Zannini y Sabbatella: dos tobilleras electrónicas

Polarización de perdedores
El regodeo se traslada desde Massa a Macri.

escribe Bernardo Maldonado-Kohen

De la Sota y Massa suelen enojarse, con ciertos fundamentos, cuando se habla de la polarización entre Scioli y Macri. Los deja afuera. Polarizados.
Cuesta entender que se trata de una polarización de ganadores que pierden, con frecuencia, elecciones distritales. Polarización de perdedores.
Scioli perdió en Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Río Negro, el Artificio Autónomo de la Capital. Hasta aquí, sólo celebró en Salta, La Rioja y Tierra del Fuego.
En cambio Macri, de acompañante, sólo ganó en Mendoza. Y ayer, de manera casi agónica, en su distrito, la Capital. Pero fue donde terminó de recibirse -según la evaluación- como verdadero político.
Consta que Macri perdió en 9 comunas de 15. Que un gran sector de la clase media le mostró la tarjeta amarilla. Sin embargo se comprobó que se encuentra en condiciones de construir la propia realidad. Para entregarse a la simulación de la alegría. Con la piel de cuero, como corresponde. Para modificar, en adelante, el discurso. Y empezar saludablemente a hablar de algo. Del cambio, por ejemplo, pero con alguna idea. Aunque sepa que hoy es el protagonista principal del regodeo. El flamante señalado por los oportunistas que explotan el error ajeno.
Tanto hablar de cambio, en abstracto, para que irrumpa, de pronto, Lousteau, en representación del cambio, en concreto. Y le brinde la lección que el macricaputismo, en el fondo, necesitaba.
Polarización de perdedoresEn adelante, para no sucumbir, Macri tiene que entregarse a la acción política, para la que está preparado. Sin confiar, apenas, en los slogans efectivos, que derrochan insuficiencia.
Cuesta entender que, pese a la proliferación de las derrotas, sean igual Macri y Scioli los que polaricen. Para indignación de los polarizados que no se resignan.
En el portal se escribió que la victoria aquí no está para el que acierte más. Está para quien se equivoque menos (ver “El error como motor de la historia”).
Del mismo modo, el que pierda menos es quien va a convertirse en el ganador final.
Es el sentido estricto de la polarización de perdedores. En una política signada por la derrota, en el país (derrotado) que debe “reconstruir su credibilidad”, al decir de Luis Gregorich.
Como los encuestadores, que hoy también son señalados como los graves vencidos.
Pero el tema -es una hipótesis- no es meramente contable. Es analítico. La falla no está en el número. Está en el error de la interpretación.

La obsesión por la pureza

Resuelto, angustiosamente, el litigio electoral del Artificio Autónomo, a favor piadoso de Macri, la atención -y sobre todo la tensión- se traslada ahora hacia Buenos Aires. La sustancial Provincia Inviable.
En simultáneo, se traslada el regodeo, desde Massa hacia Macri.
Justamente en el territorio único donde Massa aún conserva cierta fortaleza. Y donde Massa necesita recuperarse de la humillación de no haber sido aceptado, como aliado, por Macri. Para vencer al cristinismo hoy sciolizado. Como lo vencieron juntos, Massa y Macri, en 2013. En una victoria que sólo fue facturada por Massa, y que lo catapultó, ilusoriamente, hacia la presidencia. Hoy una ambición -por qué no decirlo- lejana.
Para algarabía de Scioli y de La Doctora, el entendimiento entre Macri y Massa no pudo recomponerse en 2015.
Polarización de perdedoresEn el regodeo, a Macri se le reprocha la reconocida obsesión “por la pureza”.

El sectarismo virtual de Macri lo instiga a cultivar la política de circuito cerrado. A proponer sólo fuerza propia, con incondicionales.
Pureza legitimada, según nuestras fuentes, por la desconfianza. Sobre todo por el temor a la traición.
En efecto, por la clásica desconfianza fue que Macri no llevó, en el primer plano de su fórmula, a un radical. Así se tratara del más confiable Sanz, que presentaba el atributo de no aportar votos decisorios.
Fue por temor a que, en la primera de cambio, los radicales pudieran plantearle la rosca de la diferencia.
Una reticencia profunda sirvió también para no acordar con Massa, al margen de las cuestiones personales, que (tal vez) no vienen al caso.
Por la sospecha que, ante la primera diferencia, Massa pudiera entenderse directamente con los peronistas y dejarlo a Macri mal parado. Colgado. O en el piso.

Pujas domésticas

Como si fuera el sabot del “punto y banca”, la dificultad pasa ahora desde Macri hacia Scioli.
Hasta hoy, Macri demoraba el desembarco final en la Provincia Inviable. Por la puja doméstica del Engendro Cambiemos. Entre el estático Rodríguez Larreta, que creyó tener la suerte atada, y el dinamismo de Lousteau, que llega con hambre lícito de poder.
Ahora es Scioli el que se encuentra atravesado por otra puja doméstica. La del Frente para la Victoria. Es entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez.
Polarización de perdedoresDos que confrontan, entre sí, para beneficio temporario de la señora María Eugenia Vidal, la candidata de máxima pureza del PRO. Y de Felipe Solá. Es el eterno sobreviviente que surfea entre la ola del repunte que lo favorece a Massa. En el distrito clave y exclusivo donde Massa aún conserva legitimidad y protagonismo. En todos los restantes, aunque se enoje, solo participa.

Téngase en cuenta que La Doctora quería presentar una sola lista para presidente. Y otra para gobernador.
Para la fórmula presidencial, tuvo suerte. La Doctora decidió colocarle a Scioli la tobillera electrónica de Zannini, como vice. Y para gobernador quería ponerlo a Randazzo. Precisamente al instrumento descartable que Zannini utilizaba para ablandarlo a Scioli.
Significa confirmar que Randazzo, por el error de tomarse en serio, por adherir a la utopía superada de la coherencia, “absolutamente enfermo de importancia personal” (Jauretche), con la negativa, iba a provocarle, a La Doctora, un severo daño estratégico.
Entonces La Doctora debió tragarse el batracio de la desobediencia. Y armar las pesadas parejitas que hoy tanto le preocupan. Y con razón. Porque una pugna interna, elegantemente metropolitana, entre Rodríguez Larreta y Lousteau, nunca puede compararse con una interna en la provincia inviable. Entre Quilmes-Morón, o sea Aníbal-Sabbatella, y Chacabuco-La Matanza, o sea Domínguez-Espinoza.

“El peronismo pudo haberse amariconado un poco”, confirma la Garganta. “Pero algunas escenas de pugilato tiene que haber”.
Razonamiento simple. Si no se registran peleas, es porque el peronismo perdió su histórica virilidad. Si se registran sirven como imágenes potenciadoras. Útiles, como los “cajones de Herminio”, para espantar a la sensible clase media de “todo el país”.

En PRO lo prefieren a Aníbal

Polarización de perdedoresEn el PRO, según nuestras fuentes, lo prefieren a Aníbal. Es decir, que la señora Vidal, después de las PASO, compita por la gobernación con Aníbal, el famoso de lengua temible. Y no con Domínguez, menos conocido pero bastante más presentable. Porque trafica -sin confesarlo- el misterioso apoyo del Papa más “girado” de la historia del Vaticano.

Al contrario, ciertos mini-gobernadores del conurbano, como los significativos Curto y Othacehe, lo prefieren a Domínguez. Aunque se encuentre por debajo en las encuestas (que ya no tienen credibilidad). Con una diferencia -según los “anibalistas”- irremontable.
Ocurre que los mini-gobernadores no toleran la presencia de Sabbatella. Es la tobillera electrónica que padece Aníbal, por decisión de La Doctora, que es perversa y también lo prefiere a Domínguez. Como Scioli.
Los mini-gobernadores culpan a Sabbatella de la totalidad de paludismos y viruelas que asolaron la provincia. Por haberlos enfrentado y hacerles la gestión imposible. Desde los concejos. Con colectoras y comisiones investigadoras.
En PRO lo prefieren como rival a Aníbal pero no por cargar con la tobillera electrónica. Confían en la imagen negativa que Aníbal arrastra en las encuestas que ya nadie, en el fondo, toma con seriedad.

Sin embargo, digitar la preferencia del adversario suele presentar sorpresas desagradables. Le pasó a Alfonsín, en 1988. Cuando Alfonsín creyó que para el radicalismo era más fácil confrontar con Menem que con Cafiero. Polarización de perdedoresAl final Menem lo embocó primero al peronista Cafiero y después lo embocó al radical Angeloz. El riesgo es que Aníbal, el preferible, sin misericordia, pese a la alta negatividad, los emboque.

Bernardo Maldonado-Kohen

Felices los polarizadores

La Doctora se consuela en Tsipras y Scioli le envía señales a Schiaretti.

sobre informe de Consultora Oximoron,
Redacción final Carolina Mantegari.

Paulatino cambio natural de conducción. Se lo percibe entre las secuelas de la jornada negra del cristinismo.

Desorientada, La Doctora busca algún victorioso consuelo espiritual. Lo encuentra en la irresponsabilidad de Grecia.
Los deudores ejemplares, democráticamente desesperados, sufragaron en contra del maldito acreedor.
De la mano de Tsipras, un Chacho Álvarez menos inspirado, Grecia se instala más cerca de la inviable Albania que de la fortaleza de Francia o Alemania.
Y en Grecia La Doctora tiene el espejo donde se refleja y admira su propia -desmesurada- irresponsabilidad.

En cambio Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, desde el triunfo previsible, para nada sorprendente, de La Rioja, reacciona con algo más de tino. Intuición política.
Ante el descalabro, Scioli prefiere lanzar cuerdas afectuosas hacia los dos peronistas que lo embocaron. Los que vencieron, con capacidad y arrojo, al cristinismo de circuito cerrado.
A Juan Schiaretti, Vuelve Juan, en Córdoba, y en menor medida a Carlos Verna, El Perro, en La Pampa.
Son los rebeldes que mantuvieron la inteligencia de insolentarse ante las imposturas de “la caja”. Una doble lección para los peronistas vegetales que supieron inscribirse en las ventajas económicas de la felación metodológica.
Ambos (Schiaretti con De la Sota, y Verna con Marín) triunfaron sobre las invenciones cristinistas, instrumentadas por Carlos Zannini, El Cenador. El clavel que le encajaron a Scioli, que ahora asentía, a través del silencio, como si hiciera méritos con su nuevo jefe. Con aire y con sol.

Competidores y participantes

Ante la ansiedad de los participantes, en el plano superior, los dos competidores se consolidan. Felices los polarizadores.
Macri, El Ángel Exterminador, a través de Horacio Rodríguez Larreta, El Geniol, reconfirma la vigencia en el Artificio Autónomo. Saca 20 puntos de diferencia sobre el entusiasta Lousteau, El Personaje de Wilde.
Pero Sir Lousteau, acaso para incentivar el fastidio de los porteños, decide insistir en una segunda vuelta, a la que tiene derecho constitucional. Pero que le brinda a Macri, en definitiva, la oportunidad servida de mostrarse. Lucirse en los próximos quince días, como la alternativa nacional de oposición a su amigo Scioli. Con quien se comunica telefónicamente varias veces por semana.
Felices los dos, Macri y Scioli, por polarizar, y desplazar hacia el rincón a los polarizados. Con Massa, El Renovador de la Permanencia, les fue demasiado bien. Juntos lo transformaron en parte (aunque destacada) de la etcétera. Aunque Massa hizo suficientes méritos para lograrlo.

La obstinación de Sir Lousteau por obligar a los porteños a la espesa inutilidad de la segunda vuelta subraya la lateralidad y la falta de liderazgo del radical Ernesto Sanz, Eterna Esperanza Blanca. Y de la coalicionista huracanada, la señora Elisa Carrió, La Demoledora.
Dos figuras decorativas del espectro Cambiemos que quedan relegadas -para Oximoron- a la condición de participantes. Con sus vicepresidentes de adorno y todo.
Es una lástima que ninguno de los dos invalorables participantes (Sanz y Carrió), encuentren cómo ubicarse en esta alianza extraña. Donde Macri los emboca como complementos subalternos.
Tampoco termina de entenderse por qué razón Macri opta por el selectivismo distrital. Le sirve para habilitar amplios acercamientos en Mendoza, Córdoba o La Rioja. Aunque contrasta con los enfrentamientos en Santa Fe, o en el Artificio de la Capital. Como si disfrutara con la esquizofrenia pintoresca de los radicales fragmentados.

Por su parte Scioli levanta manos en La Rioja. Del flamante Casas y de Béder Herrera, El Diablo. Pero levanta manos riojanas con el objetivo puesto en Córdoba.
La Rioja le sirvió para acumular. Para extender el menú ideológico del peronismo, siempre generoso en la campaña electoral. Es el sentido político del elogio hacia Menem, su inventor. El mismo Menem que, ante su silencio, fue redituablemente demonizado por los Kirchner, durante el primer tramo, cuando Scioli era el vice de Néstor, El Furia. Aunque debieron recurrir, sin pudores, al voto del senador Menem, a los efectos de apoyar las leyes elementales. Otra muestra que la rivalidad fue una impostura. Nada es terminante, en definitiva, en el peronismo vegetal. El anti-noventismo de El Furia y La Doctora fue otro cambio de piel del peronismo, movilizado siempre para conservar el poder. Clave principal de la ideología que, por otra parte, tampoco existe.

Córdoba, tierra de relativismos

Entre los participantes que desean ascender hacia la magnitud de competidores, debe registrarse el minuto de gloria de De la Sota, El Demócrata Cristiano. Largamente lo esperaba, y acaso lo merecía, después de tantos cartelones que producen una densa indiferencia en las encuestas.
Es el minuto de gloria que De la Sota comparte con Sergio Massa, con generosa relatividad. Es otro socio en la aventura de otra extraña alianza. Una.
Ambos participantes -De la Sota y Massa- se juntan para celebrar el triunfo de Schiaretti, en Córdoba. La provincia más adicta a las originalidades.
En cierto modo, De la Sota se reconfirma en Córdoba, aunque en adelante debe compartir el liderazgo con Schiaretti. Porque, el que “vuelve”, que quede claro, es “Juan”.

En la tierra de los relativismos, el ajustado triunfo compartido de Schiaretti y De la Sota, sobre la improvisada alianza de Macri con los radicales, no habilita a legitimar ningún retroceso en la postulación del propio Macri. Ni siquiera de Scioli, que supo simular el lejano tercer puesto de Accastello, paladín de Zannini.
De todos modos, De la Sota prefirió perdonablemente presentar el resultado original de Córdoba como la gran derrota de Scioli y de Macri juntos. Pero es comprensible. Es la reacción del polarizado que busca rebelarse contra los felices polarizadores que también lo embocaron. Como si fuera otro Massa.

El plazo fijo del 9 de agosto

En realidad, nadie puede asegurar que Schiaretti vaya a apoyarlo a De la Sota más allá del 9 de agosto. Aunque gane, incluso, en el entretenido match de participantes que De la Sota va a jugar con Massa. La fecha se impone con el rigor del plazo fijo.
Razonablemente, para asegurar que sigan juntos hasta octubre, y que se extienda el plazo fijo, Massa insiste en proponerle, a De la Sota, el armado de una fórmula conjunta. Con Massa, por supuesto, en el primer término. Como si fuera el Cafiero de 1988, y De la Sota lo acompañe, 27 años después. Un volver a vivir un tanto forzado. El epílogo merece, acaso, mayor grandeza.
Sin embargo, hasta el cierre del informe Oximoron, marchan hacia la competición en las PASO, en el plazo fijo del 9 de agosto. Por la fuerza que Massa aún conserva en la provincia (inviable) de Buenos Aires, le gana a De la Sota, por lo menos, 6 a 4. Y nada autoriza a pensar que Schiaretti vaya luego a apoyarlo a Massa para la presidencial.

Aquí radica el centro del nuevo relativismo cordobés. Massa, según nuestras fuentes, lo sabe.
Ocurre que Schiaretti mantiene mejor relación con Scioli -y en especial con Zannini- que De la Sota.
Para conjeturar un acercamiento entre Schiaretti y el Frente para la Victoria -o sea con Scioli- no hay que tener, al decir de Ignacio Zuleta, “la glándula de la profecía”. No se trata de ninguna especulación en el aire. Al contrario, es lo más recomendable para el funcionamiento racional de la tierra castigada de los relativismos. La provincia, en materia de orgullo, poco gana con el cordobesismo que la condena, en el fondo, a una soledad política bastante cruel. Signada, incluso, por el aislamiento presupuestario.

Tolderías porteñas

El macricaputismo, pendiente del lanzamiento de Gabriela Michetti para la sucesión de Mauricio.

sobre informe de Consultora Oximoron
Redacción final de Carolina Mantegari

Introducción
Relevamientos analíticos e informativos

Que se sepa, hasta el cierre del informe no se elevó ningún proyecto de ley destinado a modificar el calendario electoral en el Artificio Autónomo de Buenos Aires.
Como Salta, Misiones, Tierra del Fuego, Neuquén, Catamarca y Tucumán, el Artificio celebra su compulsa separada de la elección presidencial.
La especulación relativa a la conveniencia del método, para la proyección de Mauricio Macri, queda reservada a ámbitos académicos de sobremesa.
Con el primer relevamiento sobre los valores en pugna en el Artificio, Consultora Oximoron inaugura -por encargo del Portal- un recorrido informativo y analítico, a través de los territorios, desde Jujuy a Santa Cruz.
Relevamientos especiales de Oximoron para cada una de las 23 provincias, más el Artificio.
Distintas entidades personales que conforman el todo institucional que debiera entenderse como nación federal.

Osiris Alonso D’Amomio
Director Consultora Oximoron

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1.- Riesgo Michetti

Trátase de la estrella central de la sucesión. La señora Gabriela Michetti, La Princesa de Laprida. Tiene que decidir, acaso hoy mismo desde París, mientras asiste a celebraciones familiares, si se dispone a disputar por la jefatura de gobierno. Y lanza su campaña, por ejemplo el 12 de diciembre, para desazón de la estructura espiritual del macricaputismo, que se inclina -según la evaluación- por Horacio Rodríguez Larreta, El Carismático de Pompeya. O si prefiere continuar con la succión dilatoria del caramelo de madera (espolvoreado con azúcar impalpable) de la vicepresidencia.
Es el ofrecimiento público de Mauricio Macri, El Niño Cincuentón. A los efectos de repetir, en el plano nacional, la fórmula consagratoria que les sirvió para desembarcar juntos en 2007. Aunque en dos años, en nombre del proyecto, Mauricio la convenció para que encabezara la lista de diputados.

Pero ahora trasciende que a Mauricio le cuesta cada día más persuadirla a Gabriela. O que acceda, al menos, a sus sugerencias, que antes se interpretaban como órdenes.
La Princesa descuenta que el macri-caputismo espiritual prefiere a su laborioso adversario interno. Rodríguez Larreta garantiza la continuidad del funcionamiento, la integridad de los quioscos.
Notables exponentes de la nueva política que destierra la vieja, nuestros macricaputistas siguen los lineamientos filosóficos que baja el pensador don Jaime Durán Barba, El Equeco. Atienden los dictados de los equipos de comunicación directa que responden a Marquitos Peña, El Pibe de Oro. Y se ajustan a la centralidad de la caja que orienta el menos conocido Edgardo Censón, estampillado como larretista pero con juego de piernas propio. Y se preocupan, todos juntos, con asombrosa unanimidad, al contemplar la inquietante fotografía de Gabriela en Recoleta, abrazada a la señora Elisa Carrió, La Demoledora, que se muestra transitoriamente mansa y amigable con el PRO, rigurosamente seducida por Mauricio.
“Pero después de hacer m…a UNEN, Carrió va a comenzar a derrumbar el PRO”, confirma la Garganta.
En el macricaputismo profundo se trata el riesgo Gabriela. Sobre todo cuando trasciende que entre sus colaboradores se discuten las tesis del estudio publicado por la pensadora Gabriela Massuh (“El robo de Buenos Aires”, Sudamericana).

2.- Caranchear radicales

“No te digo que Horacio le gana a Gabriela sin despeinarse porque es pelado”, confirma la Garganta irónica. “Pero si el aparato amarillo se mueve le gana sin problemas”.

De todos modos, lo mejor es hacerla vice-presidenciable. Crecer en soledad a través del bello cuento de la nueva política y de la tercera vía. Una estrategia que -para Oximoron- le garantiza al PRO el tercer puesto cómodo.
En cambio, si prospera el “constante carancheo a los radicales”, línea que encara Emilio Monzó, El Diseñador Acotado, y se avanza acaso en el espejismo de la fórmula de Macri con Sanz, La Eterna Esperanza Blanca, la senadora Michetti se arriesgaría a quedarse sin la jefatura ni la vice. Anclada en el aburrimiento ostensible del senado. Aunque acompañada, en el venerable aburrimiento, por el peronista originario Diego Santilli, hoy Alejandro Lerner. Por el tema de Lerner que alude a la ceremonia civil de “Volver a empezar”.
En cambio Cristian Ritondo, El Potro, el otro peronista originario, resiste en PRO la onda impuesta del antiperonismo, y se lanzó también para la jefatura. Aunque es bastante permeable y podría aceptar, si le insisten un poco, colar de dos. Y acompañar a Gabriela si se larga (y lo acepta). Y si le insisten un poco más El Potro podrá acompañarlo también a Rodríguez Larreta, “el que va a ganar sin despeinarse”.
Sea con Gabriela u Horacio, en el macricaputismo reconocen, como máximo adversario potencial, a Martín Lousteau, El Personaje de Wilde que emerge como candidato poli-funcional pero sin partido. Aunque Lousteau hoy sea la joya que representa a lo poco que queda firme de UNEN. Junto a Cortinas, un audaz del socialismo mormón.
Cuando se trata la actualidad del radicalismo carancheado, brota cierto arrebato de nostalgia. Es carancheado por los macricaputistas, a través de Monzó, y por Sergio Massa en persona, el titular de la Franja de Massa, Renovador de la Permanencia. Sin intermediarios. Una temática ya abordada en “La batalla por los radicales”.

3.- Titanes de la Franja de Massa

Massa mantiene, en el Artificio Autónomo, sus propios representantes. Son dos titanes. Peronistas culturales expertos en juramentos que ya adquirieron sendos trajes azules. Titanes que cargan con varias juramentaciones encima, y buscan lícitamente renovarse con los renovadores.
Alberto Fernández, El Poeta Impopular, y Alberto Iribarne, El Embajador que No Fue.
El tercer héroe massista del distrito, según nuestras fuentes, es Diego Kravetz, El Lúdico, por su conocimiento sobre ruleteros y ruletas.
Kravetz compite con Alberto por las palmadas paternales en la espalda, y por la cantidad de mensajitos de texto, que reciben de Sergio.
Es Sergio, según nuestras fuentes, el presidenciable que más se divierte con los juegos previos.
El Lúdico y El Poeta Impopular compiten por avalar la promisoria candidatura del ascendente Guillermo Nielsen, El Polista.
Trátase de un economista lúcido, un polista sexagenario pero entero que supo ser el instrumento sustancial para las negociaciones del ministro Lavagna. Fue embajador de La Doctora en Alemania y tuvo algún stage en el sciolismo.
Al menos hasta el cierre del informe, Nielsen no se postula para jefe de gobierno. Opta por el consuelo viable de la diputación nacional.
Trasciende, aparte, que Nielsen sigue en tandem la estrategia que marca Alberto Baduán, El Jacobito. Es el habitante de otra toldería porteña de una sola carpa, bastante próxima a la toldería sin votos del albertismo. Y se incorpora también a la Franja de Massa.
“Nada de ir por la jefatura, es el momento de cazar una banca y estar adentro cuatro años”, confirma la Garganta que observa las tolderías.

4.- Asignatura pendiente de Daniel

Se habló de Mauricio y de Sergio. Falta tratar la toldería de Daniel. El tercer protagonista de la miniserie que anticipa el final -para Oximoron- de bandera verde.
Scioli, el Líder de la Línea Aire y Sol, mantiene una asignatura pendiente con el Artificio Autónomo. Desde 2003, cuando sorprendió a los peronistas porteños que lo bancaban como propio, para irse como vicepresidente de Kirchner, El Furia. Hizo negocio. Hoy está transformado en El Milagro-Scioli, y se encuentra bien aspectado para la presidencia. Por su flamante relación con La Doctora, ya resignada, que le envió de regalo a Kicillof, El Gótico, con un casquito, y a los buscapinas de La Cámpora.
Daniel impulsa, para el Artificio, la candidatura de Gustavo Marangoni, El 5 de Boca. Trátase de uno de los escasos sujetos del universo que se encuentra capacitado para captar la misteriosa ideología subyacente del aire y del sol. Marangoni orienta al ateneo “Coppertone para Todos” y representa, al menos, una alternativa visual nada desdeñable si se lo compara con Daniel Filmus, El Psicobolche I, un perdedor serial que está siempre listo para ponerle el rostro valientemente a otra derrota.
Sin embargo, si Daniel no logra instalarlo con fuerza al 5 de Boca, mantiene en el banco de suplentes, por las dudas, a Jorge Telerman, El Peladito de Badía, ex alcalde. Es otro migrante del peronismo cultural que repite, con Scioli, la vocería que supo cultivar anteriormente con el extinto Cafiero y con Duhalde, El Piloto de Tormentas (generadas).
Es de esperar que esta tercera vez sea la vencida. Que Telerman tenga, con Scioli, mejor suerte que con Cafiero y Duhalde, dos segundos.

La toldería anaranjada del airesolismo tiene que conciliar posiciones con el Peronismo de Consorcio que enaltece a Santamaría con sus eficientes “encargados de edificios”. Santa María tampoco tiene votos pero cuenta, por lo menos, con un buen salón de actos y una presentable universidad. Aparte de ponerse en el bolso al Peronismo de Consorcio, Daniel tiene también que ofrecer generosamente los lugares que se apropie La Doctora para los buscapinas de Unidos y Organizados y sobre todo de La Cámpora, que amenazan con preparar el lanzamiento de Cabandié, El Correctivo, y sumarlo al de Jorge Taiana, El Canciller Inadvertido.
El informe sobre las tolderías porteñas concluye necesariamente con una alusión a la carpa de De la Sota, El Cordobés Profesional, que juega también en la liga grande pero no aparece hasta ahora en la pantalla. Pero mantiene una carpa divertida que contiene las ocurrencias circulares de Julio Bárbaro, El Reciclado Invariable.
Bárbaro brinda cotidianas lecciones de peronismo cultural a través de las emisiones televisivas del cable. Según la evaluación, aún suele cautivar a las damas de cincuenta años para arriba, buenas señoras que deciden abrirse hacia lo nacional y popular, a los efectos de incorporar ciertas experiencias estremecedoras, vibrantes.

Detrás de La Doctora y de la Franja de Massa

CHARLA EN SEVRES (III): Vidas paralelas. Daniel Scioli y Mauricio Macri.
por Jorge Asís
(Desgrabación de Claudine Pons-Grévy)

Sevres, París

Mireille de C… – Dos dudas, o tres, entre tantas. Primero, usted asegura que Cristina -La Doctora, como la llama- no tiene la menor posibilidad de ser reelecta. Pero no lo veo del todo convencido. ¿O me parece?
Dos ¿cree que La Doctora puede elegirlo a Scioli como sucesor? Se lo pregunto porque yo estoy segura de que no.
Tres, en su historia, ¿cómo queda Macri? ¿Está más afuera?

La Doctora atraviesa un momento ideal para inspirar literatura. Final -si no sólo de ciclo-, de novela latinoamericana. Del tipo de Yo el supremo, de Roa Bastos, o La fiesta del chivo, de Vargas Llosa, descendencias del Tirano Banderas de Valle Inclán. La imagino en Olivos, a las diez de la noche y frente al televisor, con C5N. Con recuerdos que incitan al balance. Pero muy rencorosa, vengativa, casi humillada. La figura poco original alude al mito de la soledad del poder. Ella está obsesionada con la guerra errónea desatada contra el Grupo Clarín. La que declaró su esposo sólo cuando dejó de ser el presidente. Ya que, mientras El Furia lo fue, lo mantuvo a Magnetto, siempre al portador, disponible. El enfrentamiento ahora viene complementado por otra guerra absurda. Consecuencia de la derrota anunciada de la anterior. Contra la Justicia. Contra la Suprema Corte que fue el motivo inicial del “orgullo kirchnerista”. Y contra Clarín que fue el socio, junto a Hugo Moyano, El Charol, para consolidar la hegemonía conquistada. De manera que la solitaria, poderosamente desesperada, se enfrenta con los grandes medios de comunicación y con la justicia. Cuenta con una economía inflacionaria y con las excelencias de una soja que apenas le alcanza para dilatar el deslizamiento en el precipicio cercano, al que lo conduce la falta de energía. Acompañada por un equipo piadoso, casi para cultivar el ejercicio de la compasión, y con una militancia desenfrenada que supone participar de la epopeya de una Revolución (aunque Imaginaria). Con todo ese morral que arrastra, La Doctora tiene que ser la protagonista excluyente de una elección legislativa donde, antes aún de ponerse en campaña, ya sabe que pierde. Por lo menos en cuatro o cinco de los distritos principales. Si les parece, luego los analizamos.
Por lo tanto no puede perder un solo voto más en la provincia (inviable) de Buenos Aires. Que es, exactamente, donde se le abrió una fracción. La Franja de Massa. Cisura profunda en su fuerza, que el infantilismo expresivo de Francisco de Narváez, El Caudillo Popular, cree que es simulada.
Para colmo La Doctora tiene que aceptar el auxilio recíprocamente interesado de Scioli, al que -por ingrata- no respeta. Al que atacó con virulencia oral, y rigor presupuestario, hasta vaciarlo. Se comió hasta las migas de la panera y no le cedió un miserable candidato en la lista.
De todos modos, vaciado, denigrado, devaluado, La Doctora tiene que depender del Líder de la Línea Aire y Sol. Casi tanto como de la chequera infatigable de De Vido. Y de la fascinante caravana de buscas que medran con el cuento del arte comprometido. O de la comunicación propia-tropa.
Si Scioli saltaba, como inconscientemente La Doctora quería, ya asistíamos al verdadero final.
Pero Scioli sabe hacerse el polaco recién desembarcado. El misterio de la presencia ausente. Nada ganaba con saltar.
Prefirió quedarse, despojado, con cuero insensible en la piel. Pero cerca de la marca del Partido Justicialista.
Significa confirmar que La Doctora no es la única dependiente. Es la caravana de buscas del Frente de la Victoria que hoy vergonzosamente depende de él, aunque también lo desprecien. Lo consideran “la derecha”. Para consolidarse, acaso, en la ilusión de ser de izquierda. Cuando a lo sumo adhieren a la ideología a la carta del peronismo.
Pero si quiere seguir en este oficio, en el que no le fue tan mal, Scioli tiene que ofrendarse por Insaurralde (el que “armaba” con Bossio para cambiarlo por Boudou). Y por La Doctora, que lo ridiculizó delante de sus pares.
Debe ofrendarse por la vertical señora Di Tulio y hasta por Cuto Moreno y la señora Conti. Pero conste que no es por generosidad espiritual, sino para evitar el ascenso de la Franja de Massa.
Ya que Massa, La Rata del Tigre, hoy es el adversario de los dos. De La Doctora y, sobre todo, de Scioli.
Y si me apuran le diría, Mireille, que Massa también es el competidor de Macri, que va en la Franja. Chupado, como se dice en el automovilismo deportivo, detrás. Porque, si Massa le gana en agosto a Insaurralde, puedo asegurarle que no se va a ver el cielo, de tantas garrochas que sobrevolarán hacia el Tigre. Clavadas desde cualquier sección electoral de la provincia. En el aire del suburbio y con las medialunas enarboladas.

Ahora, si La Doctora y Scioli, con el mascarón de proa de Insaurralde, lo sacan del escenario a Massa con una derrota contundente, intuyo que va a existir el riesgo de querer quedarse. Que los gurkas de La Doctora, que nada tienen para perder, además de la libertad, quieran reformar inmediatamente la Constitución. A los efectos de eternizarla.
Pero según mis números, Mireille, no le va a alcanzar. Y conste que no me refiero sólo a las dificultades reglamentarias. Es la política.
Porque La Doctora y sus Buscas de la Victoria retroceden en Capital. Se apelotonan en Córdoba. Se quedan cortos en Santa Fe y son goleados en Mendoza. Les falta sólo estrellarse en Buenos Aires. Y asoman, en el horizonte, turbulencias. La Franja de Massa les presenta un desafío territorial.
La Rata, mientras daba vueltas en la rotonda, la armó bien. Y llego a la cumbre cuando consiguió que lo acompañara De Mendiguren. Es un ídolo popular de La Matanza, que logra suspiros entre las compañeras de la Tercera y Primera Sección Electoral. Sin hablar de las masas bonaerenses que siguen fieles a Felipe Solá, el que, reitero, es el máximo cuadro del felipismo. También hay que tener en cuenta a Adrián Pérez. El Jean Paul Belmondo en versión pobre. Con De Mendiguren, Felipe y el Belmondo Pobre, la Franja de Massa vuelca la elección.
(Risas, generalizadas carcajadas en la Casa de Sevres)
Ahora, para ser franco, Mireille, coincido con usted. Por más que transitoriamente sea Scioli-dependiente, no creo para nada que La Doctora vaya finalmente a optar por Scioli como su sucesor.
Sería -cómo decirle- la constatación del fracaso personal.

M.- ¿Nada más de Macri?
En cuanto a Macri, El Niño Cincuentón, figura principal del macricaputismo, percibo que la tiene casi tan difícil como Scioli. Vidas paralelas.
Tuvo mala suerte en su intención de proyectarse en la inviable Buenos Aires. Hasta decidir ir, aunque bastante diluido, detrás de La Franja de Massa. Como Scioli detrás de La Doctora. Un negocio extraño.
Porque Scioli se aferra a La Doctora, alguien que se va. Pero Macri no puede aferrarse a alguien como Massa, que se encuentra en la plenitud del crecimiento. Cuesta entenderlo. Porque, en simultáneo, lo que se le complica a Macri es el distrito que tiene escriturado, la Capital.
Su oferta es buena, pero carece de innovaciones y sorpresas. Parece un acto de resignación por no haber formalizado su alianza, de máxima, con Lavagna, o de mínima con Lousteau.
Si se le complica a Macri el distrito no es por el gobierno. El cristinismo insiste, en Capital, con su batallón destartalado de perdedores vocacionales. Tienen menos atractivo que el bife de hígado con puré, durante los siete días de la semana, para almuerzo y cena.
Las complicaciones le vienen, a mi criterio, por el lado del centro-izquierda, que la supieron hacer. Del radicalismo rebosado de progresismo, al que Macri le supo birlar oportunamente los votos, para festejar con globos y danzas amarillas.
El que se imponga en la interna progresista de agosto va a llegar, a mi criterio, mucho más fortalecido para confrontar con la señora Michetti, el Colo Santilli y el Padre Bergman.
Entre Solanas, el Dirigente Universitario, bastante conocido en París, que se larga secundado por la señora Carrió. Con Prat Gay, el cuadro repentinamente revolucionario, que va con Victoria Donda, la Transgresora de Barrio (y el Gil Lavedra como diputado). Y con el eterno Rodolfo Terragno, que suele contemplar con paternal regocijo a su discípulo, Martín Lousteau, el Personaje de Wilde.
Reitero que Macri lleva una oferta digna con Michetti y Santilli, pero tiene un cierto sabor a frustración. Por no haber podido cerrar con Roberto Lavagna, La Esfinge, la gran decepción para esta campaña de la que hablo aquí por última vez.
Lavagna fue capaz de negociar el canje de la deuda, acompañado del Flaco Guillermo Nielsen, y no supo negociar con Macri una senaduría que la tenía en bandeja.
La inquietud, y termino, a Macri le viene del radicalismo rebozado de progresistas. Más que de la postulación moyanista de Julio Bárbaro, con Piumato, armada a las apuradas. Tampoco de ningún modo lo asusta a Macri “La Revista Dislocada” que le presenta Alberto Rodríguez Saa, para entretener a la audiencia con seis cautivadoras listas de aspirantes diputados con la medialuna enarbolada.
Aunque pienso que el macricaputismo debería interesarse en desbaratar, desde ya, la temible presentación de la señora Alicia Oliveira. Es del Partido Unipersonal del Momo Venegas, que se llama Fe. Ocurre que Oliveira, una de las mejores discípulas de Eduardo Valdés, llega acompañada de Archibaldo Lanús, que tiene una inapelable penetración social en Mataderos, Soldatti, Parque Patricios y Flores Sur.

Bruno, El Cordobés – ¿Y a De la Sota? ¿Le parece que Cavallo lo perjudica?

(Desgrabación de Claudine Pons-Grévy)