La culposa extinción de la derecha

Daniel, Sergio y Mauricio (Última época): Excesiva oferta de centro atenúa al progresismo tibio y a la izquierda.

escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
(con el apoyo secreto de Consultora Oximoron)

La oferta de centro resulta excesiva. La representación de centro izquierda es escasa. Y de la izquierda es mínima. El cuadro descripto acentúa la extinción culposa de la derecha.
Extraño país (la Argentina) en el que ya nadie es de derecha. Salvo algún marginal que se disponga a provocar. Hoy hasta los empresarios impugnan el neo-liberalismo. No se habla en público de “libre mercado”, ni de privatizaciones, ni de clima de negocios. Ni hablar de la marcada preferencia por occidente. Menos de la reconciliación nacional.
Aquí no queda lugar para ningún Sarkozy. Ni Merkel ni Uribe. Ni siquiera para un Rajoy.
La derrota de la derecha es semántica e ideológica. Sobre todo es cultural.

Consumaciones

Conste que, para suponerse casi de izquierda, el cristinismo solía abnegarse en la faena ingrata de derechizarlo a Mauricio Macri, El Ángel Exterminador. Para convertirlo, al menos, en una versión local del chileno Piñera. En algún momento Macri hasta se dejó construir como representante de la derecha “neo liberal”. A los efectos de ofrecer el perfil del opositor perfecto.
Hasta que de pronto Mauricio sorprendió. Fue en un domingo de retroceso erróneo. Con la adhesión explícita (aunque crítica) al kircherismo limpito. Para legitimar los desbordes que consumaron los hechos. Y luego rendirse, casi con resignación, ante la impostura de los hechos consumados.

Sea la catastrófica expropiación de YPF. Con la jactancia estatista de Axel Kicillof, El Gótico, que sobreactuaba para la tribuna. Al extremo de agravar el grotesco posterior de la capitulación incondicional, en la mesa de negociaciones. Que fue, en realidad, una mesa de humillaciones.

O se trate del asalto a los “fondos de pensión”. El manotazo hacia las AFJP, que elevó la consagración nacional de Amado Boudou, El Descuidista, que sería después habilitado para cumplir con el gran delirio (o negocio) de Néstor, El Furia. Quedarse con la máquina de imprimir papel moneda. El romanticismo del billete propio signó el descenso irresistible del Descuidista, hoy higiénicamente apartado. En un despliegue aún no concluido, donde se agudizan los escándalos contenidos en la Casa de la Moneda, y de su titular, la señora Katia Daura, La Inversora Veloz. Especializada en casonas de ocasión y redituables tintas AVI, de colorante suizo. Daura tiene que responder ante la Justicia, según nuestras fuentes, hasta por haberse apropiado, sin pagarla, de una sofisticada máquina Kugler, encuadernadora de pasaportes, también suiza. Ampliaremos.

O se trate también del pozo ciego, el abismo negro de Aerolíneas. Es la empresa “fiola” del estado. Dilapida el dinero de los contribuyentes que ni viajan. Y a los que viajan les brinda el servicio más deplorable, caro pero el peor. Hasta transformarla en la Aerolínea más fiola del continente que no sólo debe ser privatizada. Merecería ser, incluso, regalada. Para no dilapidar más los fondos del usuario colectivamente degradado.

Juego de las alteraciones rítmicas

El desplazamiento de Macri, desde la derecha (donde nunca estuvo) hacia la placidez desarrollista del centro, explica que, en el fondo, continuaría con los disparates que consumó La Doctora con el Estado. Aunque “para administrarlo mejor, y no para darle laburo a La Cámpora”.
El posicionamiento lo acerca, peligrosamente, acaso en demasía, hacia el imaginario que sostienen los otros dos protagonistas de la consagrada miniserie.
Daniel, Líder de la Línea Aire y Sol, que es el temporariamente favorecido en el juego de las alteraciones rítmicas.
Y Sergio, El Renovador de la Permanencia. Es el que quedó estancado y que hoy repunta. Asciende en el mismo juego de las alteraciones.
Daniel se muestra sorprendido porque “aún lo subestiman”. Y la severamente polarizada señora Carrió, La Demoledora, en su distribución gratuita de agravios, lo trata de “imbécil”. Como si Carrió no se hubiera dado cuenta que el menoscabado, el maltratado, se salió con la suya. Que los embocó.
Es el candidato exclusivo y único del Frente para la Victoria, y La Doctora que cotidianamente lo esmerilaba hoy lo aplaude de pié. Mientras Carlos Zannini, El Cenador, en cualquier momento se calza los cortos para aventurarse en el Futsal de Villa La Ñata. Y ya aprende letras de Montaner.
Si en las próximas dos semanas no es víctima del juego de las alteraciones rítmicas, Daniel se encuentra en condiciones de perforar hasta la superstición histórica más instalada. La que signa la imposibilidad embrujada del gobernador de Buenos Aires para convertirse en el presidente.
Mientras tanto Sergio, bastante más depilado, después de pasar la “Temporada en el infierno” de Rimbaud, y ya sin la saludable soberbia que portaba el año anterior, parece recuperarse. Para ser, entre los polarizados, el que se fortalece más por la magnífica presencia en su bastión. Buenos Aires, La Provincia Inviable. Donde Felipe Solá, Comodín del Mazo de Massa, cultiva la apertura de caminos entre los dos centristas que compiten por el favor de Scioli y La Doctora. Aníbal, El Neo Corach, y Domínguez, El Lindo Julián. Y la centrista que instala el PRO, la señora María Eugenia Vidal, La Chica del Flores de Carriego.

El excesivo amontonamiento del centro logra que la señora Margarita Stolbizer, La Vecina Buena, la progresista tibia, hasta parezca de centro izquierda. Apoyada por los mormones del socialismo de Santa Fe, por el creativo personaje de Oscar Wilde, Martín Lousteau, El Desplazador, y por los intelectuales presentables en sociedad, como la señora Beatriz Sarlo, el sobrio embajador Mayoral y el impetuoso Fontevecchia. Seres notables que buscan diferenciarse ostensiblemente del bloque de centristas que confrontan por cuestiones personales, estimuladas con las egolatrías casi inofensivas. Ya que diferencias de proyecto, entre ellos, en el fondo, no existen. Sólo son énfasis olvidables de la oralidad.
Y tanto centro que abruma hasta el aburrimiento logra, incluso, que el dirigente juvenil Jorge Wermus Altamira, El Trotskista Académico, pueda ser generacionalmente equiparable al Pablo Iglesias del Podemos español.
Lo que falta en la carta -se insiste- es la derecha. Extinguida culposamente en la Argentina. Como los aristócratas y los oligarcas.

Pedantería de las PASO

Para terminar, la pedantería electoral de las PASO. Tenemos, en el primer plano, a dos reconocidos integrantes de la miniserie. Son los centristas principales.
Primero Daniel, que confirma ser peronista. Carga la tobillera electrónica del cristinismo. Merodea el circuito de los 40 puntos, que aún no los alcanzó. Está ahí.
El segundo, Mauricio -el centrista que representa una suerte de cristinismo sin cadenas nacionales ni arrebatos, administrativamente probo y bastante limpito- merodea la franja de los 30. Y ya la pasó. Con la ayuda de los dos polarizados radicales centristas. Son Ernesto Sanz, Eterna Esperanza Blanca, y la señora Carrió, que distribuye insultos y no supera, a lo sumo, los tres puntos.
Ambos siguen el camino electoral que les ilumina Leopoldo Moreau, El Borocotizado.
El tercer centrista es Sergio, que pugna por pasar la frontera de los 20 puntos. Con la ayuda incluida de De la Sota, El Demócrata y Cristiano, que debiera asumir el dolor de la presumible despedida.

De resultar plausibles las tendencias que nos dicta Consultora Oximoron, quedan entre 10 y 12 puntos, tal vez 13, para repartir entre la irreprochable señora Stolbizer. Y para el vigorizante cuadro del Podemos Autóctono, Altamira Wermus, que merecería gobernar para el diseño de un país más entretenido. Como el que podría animar, con acción y aventura, el último participante, Rodríguez Saa, El Alma de la Puntanidad.

Tangos del cierre

“Una”, “Cambiemos” y “Progresistas” completan el frepasismo tardío del FPV.

escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial

“Sin novedad en los frentes”, diría Erich María Remarque.
En el camino hacia la pedantería electoral de las PASO, para el primer cierre sólo concentró algo de suspenso Sergio Massa, El Renovador de la Permanencia.
Sustancialmente depilado a la cera negra (cliquear), con su reconocida astucia se las ingenió para hacer, de su desdicha política, un objeto de consumo. Y de centralidad.

Modelo de inclusión

El favorito es -quién iba a decirlo- el Frente para la Victoria. Pese al frepasismo tardío y a los desastres seriales que arrastra desde hace doce años. Llega sostenido por la carencia de solidez en la reacción del oponente, que parece postularse más para complementarlo que para sucederlo.
En la práctica, lo vertebra el Partido Justicialista Vegetal. Un Ogro invertebrado que adquiere vitalidad sólo cuando se trata de contar los votos, que comparte con una decena de adyacencias. Son sellos presupuestarios que se limitan a contener un vociferante conjunto de buscapinas que pasan mensualmente por ventanilla con gesto reclamatorio, y con la tendencia a creer que participan de la Revolución Imaginaria que aplica el “modelo de inclusión”. Tan generoso que los incluye, incluso, a ellos.
Semejante patología del frepasismo tardío hoy debe obedecer verticalmente las decisiones de La Doctora. Justamente ella vuelve cargada por la espiritualidad que le aporta el Conductor más inesperado. Francisco, mal llamado San Borocotó.
La Doctora tiene que decidirse en los próximos nueve días. Primero y fundamental, ¿qué va a ser de su osamenta?
Si va a anotarse como parlamentaria en la nadería del ficcional Parlasur. La expresión burocrática del Mercosur que ya no existe. O si va a apuntarse, convenientemente, como diputada, para arremeter con la idea alucinante de la Presidencia Legislativa. O acaso, de máxima, como gobernadora de la provincia (inviable). Buenos Aires. Si es que no tiene la autoridad suficiente como para desplazar a Florencio Randazzo, El Loco, de sus ilusiones presidenciales, y proponerlo como gobernador. En ese caso, sin otra alternativa debe avalar, como heredero, a Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, a pesar de su voluntad. Al que habrá, en todo caso, que acotar, pero sólo después de asegurarse el triunfo, de ser posible en la primera ronda, sin asumir el riesgo de perder, entre otros valores, la libertad.
Ahora, si le da luz verde a la confrontación, y el patológico frepasismo tardío presenta la bifrontalidad, a través de Scioli y Randazzo, el máximo beneficiario será Mauricio Macri, El Niño Cincuentón, transformado en El Ángel Exterminador. Del artefacto Cambiemos, Macri es el aspirante más aventajado.

Cambiemos y UNA. Tangos

“Cambiemos” puede ser el ajustado título de un tango. Como Soñemos “que los dos estamos libres”. Pero es el PRO, expresión institucional del macricaputismo, que emerge con otras dos adyacencias bastante respetables. El retrasado radicalismo que conduce Ernesto Sanz, La Eterna Esperanza Blanca, que aporta el hilo de la territorialidad. Y la Coalición Cívica, sello que aún sobrevive y aún no fue asombrosamente destruido por la señora Elisa Carrió, La Empresaria en Demoliciones.
“Cambiemos”, o Soñemos “con la gloria de este amor”, aporta también el conglomerado juvenil de Gerónimo Venegas, El Momo. Es un gratificante exponente de “lo nuevo”, categoría inventada por el pensador don Jaime Durán Barba, El Equeco. Orienta el bolero llamado Fe. Es una religiosidad que por lo menos puede servirle a Macri para contar los votos, en la Provincia Inviable, donde tal vez no alcance con el voluntariado moderno recopilado a través de las redes sociales. La Provincia Inviable es el territorio de la equivocación coral. Aunque puede presentarse, también, como de la esclarecida genialidad. Depende de cómo salga la invención.
La equivocación consistió en haber desairado, y sometido a la humillación civil, al tercero en cuestión, Sergio Massa. Del tango UNA.

UNA “busca llena de esperanzas”. Pero no. Es UNA, “una nueva alternativa”, que le sirve a Massa, al menos para los próximos nueve días, para cotejar con José De la Sota, el apartado peronista que se aferra reglamentariamente a la Democracia Cristiana.Los acompaña otro grupo de honorables buscapinas y la curiosidad del MID, sinónimo semántico del apellido Frigerio.
Hoy el Frigerio más sensato que vive responde al PRO. No pertenece al tango UNA, milita en el tango Cambiemos y aspira a la vicepresidencia. Al cierre del despacho, aparece con menos fuerza que la señora Michetti, La Novicia Rebelde, y en especial que Marcos Peña, El Pibe de Oro, ídolo del voluntariado que recita a Durán Barba.

Progresistas

Para constar en actas, debe rescatarse el recatado grupo de los “Progresistas”. Son los tibios y sensibles que impulsan, hacia el primer plano, a la señora Margarita Stolbizer, La Vecina Buena.
Es la “gauche” socialmente presentable que no llega a ser de izquierda. Pero que tampoco se resigna culturalmente al pragmatismo que impregna a la indigerible “derecha”.
Es la sintomatología que suele tratar el psicoanálisis y la homeopatía. Eficaz para combatir testimonialmente las imposturas del peronismo, pero sin deslizarse entre la antipática atracción que genera el antiperonismo. En definitiva es el espacio ideal para que sea apoyado por el erudito contratapista Jorge Fontevecchia, como también por la iluminada señora Beatriz Sarlo, y con seguridad también por el novel novelista Tomas Abraham. Aquí se agrupan los frepasistas inquietos que hubieran apoyado con tenacidad a Hermes Binner, el John Wayne de El Hombre Quieto, que dejó pasar el 2015 para jugar entero por la continuidad del evangelio socialista en Santa Fe. Son mormones idealmente maltratados por la violencia narco que ni siquiera se conmueve con sus oraciones, ni por sus creencias en el hombre mejor. Territorio en peligro electoral por el énfasis que adquirió el PRO a través del entrañable Miguel Del Sel, El Midachi, y por el apoyo siempre “hasta por ahí nomás” de Carlos Reutemann, Planta Permanente.

Liguillas

Reutemann insiste en la obstinación de permanecer lo más pancho en el Senado. Aunque sin el afán participativo del otro anotado en la Planta Permanente. Adolfo Rodríguez Saa, el Padre de la Puntanidad.
Fue una lástima que Rodríguez Saa no haya alcanzado a convencer al cineasta Fernando Solanas, El Prestigioso Dirigente Universitario. Para armar la liguilla menor y simular juntos que quieren ser -si no presidentes- al menos candidatos. Por suerte el cineasta mantuvo un poco de pudor estético y decidió inteligentemente abrirse para disfrutar, en adelante, ya sin culpas ni simulaciones, de la parsimonia del Senado.
Por último, en el Tango del Cierre nos queda el esclarecimiento de la izquierda real, que insiste con Juan Carlos Altamira, El Trotskista Enciclopédico. Merecería Altamira ser presidente por una semana, cuando irrumpa la reiteración grotesca de otro 2001. Tiene pergaminos superiores, como los amontona también el obrerista Víctor De Gennaro, Nuestro Lula que no Fue. Y es lamentable que tampoco sea de la partida el histórico Otto Vargas, aquel líder de “La Fracción”, que sólo los refinados lo recuerdan aún como Rosendo Irusta