marcan las encuestas a favor de Aire y Sol II (Massa), y por la desertificación conceptual del oficialismo en banda, se asiste -para Consultora Oximoron- a la sobrevaloración funcional de Aire y Sol I. O sea de Daniel Scioli.
Por la carencia alarmantemente generalizada de referentes presentables, Scioli -devaluado y mancillado- debe ponerse al frente de la campaña remontadora. La que lleva al solvente mini-gobernador Martín Insaurralde, El Barrilete de Plomo. Cuesta remontarlo.
Entonces Scioli desplaza, en el vértice del segmento, a La Doctora. En su scioli-dependencia obligada, La Doctora ingresa -aunque bulliciosamente- en el ocaso. Sumergida por los incapaces que debieran cubrirla, pero que la hunden en dramatismos enfáticos que derivan en papelones memorables. A pesar de los shows en continuado de los aplaudidores escenográficos. En los actos donde, colmada de autoreferencias laudatorias, comienza, la pobre, a despedirse.
En la segunda quincena de agosto a La Doctora le costará contemplar el cielo. Por el tráfico múltiple de garrocheros que, desde los distintos puntos de la patria, clavarán la garrocha a los efectos de elevarse hacia el “Tigre, Tierra Santa”, Sede de la alcaldía Aire y Sol II. Y lugar de residencia y esparcimiento deportivo de Aire y Sol I. En Villa La Ñata.

De manera que, en el segmento principal, hoy se encuentran los dos positivistas. Con fe y con esperanzas. Aires y Soles.
El Aire y Sol I, Scioli, ahora con las huestes desesperadas de La Doctora, detrás. Lo siguen con la nariz tapada, y con deseos de que pueda socorrerlos el gobernador Sergio Urribarri, El Padre del Marcador. Pero Urribarri viene muy lejos de los samuráis. Debe hacer méritos en el pelotón de los aspirantes.
Y Aire y Sol II, Massa, con Mauricio detrás. Y con el extraordinario despliegue territorial de los medialuneros furtivos. Adelantados que cambian hábilmente de monta, para permanecer. Y suscriben el cuento de la raya imaginaria que separa el presente del pasado. Sin “descalificar”, siempre “cerca de la gente”. Paz y amor.

Los Aires y Soles encabezan el Informe de los Siete Samuráis de julio. Seguidos de cerca, aún, por Mauricio. Descolorido y sin armado, pero en la tercera posición.
El Niño Cincuentón -exponente emblemático del macricaputismo- apuesta al mérito de diluirse detrás de Massa en la Buenos Aires inviable. Y sin siquiera reclamar la reciprocidad elemental en el Artificio. Para que Massa declare su preferencia por la señora Gabriela Michetti, La Princesa de Laprida, y de Diego Santilli, El Colorado, al que promueven con el propósito inconfesable de desplazarlo del ministerio.
Para Oximoron, El Niño Cincuentón podrá imponer, al menos en agosto, a los senadores macricaputistas. Que también se anotan en los beneficios de la gestión, se proponen “resolver los problemas de la gente”, como excelentes positivistas de la paz y del amor.

El peronismo que cansa

El Informe Oximoron de julio constata el fundamentado cansancio social que produce el peronismo.
La metodología perversa que le permite siempre reciclarse.
Se legitima entonces la expansión del interés entre los tres exponentes módicos del “no peronismo”, que se imaginan lícitamente presidenciables. Mantienen, entre ellos, márgenes de entendimiento.
El cuarto samurai de julio es Hermes Binner, el John Wayne de El Hombre Quieto. No tiene inconvenientes en imponerse en Santa Fe. Para salir después a la aventura de juntar. Proyectarse desde el parlamento.
El quinto y el sexto samurai son oriundos de Mendoza.
Ernesto Sanz, La Esperanza Blanca, ya está lanzado. En el ciclo del amague mediático.
Y Oscar Cleto Cobos, El No Positivo, que se impone, según nuestras fuentes, en Mendoza, y con contundencia. Pese a los obstáculos que le plantan los correligionarios entrañables (ampliaremos en próximo Relevamiento Federal).
Cobos, como Binner, saldrá a juntar desde el Parlamento.
Hay quienes planifican, incluso, que los dos deberían juntarse.

La recuperación de la Unión Cívica Radical es siempre preocupante. El partido centenario suele aportar el suspenso garantizado. Acción y aventura en sus turnos históricos que sirvieron, hasta aquí, para revalorar el peronismo.
Justamente el peronismo que hoy -por la dinámica de su perversidad metodológica- cansa.

Final con La Doctora

Por capacidad de daño, y por su implícita condición de cuadro influyente, el Informe Oximoron de los Siete Samuráis de julio lo cierra La Doctora. Aunque esté, en la práctica, fuera de juego. Entre la magnitud de las peleas desaconsejables. En sistemática simultaneidad.
Primero, la más lesiva. Contra el Grupo Clarín. Sin respetar, curiosamente, la alegada cuestión de género.
La Doctora ni imagina, acaso, que la señora Ernestina, directora nominal del ejército que considera enemigo, pasa, según nuestras fuentes, por una instancia triste de senilidad, que la aleja del combate racional. Debiera medirse en los agravios, sobre todo después de haberla agraviado tanto.
Segundo, la pelea inútilmente desgastante con la Suprema Corte. Aunque tal vez pronto La Doctora pueda conmoverse con la constitucionalidad más deseada. Pero por convicción jurídica, y no como consecuencia de los aprietes que le ponen, a su ocaso, migajas de autoritarismo.
O la última para citar, su guerra moderna contra los servicios de inteligencia. Impulsada por Carlos Zannini, el gran consumidor de pescado podrido, que cree que “las servilletas” obstaculizan sus decisiones políticas. Fueron errores que la arrastraron hacia el papelón-Milani.
Después de todo, el conflicto de fondo La Doctora lo sobrelleva consigo misma. En la desesperada búsqueda de convencer, al semejante, que el suyo es un gobierno revolucionario. Transformador. Sin darse cuenta tampoco que cada vez más semejantes, que para colmo nada tienen de oligarcas ni de gorilas, en cuanto aparece invasivamente en sus casas acuden, sin culpas, al cambio definitivo de canal.

Carolina Mantegari
Redacción final Consultora Oximoron