Año de la esquizofrenia activa

Plena etapa lazarista del cristinismo. Matar al muerto. Cargarse a Lorenzetti.

Sobre informe de Consultora Oximoron

escribe Bernardo Maldonado-Kohen, especial para JorgeAsísDigital

La Doctora culmina con aire artificial el año de la esquizofrenia activa.

Sin el dramatismo de un miserable saqueo. Debe admitirse que Sergio Berni, El Licenciado Serial, trabajó bien. Merece estar nominado para la gobernación de Buenos Aires, o la Jefatura del Artificio Autónomo.

Puede Berni ser el punto de unión, incluso, entre La Doctora y Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol.

Berni trabajó en sintonía con la acción psicológica previa que diseñó su adversario interno. El camarada general Milani, Seductor de Sexagenarias. Continuar leyendo

El antimperialismo bipolar

Con la sensatez marginal de Fábrega y el aire espiritual del Papa Francisco

 

Tío Plinio querido,

La estrategia dual es bastante inteligente y nada improvisada.

A La Doctora le permite mantener la iniciativa. La tensión de la centralidad.

La táctica es contradictoria. Dos vertientes signadas por el antagonismo.

Una manera, casi obvia, de la bipolaridad.

Según nuestras fuentes, La Doctora no come vidrio y está decidida a arreglar. Desesperada por acordar, tío Plinio querido, con los “holdouts”.

Los tenedores de bonos que se prefiere llamar buitres. Como si fuéramos carroña, confirma López Murphy, El Gato (que se hace el bulldog).

Para que la realidad no se la lleve puesta, La Doctora quiere cerrar el acuerdo durante el primer trimestre de 2015. Sin los riesgos, candorosamente sobrevalorados, de la cláusula RUFO. Continuar leyendo

Hacia otro 14 de junio

De la mano de La Doctora, El Cenador y El Gótico

 

“…el 14 de junio de 1982 cuando el gobernador argentino, el ex general Mario Benjamín Menéndez, se rindió ante el jefe de las ‘Task Force’, Jeremy Moore”. Del Fuego/ noticias

 

Tío Plinio querido,

“Patria o Buitres no es sólo una consigna”, dijo La Doctora.

Tiene razón. Es una trampa para captar incautos. Para tergiversar el fracaso y transformarlo en otra epopeya. Una derrota venerable y heroica.

El cristinismo, tío Plinio querido, suele aplicar, con bastante suceso, la metodología envolvente.

Y en el ocaso acaba de producir su envoltorio superior. Para envolver a quien lo impugne. Hasta convertirlo en un opositor envuelto.

Para no ser calificados de buitres, o de vulgares vendepatrias, lo que corresponde a los críticos envueltos es callarse. Y otorgar. Ceder el campo libre de la argumentación. Para que prosperen los delirios.

Los paquetes que arma el cristinismo carecen entonces de desperdicios. Útiles para estrellar al país sin contemplaciones pero con énfasis. Con rigurosa tranquilidad. Sin resistencias ni reticencias. Contra el paredón del sentido común. De la sensatez más elemental.

 

Machu Pichu

 

No obstante la Argentina, tío Plinio querido, tiene perspectivas favorables. Porque La Doctora se va. Tiene fecha de vencimiento.

Expira, a más tardar, en diciembre de 2015. Falta aún un trecho demencial de estancamiento.

Aguardan alrededor de 150 discursos más. Con aprietes a selectivos fantasmas y con victimizaciones sobreactuadas, ante la magnífica euforia de los “pibes para la liberación”. A un promedio de dos o tres discursos por semana.

Es un retroceso de quince dilatados meses, salpicados de diversos frentes de tormenta. Con la mishiadura de la recesión que se niega. Con la inflación que galopa. Mientras los terroristas irresponsables, buitres de afuera o de adentro, agitan el índice de desempleo.

De todos modos, merced a la patología imperante, hay quien se abusa de la mansedumbre eventual del opositor envuelto.

Hay quien advierte que la confrontación contra los providenciales buitres, tío Plinio querido, es altamente redituable. Tanto, que podría facilitarles la utopía de quedarse.

Por la convicción y la tenacidad, los cristinistas resultan admirables. Van siempre para adelante. Contra el imperio de los buitres o por otra ley de abastecimiento. Aceleran siempre, así tengan por enfrente al foso.

Se las ingenian para extraer beneficios hasta del propio fracaso.

“Piedra en la piedra, y el hombre ¿dónde estuvo?”, pregunta Pablo Neruda, en Las alturas del Machu Pichu.

Error en el error, y el peronismo ¿dónde estuvo?

El peronismo vegetal hoy sepulta transitoriamente su historia. Es una hiedra que se aferra a los desplantes de La Doctora. Con la instrumentación de Kicillof, El Gótico. Y con la falta de estrategia que se le atribuye a Zannini, El Cenador.

El grotesco ya adquiere derivaciones alarmantes. Requieren más del servicio de la medicina clínica que de la psicología. Lo que nada tiene que hacer aquí es la ciencia política.

En Paraguay, por ejemplo, La Doctora se atrevió a decir que “el problema no es sólo de la Argentina, es un problema del mundo contemporáneo”.

¿No será mucho? Cuando La Doctora se manda no tiene el menor freno inhibitorio.

Al globalizar tanto la derrota, lo que se globaliza es la magnitud del ridículo. Y el mundo contemporáneo se nos c… de risa. Se da vuelta por respeto, para reírse mejor.

 

Maldito Ferembach

 

La “malvinización”, como concepto, se encuentra, tío Plinio querido, dolorosamente banalizado. Duele aceptarlo.

Por formación y educación, usted también fue malvinero. Se lo evoca pendiente de las informaciones que transmitía el pobre patriota José Gómez Fuentes.

Creyó en aquellas apelaciones emotivamente románticas, que condujeron hacia el terrible 14 de junio de 1982.

Acuérdese, el Papa Juan Pablo Segundo bendecía al pueblo compungido por las calles de Buenos Aires, mientras en las islas mataban y desalojaban a los soldados.

Al malvinizar la cuestión administrativa de los buitres, que fue manejada con escandalosa improvisación y frivolidad, la Argentina del 2014 construye, tío Plinio querido, su propio 14 de junio.

De la mano de La Doctora, del Cenador y del Gótico.

La decisión de defecarse olímpicamente en la sentencia del juez Griesa ya se percibe con claridad meridiana.

Ahora, a la reconocida mala praxis, a la impericia y la dilación, debe agregarse la ostensible mala fe. La tendencia hacia el desacato frontal es explícita.

Pero en Nevada emerge Cam Ferembach. Es otro juez que transforma a Griesa, comparativamente, en un anciano venerable. Un abuelito dulce que reprende con dureza la rebeldía nacional.

En su impulso destituyente, impulsado con seguridad por los terroristas de la imprenta Donnelley, y tal vez estimulado por los sobres de Paul Singer, el maldito Ferembach viene a entrometerse en aspectos vinculados a la entrañable corrupción nacional y popular.

El malvado Ferembach pretende indagar en la centena de empresas que se le atribuyen a Lázaro, El Resucitado.

Justamente en la plenitud de la etapa lazarista del cristinismo. Cuando se multiplican los bolsones ocultos en las sombras y se alude a la prosperidad trunca de La Rosadita.

Con el emblema del capitalismo triunfal que vino desde el sur. Arrancó con Austral Construcciones, por pura casualidad histórica, entre mayo y junio de 2003.

Después que Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas) cometiera el invalorable acierto histórico de optar, cuando revoleaba el poder, por Néstor, El Furia.

Entonces es Ferembach quien avanza, desde Nevada, en los asuntos recaudatorios que supo manosear el fiscal Campagnoli.

Es otro problema que cuesta atribuírselo “al mundo contemporáneo”. Es espantosamente local, un dilema apenas familiar.

Una profanación del sistema jurídico del imperio que se lanza a manosear la verdadera esencia cultural del kirchnerismo.

 

Final con Serpientes y Chanchos

 

Dígale a tía Edelma que la relación política de La Doctora con El Gótico, según Medea, va a terminar astrológicamente mal.

Tan mal como la que terminó La Doctora con Alberto Fernández, El Poeta Impopular.

A la larga, como la tía Edelma y la Otilia lo saben, una Serpiente como La Doctora (o como Máximo) siempre concluye, con el antagónico Chancho, a los desprecios limpios.

Acuérdese que El Poeta Impopular es un Chancho de Tierra. Enternece el pobrecito cuando exhibe su dramático desconsuelo por los canales de cable.

Y dígale a tía Edelma que, para su evaluación, tenga presente que El Gótico es un Chanchito de Metal.

Que según Medea a veces atrae el encanto de lo opuesto. Aunque se termine, generalmente, para el demonio.

Sea dicho aunque la Otilia -siempre fatal- tenga pesadillas después que se aluda a Satán.

Estamos, Butch, en problemas

Ineptitud, Mala praxis. Falta de credibilidad. Sin fiado.

Moncloa, cancelación de PASO y adelantamiento electoral

sobre Informe de Consultora Oximoron

Redacción final Carolina Mantegari, especial para JorgeAsísDigital

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Introducción

Credibilidad agotada

“Para negociar, la Presidente argentina hoy es un impedimento” confirma la Garganta, telefónicamente, desde New York. “Y con su ministro de Economía es peor”.

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La Doctora y Menem, epílogos paralelos

Final de ciclos peronistas. Similitudes y diferencias.

Escribe Oberdán Rocamora, Redactor Estrella, especial para JorgeAsísDigital

Para el desenlace de la historia sólo resta saber si el Scioli de 2015, en volumen político, va a superar al Duhalde de 1999.

En versión casi grotesca, quince años después se reitera otro final de ciclo peronista. Con el respectivo gobernador de la provincia de Buenos Aires, La Inviable, entregado al proyecto sucesorio.

Aquel Duhalde de 1999 mantuvo un clavado epílogo de derrota. Confirmó el maleficio esotérico de la gobernación. La condición de destino final, y no de mera escala intermedia, para una conquista de envergadura superior. Aunque ser un aceptable gobernador de Buenos Aires es tan dificultoso como ser un presidente eficaz.

Hoy Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, apuesta otra vez por la anulación de aquel designio que adquiere el carácter de fundamentada superstición. Con el objetivo de perforarlo. Sin repetir, en lo posible, el mal interrumpido de Antonio Cafiero, Oscar Alende, el propio Eduardo Duhalde, y tantos gobernadores que se propusieron después saltar hacia la presidencia. Para quedar colgado de los cables.

Sólo Duhalde, en cierto modo, alcanzó a quebrar el citado maleficio. Pero de un modo ultra-excepcional. Accidente previsible del sistema democrático.

 

Estilos imperiales

Acontece que aquel Menem del 99, o La Doctora de 2015, más allá de sus circunstancias, distaron de caracterizarse por producir continuidad.

Antes de destacarse como el Piloto de Tormentas (generadas), Duhalde logró imponer su candidatura. A pesar del escaso interés del presidente Menem, que invariablemente se iba.

Del mismo modo hoy Scioli, con suerte bastante relativa, trata de imponer la suya. A pesar del esmerilamiento cotidiano que le aplica La Doctora que -invariablemente- debe irse.

Consecuencia absoluta del estilo imperial para el ejercicio del poder. Típica del caudillismo peronista.

En la patología, el comportamiento de Menem parece unificarse con el que comparten Kirchner, El Furia, y La Doctora. Situados en las antípodas, en materia de ideología impostada. Del rumbo que, cada uno de ellos, le dio al peronismo, adaptable hasta el pragmatismo.

Por la inacción de sus conductores, el peronismo dejó de ser un Movimiento para transformarse, en los distintos periodos históricos, en un complemento apenas partidario. Un instrumento vacío para sacarlo a relucir en las vísperas de la competencia electoral.

Este Scioli de 2014 se muestra mucho más aferrado, en cierto modo, a los lineamientos compulsivos que baja La Doctora. Mientras aquel Duhalde, ya en 1998, plantaba diferenciaciones erróneas con el modo de empleo que bajaba Menem. Lujos que le facilitaron, en definitiva, la derrota.

En la previa de la campaña, Duhalde manifestaba claras disidencias con la política medular de Menem. Entonces pasaba por la Convertibilidad.

En cambio Scioli hoy se diferencia de La Doctora sobre todo en el estilo. En las formas que pulverizan el todo. Tiende más al consenso, a la cohesión, que a la confrontación, fenómeno que dejó de ser redituable.

Lo que atormenta a La Doctora, como lo atormentaba también a El Furia, en vida.

Sin embargo, al menos exteriormente, Scioli respalda cada una de las catastróficas políticas implementadas por el cristinismo que declina. Aún así, Scioli debe someterse a una especie de examen rutinario donde en general es aplazado. Con retos descalificatorios para cualquier dirigente normal. Pero que el personaje de la referencia ni los registra.

Como si las agresiones le resbalaran, el Milagro Scioli continúa, como si nada, con el atletismo positivista del Aire y del Sol.

 

Disolución en varias candidaturas

Otra diferencia sustancial de La Doctora de 2014 con aquel Menem de 1998 consiste en la perversidad de estimular precandidaturas, a los efectos de atenuar la postulación del gobernador de La Inviable Buenos Aires. Por peso prepotente de provincia, el gobernador siempre suele considerarse el candidato natural.

En algún momento Menem supo alentar al popular Palito Ortega (que fue rápidamente absorbido por Duhalde, que lo estampilló de vice). Y también hasta estableció alguna breve complicidad, a mediados de 1999, con la ambición recatada de Adolfo Rodríguez Saa, en una fórmula de literatura pendiente con Jorge Asís. Pero no pasó, por suerte, del amague.

En cambio La Doctora alienta la instalación de otras cuatro precandidaturas que sirven, en el fondo, para disolver con vaselina la postulación del gobernador de La Inviable.

Sergio Urribarri, El Padre del Marcador de Punta, catapultado por la potencia estructural de la Tía Doris. Domínguez, El Lindo Julián, con su tráfico admisible de francisquismo. O Florencio Randazzo, El Loco de la Florería. Cuesta mencionar también la carta de intención de Agustín Rossi, El Pollo de Milani.

Por lo que trasciende, semejante pluralidad que convoca a la abundancia de la oferta, no termina de conformar a muchos de los kirchneristas desasosegados de paladar negro. Los que más presienten la proximidad del final. Son los incondicionales que apostaron por la revolución imaginaria, que exhiben la conformidad hacia “las políticas públicas”.

Son los kirchneristas que no contiene Scioli. Los que renuevan las imágenes de la angustiosa soledad de aquellos menemistas que tampoco Duhalde podía contener.

 

Para salvar los trapos

“Nos vamos mal, no tenemos ningún candidato que nos represente”, confirma la Garganta K.

Como si se enfrentara, de pronto, a la desolación del fracaso prematuro.

Sin continuadores confiables, el kirchner-cristinismo se desvanece con celeridad. Persiste la tierra arrasada, y a los adeptos incondicionales les queda el consuelo de dedicarse a una suerte de resistencia, a los efectos de lograr el regreso triunfal de La Doctora. En 2019. El regreso que Menem no pudo consolidar en 2003.

Se explica que La Doctora, antes de partir, planifique ilusoriamente el regreso con gloria. Para aproximarse a semejante objetivo, La Doctora impone que los presidenciables del diluido Frente para La Victoria lleven la misma lista de diputados. Seleccionados, por supuesto, por ella. Por la próxima jefa de la oposición. Para oponerse a Macri, El Niño Cincuentón, o a Sergio Massa, El Renovador de la Permanencia. Y también, por qué no, para oponerse, llegado el caso, a Milagro Scioli. Si no consigue desmoronarlo antes. Con estampillas y condicionamientos.

Los kirchneristas huérfanos de paladar negro también saben que, a medida que pasen los meses, y que se acorte el duro momento de la despedida, a La Doctora le será más difícil asegurarse el rol de la conducción. Y como ni los contiene Urribarri, que se dispone frontalmente a comprar -llave en mano- el kirchnerismo, en su versión cristinista, en el estado (piadoso) en que se encuentra. A pesar de la magnitud desgastante de Lázaro, El Resucitado, y del clavel inerte de Boudou, El Descuidista.

Urribarri compra la mercadería en bloque y en pie. Pero no logra entusiasmarlos.

Tampoco, hasta hoy, los contiene Domínguez, El Lindo Julián. Ayudado, en su caso, con su densidad espiritual, y por saberse depositario de la esperanza de determinados kirchneristas históricos como Eduardo Valdés, cada vez más privilegiado por La Doctora, por Carlos Kunkel, El Bataclano, Pepe Albistur y sus cartelones. Por su parte Rossi aún no encuentra ningún perfil y mantiene el discurso extraviado. Tampoco los contiene Randazzo, aunque suene, en este caso, a obcecación que deriva en injusticia. Como con Scioli, que bancó la totalidad de los arrebatos y aún no lo aprueban.

La última esperanza que les queda a los nostálgicos peronistas de la izquierda, que se encuadraron en el kirchnerismo, como a tantos buscapinas independientes que se referencian en Unidos y Organizados, es que se presente la candidatura de Jorge Taiana, El Inadvertido. Aunque sea meramente testimonial. “Para salvar los trapos”.

 

Soledades comparadas

La soledad de Menem, en el último año del poder, después de haberse desvanecido el intento equivocado de la re/reelección, contuvo la mansedumbre lenta y triste de alguien resignado, que no quería despedirse. Fue menos patética, en realidad, que la soledad de La Doctora. Después de haberse derrumbado el sueño de la Cristina Eterna. La pedantería del “ir por todo”.

La Doctora contempla el universo como si la humanidad siempre estuviera en deuda con la magnitud de su obra. Hostiga cuando puede a Scioli, ya de manera casi deportiva, como si fuera un comodín. La pobre cada vez habla con menos elegidos. La mayoría de sus funcionarios pueden verla para aplaudirla en los actos ya menos convincentes. Y su mecanismo de consulta y de toma de decisiones se encuentra cada vez más acotado.

Sobre el final, Menem pasaba largas horas de golf. O pensativo, solo, en Olivos, mientras tal vez Alberto Kohan, Jorge Rodríguez y Carlos Corach se encargaban de las tareas administrativamente rutinarias del gobierno que partía.

En cambio, en la plena crueldad de la etapa lazarista, La Doctora inicia sus consultas con Máximo, En El Nombre del Hijo, para terminarlas, según nuestras fuentes, en el propio Máximo.

Entre ambas terminales pasa el inmanente Carlos Zannini, El Cenador, acaso el próximo integrante de la Corte Suprema, a los efectos de encargarse de atajarle los penales posibles que se vendrán desde el lado de la Justicia. En medio de la peste de transparencia, de la epidemia de moralidad que vaticina el portal, de los bacilos de decencia que irreparablemente van a apoderarse de la Argentina.

Después de Zannini es el turno de De Pedro, El Wado, el instrumentador discreto y de criterio, que hizo un curso acelerado de resolución de problemas. Después probablemente, la consulta roce a Kicillof, El Gótico, al que considera genial y casi la arrastra, con desenfado y cierta jactancia, hacia el pantano. Para concluir el ciclo decisorio exactamente donde se inició. En Máximo. Sin que ningún exponente de la sociedad pueda imaginar, siquiera, el motivo. Para ocupar semejante rol, el muchacho debe ser necesariamente idóneo, certeramente eficaz. De una sabiduría conmovedora. La sociedad merecería descubrir, acaso, las claves secretas de tan invalorables atributos.

Oberdán Rocamora

para JorgeAsisDigital.com