La canalización del hartazgo

Mauricio, Daniel y Sergio (Últimos capítulos de la Miniserie): Macri, Scioli y la dependencia del sustancial peronista crítico.

Escribe Oberdán Rocamora

Redactor Estrella, especial para JorgeAsísDigital

 

Mayo/2012. En “la sociedad harta que espera” se dijo: “Lo que Mauricio no puede capitalizar es el creciente hartazgo de la sociedad agobiada, que carece de representación política”.

Tres años y medio después, se confirma que Mauricio, el Ángel Exterminador, representa la canalización del hartazgo de la sociedad. Agobiada por 12 años de kirchnerismo.

El adversario real de Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol, además de Macri, es precisamente ese hartazgo. La sociedad que oposita. Y que mantiene una agenda más radicalizada que la del propio Macri. Es quien debe esmerarse en contenerla.

Se trata de la sociedad sensible de decepción fácil, que reclama imperiosamente ser gobernada. Sin tomar demasiado en serio sus tendencias, que son siempre transitorias.

Hoy insulta a los kirchneristas, como en su momento insultaba a los menemistas (el litigio es siempre con el peronismo).

Nuestro Director, de los primeros críticos del kirchnerismo, cuenta que, en una presentación de su libro “La marroquinería política” (2006) se le acercó un sexagenario emocionado, para decirle: “Soy uno de los que lo escracharon en un bar. Hoy estoy de acuerdo con usted, lo admiro”.

Nuestro Director -soberbio, diría Majulito- respondió: “Lamento que me admire porque lo prefiero de enemigo. Dentro de un año puede volver a escracharme”.

Viento de cola de la algarabía

Hasta antes del 25/O, con Daniel, el peronismo agotado -vegetal, sin jefes ni ideas siquiera malas- vencía a Mauricio y Sergio. O la oposición torpemente dividida.

Hoy, a través de un guión insustancial, se canaliza el hartazgo y el 22/N, de continuar así, se cargan al peronismo. Con un revólver de juguete.

Por la atmósfera cultural, por el viento de cola de la algarabía, ya casi puede asegurarse que el 22/N gana Macri. Sin embargo, entre la euforia de Cambiemos, persiste el temor ataviado de prudencia.

Porque por cuestiones matemáticamente técnicas, el ganador puede ser Scioli. Siempre y cuando Scioli y La Doctora, y sus infantiles fragmentarios, tomen pronto una dosis doble de Avivol y se decidan profesionalmente a ganar.

El analfabetismo funcional no tiene en cuenta un punto de partida para destacar: para presidente, en La Buenos Aires Inviable, Scioli ganó 37 a 32. Cinco puntos de ventaja son bastante considerables.

Pero la provincia está perdida porque la señora María Eugenia Vidal, La Chica de Girondo, notable macricaputista de Cambiemos, le ganó 40 a 35 a Aníbal, El Neo Corach.

En adelante, para el ballotage, Scioli podría emprender la campaña más liviano. Sin el peso del candidato condenado por la mediología. Pero condenado al fin.

Un funcionario solvente y eficaz -Aníbal- transformado en un mal candidato. Se asociaba su imagen a la idea de lo peor. Al extremo de simbolizarse una lucha desigual. Descompensada. Entre la transparencia de Heidi y la concepción del Mal.

Los fighters (peleadores) suelen ser básicos, necesarios, fundamentales para cualquier esquema. Pero por la específica condición de peleadores, de los que “la bancan todas”, por lo general no sirven como candidatos presentables. Sin embargo La Doctora, obstinada, lo sostuvo. Rescatable para la ética de la lealtad, pero reprochable cuando se trata de ganar elecciones. El mecanismo para conquistar, o mantener, lo esencial de la actividad política. El poder.

Varas selectivas

La mediología signa la magnitud del cansancio que registra el peronismo. Movimiento paralizado que reserva un agotamiento para cada generación.

El periodismo militante de los grandes medios, en alza, se empecina ahora en destruirlo. Mientras esta versión patológica -el cristinismo- responde con periodistas militantes oficiales, que tienen, en general, menos alcance. Ni gran poder de fuego ni envergadura.

Para colmo, la guerra equivocada, absurdamente plantada contra el Grupo Clarín, está perdida. Y culmina el ciclo espantoso con un Clarín soberbiamente fortalecido, golpeado, liderado por septuagenarios gastados, pero victorioso (ver “Deseos de invadir Polonia”). En condiciones de bajar línea y cobrar en las próximas ventanillas. Mientras tanto, el prestigio del peronismo se encuentra rigurosamente desmoronado.

Las varas hoy son tendenciosamente selectivas. Por ejemplo la señora Carrió, La Demoledora, le dijo en público a Miguel Del Sel, El Midachi, que fue candidato en Santa Fe: “A usted le robaron la elección”.

En todo caso -de ser cierto- los fraudulentos eran los socialistas. Y eso nunca, no cerraba. ¿Cómo se va a acusar de fraude a la izquierda mormónica?

En cambio, en Tucumán, por las irregularidades folklóricas, la mediología armó un escandalete extraordinario. Se trataba de la gran idea fuerza: pulverizar al peronismo. Entonces cerraba. Debía demonizarse el norte, bastión principal. La prédica armonizada con un minucioso diseño, y fue aceptablemente exitosa.

Al peronismo le comieron un viejo alfil. Jujuy.

Las cartas están en la mesa, las reglas del juego son claras.

Si gana Macri, con su onda irresistible y su viento favorable, es el triunfo de la democracia. La prueba de que “se puede cambiar”.

Si el peronismo en cambio toma el Avivol, suelda sus fragmentaciones, se recupera y gana Scioli, es el triunfo del fraude.

La continuidad del fracaso. La vigencia de lo horrible. La permanencia de los “feos, sucios y malos”. “Peronchos” chorros.

Y aquel que impugne semejante dialéctica, o al menos la describa, está condenado.

Es el eterno melancólico que entabla una batalla sólidamente perdida contra la modernidad líquida.

La derrota purificadora

Para ganar, Macri necesita los votos de los peronistas críticos del kirchnerismo. Los que votaron por Massa, El Renovador de la Permanencia, y De la Sota, El Cuarto Hombre.

Cabe consignar que peronista crítico del kirchnerismo en ningún momento puede identificarse con el antiperonismo. Con el neo-gorilismo que promueven los antikirchneristas pasionales. Los que utilizan a Macri como escudo.

Los hartos que canalizan el hartazgo en Macri. Emblema de la “esperanza”. “Se puede cambiar/ se puede”.

La segunda vuelta se decide entre este 21%. El electorado de Massa.

La Banelco de Macri debe conseguir que Massa y De la Sota no sean captados, tan sólo, para la vaguedad del “cambio”.

Ambos deben persuadir a los peronistas críticos que para salvar al peronismo, en la patológica versión kirchnerista, debe ser derrotado.

Como si la derrota fuera, más que el fuego, el elemento purificador.

Quien votó a Scioli o Macri, el 25/O, va a votarlos de nuevo el 22/N.

Si los puntitos de Stolbizer, La Vecina Adorable, van hacia Macri, y el puntito de Rodríguez Saa, El Alma de la Puntanidad, hacia Scioli, se marcha al tiempo suplementario en un empate.

El decisivo 21% de Massa y De la Sota es el que desempata.

Los peronistas críticos que deben escoger entre La Purificación de la Derrota -el cambio que propone Macri-, o ser fieles a los preceptos, insistir con las botas puestas y desde el Peronismo Vegetal marcarle límites al neo-gorilismo. Si es que Scioli, La Doctora, Aníbal y los fragmentarios toman inmediatamente Avivol -en ayunas, efecto prolongado- y se dejan de clavarle al adversario las acusaciones más elementales, estéticamente sucias, abominables.

Ahora que no es hora para nada

Mauricio, Sergio y Daniel (Miniserie inagotable): Lamentos de Mauricio y Sergio sobre la leche derramada. Tarde.

 

Escribe Oberdán Rocamora 

“Tarde me di cuenta que al final…”
José Canet

En 2007 Mauricio, El Ángel Exterminador aprovechó el voto dividido del oficialismo para conquistar la jefatura del Artificio Autónomo.
Pero en 2015 Mauricio puede quedarse con las ganas de conquistar la Presidencia, por haber dividido el voto opositor.
Paradoja extraña con moraleja: no aprendió de su propia experiencia histórica. Continuar leyendo

Se va el kirchnerismo, viene el peronismo

“Se va el kirchnerismo, viene el peronismo”.
Otra vez, en la Argentina ontológicamente peronista, el poder se dirime en el interior del peronismo.
La superstición que se encuentra políticamente agotada. Con candidato, Daniel Scioli, Líder de la Línea Aire y Sol. Pero sin jefe. Aunque los envolventes peronistas simulan que La Doctora es la Jefa.
“Fenómeno maldito” para Cooke. “La plaga” para Vargas Llosa. Pero el peronismo aun mantiene la espalda cultural que facilita la convivencia entre personajes que se detestan. Enfrentados entre sí.
Es una espalda que sirve también de red de contención para los saltos ornamentales de ostensible espectacularidad. Como el de la señora Mónica López.
Para escandalizar a la racionalidad del antiperonismo. Un factor sustancial, complementario de la identidad.
Sin el espanto cotidiano del antiperonismo, jamás el peronismo se podría -siquiera- entender.

Asamblea Polifónica de Perdedores

Mientras tanto, el estadista matemáticamente predestinado para vencer al peronismo, Mauricio Macri, El Ángel Exterminador, se desgasta con el apoyo de los convencidos.
Los que se conmueven con los editoriales de La Nación. Concentran una dureza que supera al propio Macri. Aunque se esmere, nunca la consigue igualar.
A su pesar, Macri representa a la multitudinaria escuadra de antikirchneristas pasionales. Son el obstáculo -nada menor- para ganar la elección.
Los convencidos, en simultáneo, lo acotan. Para reservarle, a lo sumo, el segundo lugar. El que le posibilite alcanzar la gloria módica del balotaje.

Pero antes que con Scioli, debe Macri competir con Sergio Massa, El Renovador de la Permanencia.
Y se equivocaron juntos (Macri y Massa) al participar, sin Scioli, del debate menos necesario de la historia. Pero fueron arrastrados por la importancia autorreferencial de determinados medios de comunicación. Y de periodistas que aún creen -como el cristinismo- en el propio relato.

Juntos, Massa y Macri, beneficiaron aún más a Scioli. Al participar de la asamblea polifónica de perdedores que se disputaban un triunfo testimonial. O algo más grave, el rol de campeones morales.
A pesar de la ausencia anecdótica en la asamblea, el problema es que Scioli se le escapa a Macri (para consolidar el rencor de sus convencidos).
Mientras tanto Massa pugna por alcanzarlo a Macri, blindado con De la Sota, El Cuarto Hombre, y Lavagna, La Esfinge.
Sin embargo en la contienda Massa-Macri la variable de ajuste consiste en castigarlo a Scioli, que gracias a ellos está inmerso en otra problemática.
Ocurre que se instala la polémica idea del Scioli transitorio. Como si se tratara apenas de una pausa, a los efectos de aguardar el regreso triunfal de La Doctora.
Se habla de un Scioli por cuatro años, por ocho, o apenas por tres meses. A través de semejante discusión, naturalmente Macri y Massa quedan fuera del juego. Sin otra alternativa que pelearse entre ellos, por el cetro del campeón moral.

La traición obligada

Se acapara la atención en Scioli porque se encuentra en el centro del laberinto. O traiciona o se extingue. O la pilotea como puede, para estirar la mediocridad hasta el infinito.
Para la causa santa del kirchnerismo (que se va), si modifica la patología de la política económica, Scioli es un traidor.
Emerge entonces el turno entonces de la traición anunciada. Obligada. Con directo arrojo la anuncia el gobernador Urtubey, El Bello Otero, desde el centro del Imperio.
Enuncia Urtubey la categórica obviedad: para intentar cualquier despegue elemental, para facilitar el regreso de los capitales, hay que arreglar con los “holdouts” (consta que ni siquiera por cortesía hacia La Doctora dijo “los buitres”).
Claro que, si no modifica las alucinaciones económicas del relato, la ficción que se jacta del desendeudamiento, Scioli se estrella contra la realidad. Hasta extinguirse.
Significa deducir que Scioli, si no traiciona, se autodestruye. Y si traiciona es probable que el cristinismo, si puede, lo masacre.

En la mera gestualidad, con la problemática aceptablemente instalada, y por las dudas de los que siempre consultan, puede decirse que Scioli ya tiene la elección en el bolso. De manera que prepara, desde el piso 19 del Banco Provincia, la administración del poder que se avecina. En la estricta fusión con los gobernadores, la auténtica columna vertebral, aunque ya ni siquiera gobiernen nada.
Al respaldarse en los gobernadores, ya se anticipan los rigores de la próxima pulsión interna. Son tensiones que pasan para 2016.
Entre el peronismo que se viene, y el kirchnerismo minoritario que se va, aunque se resista a partir.
Se extiende desde La (Agencia de Colocaciones) Cámpora, que atraviesa su propia interna para tratar pronto, hasta el extraño Partido Comunista, el Frente Grande y todos los sellos Buscapinas del pretexto humanitario que componen el frepasismo tardío. Se encuentran aferrados al presupuesto, con excelente posicionamiento en las cámaras, y con la militancia rentada en la totalidad de los ministerios, o directorios de empresas.
Se descuenta que, en el primer tramo, podrán conservar sus sueldos y privilegios, pero desde ya se advierte la persistencia del conflicto tan anunciado. Obligado. Como la propia traición.

La moda del oportunismo

Ante la impotencia o el horror de Macri y de Massa, se instala, aparte, otra certeza. Es la moda oportunista. Consiste en saltar -como sea- hacia el bando de Scioli. O resignarse.
Los empresarios que hicieron lo imposible para unir las fuerzas de los (torpemente) divididos Macri y Massa, y así acabar con el peronismo agotado, ahora cuidan sus figuras. Como si se entrenaran para practicar el fútbol de salón.
Los oportunistas, los que ven debajo del agua y nunca se equivocan, hoy marcan los ritmos del resultado que, a su pesar, se impone. Aunque puedan, y aún desean, matemáticamente equivocarse.
Sólo a partir de la certeza del advenimiento sciolista se entiende el desplazamiento ornamental de la señora Mónica López, La Blonda.
Con su salto, López estimula la pasión del antiperonista que prefiere inclinarse por agraviar. Por espantarse, antes que entender. Riesgosamente lo que demuestra Mónica López es que el poder está del lado de Scioli. Y que insistir con Massa, como su marido, es otra manera frugal de perder el tiempo.
Quienes condenan a La Blonda en nombre de la ejemplaridad moral, o de la gastada ética republicana, no entienden la perversidad del juego que inspira la próxima literatura antiperonista, con seguro destino de éxito.
En elecciones lo prioritario es ganar. Y en el poder peronista lo ontológicamente recomendable es estar adentro. Como lo entendió Tito Lusiardo, alias Juanjo. O Francisco De Narváez, El Caudillo Popular. Y la totalidad de los Soldados de Salamina que volvieron desde La Franja de Massa.
El conjunto interminable de “vivos” que Sergio, acaso por fallas de conducción, “tomó por b…” Ampliaremos.
O se es mandíbula o se es bocado.
De manera brutal, sepultada en el grotesco, La Blonda López demuestra que mantiene vocación para ser mandíbula. Y aunque la denigren, alcanza el anhelado renombre que le permite acomodarse en el bolillero. Para gobernar. Estar adentro. O bailar -por qué no- por un sueño. Atractiva es. La mandíbula puede atreverse.

La vuelta del peronismo ontológico

Pese a los enojos que se sobreactúan, La Doctora prosigue la monotonía del proceso electoral, con relativa -según nuestras fuentes- indiferencia. Pero decidida a ser protagonista de la cadena nacional, hasta el penúltimo día. Más preocupada por la estabilidad inmediata, por el control casi asegurado de la justicia, que por el regreso estratégico.
El regreso entusiasma a los adeptos que dependen exclusivamente de La Doctora. Como la señora de Carlotto. O su enemiga íntima, la señora Hebe.
A partir de sus reservas, ambas envuelven a los opositores y anticipan también, a sus maneras, que la banda es para Scioli. Aparte, ambas damas sospechan, razonablemente, que el peronismo dominante no las contiene. A lo sumo las soporta. Porque la centralidad del pretexto humanitario contiene el riesgo de esfumarse.
Hoy La Doctora está jugada a la suerte de Aníbal Fernández, El Neo Corach. Es el auténtico canal para recibir a los ambiciosos de la Agencia de Colocaciones.
Es Aníbal el que puede amagar, al menos, con alguna continuidad del conflicto con el Grupo Clarín. Donde comienzan a inquietarse, según nuestras fuentes, por sus propiedades en San Pedro, Provincia Inviable.
Es la guerra que Scioli, de llegar a la presidencia, en su traición obligada, amenaza tácitamente con clausurar. Consta que se está en las vísperas de la aceptación de la derrota.
Queda, para La Doctora, la amargura que crece en coincidencia con el rencor. Por la certeza de haber desgastado los últimos siete años en la beligerancia absurda. Contra el Grupo que fue sustancial para que El Furia, en el primer tramo, conquistara la hegemonía.
“Los kirchneristas dieron una sola gran batalla honorable, con Clarín, y para colmo la pierden”, confirma la Garganta. Resignada a convivir -así gane cualquiera de los tres- con un Grupo Clarín fortalecido. Con antojo de revancha y con el mismo plantel agotado, “cansado de guerra”, y avejentado.

Con la traición obligada, en la Argentina ontológicamente peronista se viene el peronismo ontológico que fue, en estos doce años, un instrumento complementario. Un beneficiario culposo del festín. O apenas un aplaudidor serial, para “estar adentro” y sobrevivir.

El post-Niembro y el periodismo estatal

Ingrata actitud de grandes orinadores de agua bendita.

sobre informe de Consultora Oximoron,
Redacción final Carolina Mantegari

“Dadme una pauta, Cesar, y dominarás el mundo” Anónimo
“Cada cual sabe cómo pagarse sus fromages” Jean Daniel

Introducción
Por la pauta

“¿Para qué pagar?”, se interpela la Garganta.
“Cuestan un dineral, y si tienen que matarte, salvo excepciones, te matan igual. Te entregan”.
Luego se exponen, para cubrirse, como “repentinos orinadores de agua bendita”.
Son los colegas que salieron a pedir por la cabeza de Niembro. A condenarlo.
Sin rastrear en exceso, a partir de inapelables testimonios de confesión, y con papelitos explícitamente confidenciales, Consultora Oximoron concluye que los orinadores son protagonistas del mismo fenómeno que desaprueban. Para constar, acaso, en actas.
Se impuso entonces el deporte de “pegarle a Niembro”. Para obtener aceptación social. Cierta credibilidad.
“Como primera medida higiénica, lo aconsejable es acabar con la pauta publicitaria”, confirma otra Garganta.
O suspender los innumerables auspicios personales, sean blancos o negros. Ampliaremos.
Pero es una utopía. La prensa, sin los aportes espirituales de las diversas cajas del Estado, se reduce hasta la inexistencia.
“No ponerse” entonces implica atentar, en cierto modo, contra la libertad de informar.

Osiris Alonso D’Amomio
Director Consultora Oximoron

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Por mal manejado, El Caso Niembro estigmatizó la campaña electoral de Mauricio Macri.
Le impregnó el marco más negativo. A través del inesperado aroma de la corrupción. Y de los espantos divulgados, con sublime inocencia, en la propia web. Y lo más grave: sin siquiera recibir un miserable mango de retorno.
“Quedamos, la verdad, Carolina, como unos pel…”, se lamenta un sensible macricaputista.

Los datos públicos fueron aprovechados por “los chicos malos”. Los que participan de la eficaz Mesa de la Perversión. Suele sentarse alguien del AFI, la invención de Parrilli que administra Olazagasti, otro audaz de la Justicia de Julián, dos periodistas de “la casa”. Y se privilegia, con la información pre-digerida, al ex auditor que identifica números debajo del agua (pero en el Riachuelo). Porque conoce a la perfección el gobierno del Artificio Autónomo, desde adentro. Como los mecanismos y las cuentas. Igual que cierta atractiva legisladora. Una Serpiente de discurso y desplazamiento veloz.
En menos de un mes, para el macricaputismo, el balance es desolador.
La tontería irrisoria, fuente de la irregularidad que se divulga, es efectivamente menos grave que la explicación. Se los ve tan tiernos y fáciles, que les entran todas las denuncias que se multiplican.
Se asiste entonces al fenómeno letal para la estrategia política, que está inspirada en la idea superior del cambio. Y se instala otra idea: “para qué cambiar”.
Como confirma el Cambalache del tango: “en un mismo lodo”.
“Todo es igual/nada es mejor”. Los embocaron.
Dijimos que Scioli dispone del inagotable cassette. Que Massa se blinda con Lavagna y De la Sota y desde la lejanía se pone más creativo.
Por su parte Macri se aferra a un guión. Y cualquier imprevisto que obstruya el guión desarticula el movimiento. Lo paraliza.
Y es tan vano como tarde cargarlo de culpas a Marquitos. A don Jaime. Al propio Mauricio.

Periodismo de Estado

Para Consultora Oximoron, el Post-Niembro refleja la patológica actualidad del periodismo en la Argentina, que es, mayormente, estatal.
Puesto que vive, en gran parte, de las “pautas publicitarias”. Fortalecen las facturaciones de las empresas encargadas de transmitir el producto informativo. O recreativo.
La interacción se complementa con los auspicios abonados, en general separadamente, a determinados periodistas de primera magnitud. Luminarias estatales que reciben respectivas espiritualidades a través de diversas cajas del Estado, sean nacionales o provinciales. Más permanentes y sustanciales que las empresas privadas, hoy deprimidas por la vigencia de una economía que expande su impotente mediocridad.

Lugar vedado para la transparencia. Abundan los periodistas que cobran, de las arcas del Estado, mucho más de lo que cobran los ministros que ellos critican, a veces merecidamente. Otras, sin piedad.

La noción cruda de “periodismo estatal” contiene a los grandes editores que reciben caudalosas millonadas por las pautas.
Por ejemplo el Grupo principal. Según nuestras fuentes, en lo que va de 2015, del Artificio Autónomo recibió más de 100 millones de pesos. A las cuentas del diario se le suma el canal abierto, y el canal “rosita” de noticias. Mientras que el otro diario, largamente centenario. recibió poco más de 15 millones.
Y hasta el Grupo oficialista que más castiga al macricaputismo moja la medialuna en el tazón democrático de la ciudad. Con más de 10 millones. Y hasta El Killer que los domingos suele despedazar al Jefe de Gobierno, por “corrupto”, ya recaudó sus buenos centenares de miles (aguardar mejor el próximo informe sin desperdicios, sobre “Los Auspiciados”).
“Todos, Carolina, mojan”, consigna otra Garganta.
Por piedad, el Portal no va a identificar a los rutilantes mojadores, ni citar la magnitud de lo mojado.
Sólo puede destacarse la indignación del director que carga con veleidades intelectuales. Al enterarse que Niembro -un comentarista deportivo- había cobrado más. Orinó litros de agua bendita con un artículo apasionado.

La “pelusa”

Determinados colegas, emblemáticos y exitosos, emergen como flamantes instrumentos de irritación.
No vacilaron en fusilar a Niembro por sus “graves faltas de ética”. Aunque mantienen con las empresas que los contratan, según Oximoron, acuerdos similares. Como los del vituperado Niembro con la Cadena Fox. Como si “la pelusa” formara parte, en definitiva, del sueldo.

Hoy cualquier aventurero se arma la productora para facturar y hacerse de pelusa. O para ofrecer hasta el servicio inútil del ““clipping informativo”, por decenas de lucas mensuales, aunque nadie lea sus orientaciones liminares. O para mojar con asesorías varias, casi inexistentes. O para recaudar pelusa con un programita pedorro de cable, o con una web complementaria, menos gravitante que el Portal, pero más sofisticada.
Todo sirve para la gloria de facturar pelusa. Sobre todo si se registra la mera pertenencia a alguna emisión exitosa con repercusiones. O se tiene la firma en un gran medio (“que paga un sueldo que no alcanza”).
Se roza la patología con el columnista que aprovecha la penetración del medio que lo contrata para presionar ante un distribuidor de pautas mágicas para los “bolseros” (los que merecen otro informe, para entender la manganeta de tantas radios desconocidas). El Buscapina propuso, por la proximidad del año electoral, un “fortalecimiento de la pauta”. 300 mil mangos más mensuales.
“Cualquiera te aprieta como una naranja”, confirma la penúltima Garganta del informe.

Algún colega venerable supo, incluso, excederse. Proyectarse, gracias a su influencia, en otros rubros. Incursionar, por ejemplo, en “el negocio de la basura”.
Otro fabuloso Buscapina presionó para que un pariente pudiera ocuparse, sin ir más lejos, de la cartelería.
La lista impresiona. Como los montos que perciben los dignos representantes del periodismo estatal. En forma directa, o de manera triangulada.
Y si no reciben pelusa pueden ponerse demasiado duros. Con la voz, o con las teclas.

Corresponde entonces masacrarlo colectivamente a Niembro. Para que el jubileo prosiga, como en el tango, donde “todo es igual y nada es mejor”.

El nocivo antikirchnerismo pasional

Facilita la permanencia del peronismo agotado

Escribe Bernardo Maldonado-Kohen, especial para JorgeAsísDigital

 

Quinto agotamiento

El peronismo registra aproximadamente un agotamiento por cada generación.

Dos de ellos fueron resueltos por los militares, en 1955, y en 1976 (para salir del paso ya no se puede recurrir a ellos).

Desde el primer golpe deplorable, el peronismo demoró 18 años míticos en recomponerse y recuperar el poder.

En el segundo, fueron 13 años, desde 1976 hasta 1989.

Hasta aquí, sólo en dos ocasiones el peronismo fue vencido en elecciones. En 1983 y en 1999.

La vigente etapa democrática arranca con el peronismo agotado. En la versión tradicional. Pero aquel peronismo, de gastada identidad, se renueva a partir de la colonización ideológica del radical que lo venció.

En el impulso, Alfonsín pretendió superarlo, con la gestación del Tercer Movimiento Histórico. Pero se estrelló con la economía, y en seis años el peronismo volvió a recomponerse. 1989.

Una década después se asiste al agotamiento de la versión menemista de la historia. No obstante, el fracaso de De la Rúa -que es quien electoralmente vence- llega demasiado rápido. En 2002, a través del vaso comunicante de Duhalde. Es donde se inicia el periodo que debiera culminar en este 2015.

Cuando se asiste al quinto agotamiento del peronismo, en su versión kirchner-cristinista. Literalmente antagónica de la expresión menemista aunque compuesta, en gran parte, por la misma dirigencia, fortalecida con un potente aparato políticamente digestivo que la capacita para asimilar piedras.

 

Entre la insolvencia y la nada

El peronismo de hoy se desgasta entre la insolvencia y la nada. Es el lugar donde se cobra, pero ya no se piensa.

Sin embargo no surge ninguna fuerza consistente que aspire a superarlo. Por lo menos, a suplirlo.

Algo agoniza pero nada nace. Sólo florecen guiones que se inspiran en el fracaso del peronismo que se agota.

Aparte, en la sociedad fragmentada, la hegemonía kirchnerista produjo un tendal inacabable de odios. De rencores macizos.

Se gestó un antikirchnerismo pasional, precario y primario. Se enreda entre los cables de la impotencia. Genera, por lo tanto, resentimientos.

Sin embargo, con (y por) el kirchnerismo, brota el fenómeno explicativo de la disidencia peronista. La particularidad no es original. Mantuvo su impronta trágica en los 70, con las muertes a canilla libre. Latrocinios que legitimaron las interpretaciones tergiversadas del kirchnerismo. Con esquemas e imposturas que aportan más patología de la actualidad.

La etapa reserva la aparición de una figura extraña. La del peronista crítico del kirchnerismo. Participa de la fobia antikirchnerista, pero con matices diferenciadores. Dependientes, en general, de la coyuntura. O de la oportunidad (no olvidar que la política es muchas veces un problema personal).

Este peronismo crítico, disidente o federal, se elevó para las elecciones de 2007. Culminó en el olvidable grotesco de la interna acotada entre Duhalde y Alberto Rodríguez Saa.

Hoy, casi extinguido lo que fue “el duhaldismo”, persiste la disidencia relativa de Los Rodríguez Saa. Les permite conservar, en 2015, aparte de una provincia, los dos puntos que resultan sustanciales para las ambiciones de los favoritos. Los polarizadores.

Scioli, respaldado por la estructura del Partido Justicialista (Vegetal), que sostiene el frepasismo tardío del Frente para la Victoria.

Y Macri, el centrista que se resiste a representar la derecha. Se exhibe asociado a los radicales (que absorbe).

De todos modos la disidencia peronista adquirió otra relevancia con De la Sota. Con el distanciamiento territorial del kirchnerismo que lo caracterizó, hoy De la Sota se muestra firmemente asociado a Massa, el tercero en la discordia.

Es Massa el polarizado que resiste la polarización, y presenta también el similar origen peronista. Aunque salpicado por una estancia de 10 años en el kirchnerismo. Desde 2003 a 2013. Cuando Massa se emancipa y le asesta -al cristinismo- la estocada final, con la Armada Brancaleone de minigobernadores bonaerenses. Para mayor confusión y entrecruzamiento, lo vence aliado, por entonces, a su cautivo Macri (que se desliga pronto de Massa).

 

Papelones sin importancia

En adelante, aunque Macri y Scioli cometan extraordinarias equivocaciones, o sean arrastrados por imprevisibles vulnerabilidades, mantienen sus valores casi asegurados.

Así se produzcan inundaciones expresionistas. O se suelten otros Niembros, que abundan.

Sólo deben abnegarse en contener lo conquistado.

Scioli se mueve en la franja inalterable del 40 como Macri lo hace en la franja del 30. Y el polarizado que desafía a los polarizadores, Massa, continúa en la franja del 20. A pesar de las ambiciones de recuperación. Quedan diez puntos casi testimoniales. Se reparten mayormente entre la honorable señora Stolbizer, y la izquierda esclarecida que consta en actas.

Con su derecho admirablemente lícito a terciar, la dupla Massa-De la Sota contiene a los votantes que deciden si la historia concluye en la primera vuelta, para algarabía de Scioli. O si se extiende hacia el balotaje, para algarabía de Macri (y matemáticamente aún de Massa).

Es aquí donde el antikirchnerismo pasional adquiere la gravitación más perjudicial para sus propios intereses.

Porque el antikirchnerismo se funde y se confunde con el antiperonismo.

El antikirchnerista pasional es, de pronto, también fervorosamente antiperonista.

Y es cada vez más angosto el desfiladero que separa al peronista crítico del kirchnerismo, con el antiperonismo de los antikirchneristas pasionales.

Es exactamente aquí donde el discurso antikirchnerista pasional muestra su nociva ineficacia.

Porque, por una cuestión de identidad, es más que difícil que el peronista crítico del kirchnerismo se asocie a una estructura, en definitiva, antiperonista.

 

Rehenes de los guiones

Cuesta suponer que los peronistas que se fueron seducidos detrás de la Franja de Massa vayan a sufragar en bloque, por Macri, en el balotaje.

O incluso también los peronistas de De la Sota. Asoman entonces los estudios que se convierten en verdaderas operaciones políticas. Indican que la mitad de los votantes peronistas de Massa, en segunda vuelta, apoyarían a Scioli. Y el 60 por ciento de los delasotistas. Aunque el peronista cordobés sea tal vez mucho más antikirchnerista que cualquiera. Pero de ningún modo es antiperonista.

Macri, rehén de sus guiones, se dio cuenta tarde que tiene que abnegarse en la seducción de los peronistas disconformes.

Massa, mientras tanto, con su repentina y libertina dureza, tiene más complicado un eventual retorno al peronismo. Decir, por ejemplo, que “Insfrán es un tirano” no lo ayuda.

Para el peronista cultural aquí vale el ejemplo que Rockefeller utilizaba para aludir al Dictador Somoza.

“Un hdp, sí, pero en todo caso es nuestro hdp”.

El agotamiento estricto del peronismo, que es real, resulta insuficiente para apostar por su derrota.

Desprestigiado, desgastado, debilitado, el peronismo se encuentra bastante cerca de mantener la permanencia. Facilitada, paradójicamente, por el antikirchnerismo pasional.

El peronismo agotado lo penetra, en el fondo, al antikirchnerismo pasional. Con un sexo breve, triste, lánguido.

Feria de vulnerabilidades

Mauricio, Sergio y Daniel (Miniserie perpetua): ¿Con qué o quién es preferible terminar? ¿Con Macri o con el kirchnerismo?

Escribe Oberdán Rocamora, Redactor Estrella, especialpara JorgeAsísDigital

“De esta, Sergio puede salir de dos maneras”, confirma la Garganta, y agrega: “Sale presidente o sale rico”.

En el periodo transicional, la consagrada miniserie –“Mauricio, Sergio y Daniel”, cliquear– se vuelve conjeturalmente apasionante. La novedad consiste en la carencia de novedades. Abundan los amagues.

Lo cierto es que Mauricio, El Ángel Exterminador, y Daniel, el Líder de la Línea Aire y Sol, están estancados.

Como confirma el poema del chileno Nicanor Parra: “Todo está como era entonces”. Apenas con un leve retroceso de ambos polarizadores, que se topan con la resistencia del polarizado, que no quiere serlo (ver “Polarizadores y polarizado”, cliquear).

Ocurre que se asiste a un cierto repunte de Sergio, El Renovador de la Permanencia, merced al festival de vulnerabilidades que ofrecen los dos que polarizan.

Claro que Sergio está sostenido por el pulmotor de De la Sota, El Cordobés Profesional. Continuar leyendo

Tres centristas felices

DANIEL, MAURICIO Y SERGIO (Instancia PASO): Llega la hora de hacer política en el bipartidismo fragmentado.

escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial

Conmueven. Los tres quedan conformes, contentos, felices. Eufóricos se abrazan, se besan, impera la auto-justificación entre los cánticos. En Costa Salguero, en el Luna Park, o en el Tigre.
En efecto, la pedantería electoral de las PASO transcurre, para la persistente miniserie, sin novedades significativas.
Primero Daniel, Líder de la Línea Aire y Sol, que no llega al 40. Araña los 38. Segundo Mauricio, El Ángel Exterminador, que pasa los 30 y se acerca al objetivo del ballotage. Tercero Sergio, El Renovador de la Permanencia, que supera los 20, y emerge, en la distancia, como la fuerza sustancial.
La potencialidad de Sergio puede inclinar la balanza a favor o en contra de Daniel o Mauricio.
Los polarizadores -Daniel y Mauricio- dependen, en cierto modo, del polarizado.
De los sufragios que deben pescar en el muelle de Sergio. Es el polarizado que más resistió la compulsiva polarización.

Absorciones y abducciones

Al costado del camino queda Ernesto Sanz, Eterna Esperanza Blanca, el radical absorbido. Y la coalicionista absorbida, la señora Elisa Carrió. La Demoledora.
Ambos -Ernesto y Elisa- para constar en actas le plantaron inútil competencia a Mauricio. Es quien los absorbe.
Aunque en realidad, con suerte relativa, ambos confrontaban con la señora Margarita Stolbizer, La Vecina Amable, la única que resistió la abducción.

“Para las PASO votamos a Sanz”, confiesa el militante de la Franja Morada, expresión universitaria del radicalismo. “Pero para las presidenciales vamos todos con Margarita”, agrega. Por Stolbizer. Como si hubiera prendido la fórmula Lousteau, El Personaje de Wilde.
Para Mauricio resulta fundamental contener, en adelante, esos 4 o 5 puntos esquivos de los radicales que les duele, y no terminan de dejarse absorber.

Para consolidarse en su función de árbitro, Sergio debe enfrentar una problemática similar. Le ganó la elección de potrero a José Manuel De la Sota, El Cuarto Hombre, que sorprende al mantener sus 8 puntos y consolidar su vigencia en Córdoba. Sin embargo le queda ahora a Sergio el desafío de retener los votos de De la Sota. Para que Daniel no se los absorba.
Conste que son sufragios de los peronistas críticos del kirchnerismo, que perfectamente pueden desembocar en Scioli.
Ya que el kirchnerismo, en adelante, es un complemento que no controla siquiera Santa Cruz.

Bipartidismo fragmentado

En la Argentina, en el fondo, aun existe el bipartidismo, aunque fragmentado. Como si se votara peronista o radical.
Aunque el radicalismo institucional haya sido abducido por el ascendente partido vecinal PRO. Para conformar, con concesiva diplomacia, el colectivo Cambiemos.
Otra propuesta que se suma a los frondosos escenarios de centro. Ya que resiste una izquierda esclarecida y minoritaria, pero aquí, en la práctica, no existe la derecha. Es un territorio libre de derecha. Nadie habla de la antigualla de la economía abierta, de las fenecidas privatizaciones, o de la ficción del libre mercado. Temas efectivamente maldecidos que se unifican con el concepto más nocivo, el neo-liberalismo. Pese a los fracasados intentos de La Doctora por transformarlo, a Mauricio, en el representante de la derecha que tanto necesita. Para fundamentar que ella está situada a la izquierda de algo, vaya a saberse de qué.

En este bipartidismo fragmentado Mauricio produjo un cambio inadvertido pero astuto. Abandonó la ilusión de ser el candidato cautivador de los peronistas, para inclinarse por las bondades del bando radical. Donde, por la suma de desertificaciones, es mucho más útil. Acertó.
Mauricio les sacó los votantes que los radicales creían mantener conservados en la heladera. Entonces, para acercarse al tradicional electorado perdido, para reconquistarlo, los dirigentes radicales no tuvieron otra alternativa que rendirse. Y proseguir la conducción estratégica de la señora Carrió. Al demoler el colectivo de Los 5 Latinos de UNEN, con los mormones del socialismo incluidos, para construir el Colectivo Cambiemos. Es decir, abandonar el progresismo presentable de centro izquierda, para instalarse, con comodidad, en el centro, así los radicales en Cambiemos sean complementarios.

El bipartidismo fragmentado se pone también interesante para la persistencia cultural del peronismo.
Junto a una conjunción de sellos buscapinas, el PJ Vegetal es la fuerza principal del Frente para la Victoria, que hoy roza los 38 puntos.
Pero los fragmentos peronistas se encuentran diseminados entre los 20 puntos de la improvisación UNA. Es la estructura artificial de Sergio y De la Sota.
Pero también se encuentra en el alucinante partidito de Adolfo Rodríguez Saa, El Alma de la Puntanidad.
Son los peronistas críticos distanciados del kirchnerismo. En aquel tramo donde se podía ser, a la vez, peronista y -en simultáneo- antikirchnerista.
Complejidad que cuesta explicar, en el país donde el que explica pierde. Pero que conserva los 22 o 24 puntos que Daniel, si no quiere arriesgarse a sucumbir en el ballotage, debe esforzarse en recuperar.
Aquí debe resaltarse que el antikirchnerismo salvaje se transformó, en su tontería, directamente en antiperonismo. Carece de sutilezas. Y en apariencia los pone, a los peronistas críticos del kirchnerismo, en una situación incómoda. Porque distan de coincidir con el antiperonismo más ciego de quienes los identifican, sin miramientos, con los kirchneristas. Sin matices diferenciadores. Porque, lo que agota, es el peronismo (leer Fernando Iglesias o Silvia Mercado).
El fenómeno no deja de ser curioso. Ni llamativo. Es el creciente antiperonismo de los radicalizados lo que más puede acercar, a Daniel, a los peronistas críticos del kirchnerismo.

Efecto Aníbal

Al cierre del despacho aún no se conocen resultados definitivos en La Provincia Inviable. Buenos Aires. Los números disponibles permiten registrar una formidable elección de la señora María Eugenia Vidal, La Chica del Flores de Girondo. Baluarte oxigenante de Cambiemos. Y muestra también la recuperación de Sergio, a través de Felipe Solá, La Cigarra.
Pero marcan también una ajustada victoria de Aníbal, El Neo Corach, sobre Domínguez, El Lindo Julián.
La circunstancia, de confirmarse, incentiva el debate sobre la influencia excesiva que se le atribuye a los medios de comunicación.
La violenta denuncia contra Aníbal sirvió para consolidar, en definitiva, el voto más duro a su favor. Y para cumplir con la voluntad explícita de Cambiemos. Indica que lo prefieren de adversario a Aníbal, y no a Julián.
Pero Aníbal, hasta aquí, se impone no sólo sobre Julián. En especial se impone sobre el periodismo que lo demonizó, hasta convertirlo en otro “cajón de Herminio”. Incluido el Portal, que le recomendó dar un paso al costado.
Aníbal es en adelante un problema, tal vez el mayor, para Daniel. Ya que el Anibalicidio” es el tema vigente, el más explotable, hasta el 25 de octubre.

Anibalicidio

Sobre informe de Consultora Oximoron.

Redacción final Carolina Mantegari, especial para JorgeAsísDigital

Al ritmo de Lanata

El periodismo sustituye -otra vez- a la política.
La condiciona, la diseña. La despoja de la amabilidad ficcional que suele caracterizar a los candidatos guionados.
Y le aporta tensión. Con la espectacularidad de Alfredo Leuco con el papa o La Doctora. Con la virulencia envolvente de Luis Majul. Con las irreverencias ingeniosas de Horacio Verbitsky.
Y con -por qué no- las reflexiones emotivamente racionales de la señora Mirtha Legrand.
Hoy la realidad vuelve a girar alrededor de la emisión televisiva de Jorge Lanata.
Se debe bailar al ritmo que impone su música.
Llega al extremo de marcar una frontera abierta, entre el antes y el después de cualquiera de sus coberturas. Sea con Amado Boudou, El Descuidista, o con “la ruta del dinero K” (por la marroquinería política).
O sobre la última entrega. El anibalicidio.
Con los testimonios cuestionables y frágiles que lo señalan a Aníbal como el autor intelectual del triple crimen de General Rodríguez (que en realidad aconteció en Quilmes). Por la muerte de aquellos tres muchachos obsesionados por los atributos del dinero rápido.
Exclusiva -y única- salvación espiritual en esta época nefasta.

Osiris Alonso D’Amomio

Director Consultora Oximoron

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La culposa extinción de la derecha

Daniel, Sergio y Mauricio (Última época): Excesiva oferta de centro atenúa al progresismo tibio y a la izquierda.

escribe Oberdán Rocamora
Redactor Estrella, especial
(con el apoyo secreto de Consultora Oximoron)

La oferta de centro resulta excesiva. La representación de centro izquierda es escasa. Y de la izquierda es mínima. El cuadro descripto acentúa la extinción culposa de la derecha.
Extraño país (la Argentina) en el que ya nadie es de derecha. Salvo algún marginal que se disponga a provocar. Hoy hasta los empresarios impugnan el neo-liberalismo. No se habla en público de “libre mercado”, ni de privatizaciones, ni de clima de negocios. Ni hablar de la marcada preferencia por occidente. Menos de la reconciliación nacional.
Aquí no queda lugar para ningún Sarkozy. Ni Merkel ni Uribe. Ni siquiera para un Rajoy.
La derrota de la derecha es semántica e ideológica. Sobre todo es cultural.

Consumaciones

Conste que, para suponerse casi de izquierda, el cristinismo solía abnegarse en la faena ingrata de derechizarlo a Mauricio Macri, El Ángel Exterminador. Para convertirlo, al menos, en una versión local del chileno Piñera. En algún momento Macri hasta se dejó construir como representante de la derecha “neo liberal”. A los efectos de ofrecer el perfil del opositor perfecto.
Hasta que de pronto Mauricio sorprendió. Fue en un domingo de retroceso erróneo. Con la adhesión explícita (aunque crítica) al kircherismo limpito. Para legitimar los desbordes que consumaron los hechos. Y luego rendirse, casi con resignación, ante la impostura de los hechos consumados.

Sea la catastrófica expropiación de YPF. Con la jactancia estatista de Axel Kicillof, El Gótico, que sobreactuaba para la tribuna. Al extremo de agravar el grotesco posterior de la capitulación incondicional, en la mesa de negociaciones. Que fue, en realidad, una mesa de humillaciones.

O se trate del asalto a los “fondos de pensión”. El manotazo hacia las AFJP, que elevó la consagración nacional de Amado Boudou, El Descuidista, que sería después habilitado para cumplir con el gran delirio (o negocio) de Néstor, El Furia. Quedarse con la máquina de imprimir papel moneda. El romanticismo del billete propio signó el descenso irresistible del Descuidista, hoy higiénicamente apartado. En un despliegue aún no concluido, donde se agudizan los escándalos contenidos en la Casa de la Moneda, y de su titular, la señora Katia Daura, La Inversora Veloz. Especializada en casonas de ocasión y redituables tintas AVI, de colorante suizo. Daura tiene que responder ante la Justicia, según nuestras fuentes, hasta por haberse apropiado, sin pagarla, de una sofisticada máquina Kugler, encuadernadora de pasaportes, también suiza. Ampliaremos.

O se trate también del pozo ciego, el abismo negro de Aerolíneas. Es la empresa “fiola” del estado. Dilapida el dinero de los contribuyentes que ni viajan. Y a los que viajan les brinda el servicio más deplorable, caro pero el peor. Hasta transformarla en la Aerolínea más fiola del continente que no sólo debe ser privatizada. Merecería ser, incluso, regalada. Para no dilapidar más los fondos del usuario colectivamente degradado.

Juego de las alteraciones rítmicas

El desplazamiento de Macri, desde la derecha (donde nunca estuvo) hacia la placidez desarrollista del centro, explica que, en el fondo, continuaría con los disparates que consumó La Doctora con el Estado. Aunque “para administrarlo mejor, y no para darle laburo a La Cámpora”.
El posicionamiento lo acerca, peligrosamente, acaso en demasía, hacia el imaginario que sostienen los otros dos protagonistas de la consagrada miniserie.
Daniel, Líder de la Línea Aire y Sol, que es el temporariamente favorecido en el juego de las alteraciones rítmicas.
Y Sergio, El Renovador de la Permanencia. Es el que quedó estancado y que hoy repunta. Asciende en el mismo juego de las alteraciones.
Daniel se muestra sorprendido porque “aún lo subestiman”. Y la severamente polarizada señora Carrió, La Demoledora, en su distribución gratuita de agravios, lo trata de “imbécil”. Como si Carrió no se hubiera dado cuenta que el menoscabado, el maltratado, se salió con la suya. Que los embocó.
Es el candidato exclusivo y único del Frente para la Victoria, y La Doctora que cotidianamente lo esmerilaba hoy lo aplaude de pié. Mientras Carlos Zannini, El Cenador, en cualquier momento se calza los cortos para aventurarse en el Futsal de Villa La Ñata. Y ya aprende letras de Montaner.
Si en las próximas dos semanas no es víctima del juego de las alteraciones rítmicas, Daniel se encuentra en condiciones de perforar hasta la superstición histórica más instalada. La que signa la imposibilidad embrujada del gobernador de Buenos Aires para convertirse en el presidente.
Mientras tanto Sergio, bastante más depilado, después de pasar la “Temporada en el infierno” de Rimbaud, y ya sin la saludable soberbia que portaba el año anterior, parece recuperarse. Para ser, entre los polarizados, el que se fortalece más por la magnífica presencia en su bastión. Buenos Aires, La Provincia Inviable. Donde Felipe Solá, Comodín del Mazo de Massa, cultiva la apertura de caminos entre los dos centristas que compiten por el favor de Scioli y La Doctora. Aníbal, El Neo Corach, y Domínguez, El Lindo Julián. Y la centrista que instala el PRO, la señora María Eugenia Vidal, La Chica del Flores de Carriego.

El excesivo amontonamiento del centro logra que la señora Margarita Stolbizer, La Vecina Buena, la progresista tibia, hasta parezca de centro izquierda. Apoyada por los mormones del socialismo de Santa Fe, por el creativo personaje de Oscar Wilde, Martín Lousteau, El Desplazador, y por los intelectuales presentables en sociedad, como la señora Beatriz Sarlo, el sobrio embajador Mayoral y el impetuoso Fontevecchia. Seres notables que buscan diferenciarse ostensiblemente del bloque de centristas que confrontan por cuestiones personales, estimuladas con las egolatrías casi inofensivas. Ya que diferencias de proyecto, entre ellos, en el fondo, no existen. Sólo son énfasis olvidables de la oralidad.
Y tanto centro que abruma hasta el aburrimiento logra, incluso, que el dirigente juvenil Jorge Wermus Altamira, El Trotskista Académico, pueda ser generacionalmente equiparable al Pablo Iglesias del Podemos español.
Lo que falta en la carta -se insiste- es la derecha. Extinguida culposamente en la Argentina. Como los aristócratas y los oligarcas.

Pedantería de las PASO

Para terminar, la pedantería electoral de las PASO. Tenemos, en el primer plano, a dos reconocidos integrantes de la miniserie. Son los centristas principales.
Primero Daniel, que confirma ser peronista. Carga la tobillera electrónica del cristinismo. Merodea el circuito de los 40 puntos, que aún no los alcanzó. Está ahí.
El segundo, Mauricio -el centrista que representa una suerte de cristinismo sin cadenas nacionales ni arrebatos, administrativamente probo y bastante limpito- merodea la franja de los 30. Y ya la pasó. Con la ayuda de los dos polarizados radicales centristas. Son Ernesto Sanz, Eterna Esperanza Blanca, y la señora Carrió, que distribuye insultos y no supera, a lo sumo, los tres puntos.
Ambos siguen el camino electoral que les ilumina Leopoldo Moreau, El Borocotizado.
El tercer centrista es Sergio, que pugna por pasar la frontera de los 20 puntos. Con la ayuda incluida de De la Sota, El Demócrata y Cristiano, que debiera asumir el dolor de la presumible despedida.

De resultar plausibles las tendencias que nos dicta Consultora Oximoron, quedan entre 10 y 12 puntos, tal vez 13, para repartir entre la irreprochable señora Stolbizer. Y para el vigorizante cuadro del Podemos Autóctono, Altamira Wermus, que merecería gobernar para el diseño de un país más entretenido. Como el que podría animar, con acción y aventura, el último participante, Rodríguez Saa, El Alma de la Puntanidad.

Zannini y Sabbatella: dos tobilleras electrónicas

Polarización de perdedores
El regodeo se traslada desde Massa a Macri.

escribe Bernardo Maldonado-Kohen

De la Sota y Massa suelen enojarse, con ciertos fundamentos, cuando se habla de la polarización entre Scioli y Macri. Los deja afuera. Polarizados.
Cuesta entender que se trata de una polarización de ganadores que pierden, con frecuencia, elecciones distritales. Polarización de perdedores.
Scioli perdió en Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Río Negro, el Artificio Autónomo de la Capital. Hasta aquí, sólo celebró en Salta, La Rioja y Tierra del Fuego.
En cambio Macri, de acompañante, sólo ganó en Mendoza. Y ayer, de manera casi agónica, en su distrito, la Capital. Pero fue donde terminó de recibirse -según la evaluación- como verdadero político.
Consta que Macri perdió en 9 comunas de 15. Que un gran sector de la clase media le mostró la tarjeta amarilla. Sin embargo se comprobó que se encuentra en condiciones de construir la propia realidad. Para entregarse a la simulación de la alegría. Con la piel de cuero, como corresponde. Para modificar, en adelante, el discurso. Y empezar saludablemente a hablar de algo. Del cambio, por ejemplo, pero con alguna idea. Aunque sepa que hoy es el protagonista principal del regodeo. El flamante señalado por los oportunistas que explotan el error ajeno.
Tanto hablar de cambio, en abstracto, para que irrumpa, de pronto, Lousteau, en representación del cambio, en concreto. Y le brinde la lección que el macricaputismo, en el fondo, necesitaba.
Polarización de perdedoresEn adelante, para no sucumbir, Macri tiene que entregarse a la acción política, para la que está preparado. Sin confiar, apenas, en los slogans efectivos, que derrochan insuficiencia.
Cuesta entender que, pese a la proliferación de las derrotas, sean igual Macri y Scioli los que polaricen. Para indignación de los polarizados que no se resignan.
En el portal se escribió que la victoria aquí no está para el que acierte más. Está para quien se equivoque menos (ver “El error como motor de la historia”).
Del mismo modo, el que pierda menos es quien va a convertirse en el ganador final.
Es el sentido estricto de la polarización de perdedores. En una política signada por la derrota, en el país (derrotado) que debe “reconstruir su credibilidad”, al decir de Luis Gregorich.
Como los encuestadores, que hoy también son señalados como los graves vencidos.
Pero el tema -es una hipótesis- no es meramente contable. Es analítico. La falla no está en el número. Está en el error de la interpretación.

La obsesión por la pureza

Resuelto, angustiosamente, el litigio electoral del Artificio Autónomo, a favor piadoso de Macri, la atención -y sobre todo la tensión- se traslada ahora hacia Buenos Aires. La sustancial Provincia Inviable.
En simultáneo, se traslada el regodeo, desde Massa hacia Macri.
Justamente en el territorio único donde Massa aún conserva cierta fortaleza. Y donde Massa necesita recuperarse de la humillación de no haber sido aceptado, como aliado, por Macri. Para vencer al cristinismo hoy sciolizado. Como lo vencieron juntos, Massa y Macri, en 2013. En una victoria que sólo fue facturada por Massa, y que lo catapultó, ilusoriamente, hacia la presidencia. Hoy una ambición -por qué no decirlo- lejana.
Para algarabía de Scioli y de La Doctora, el entendimiento entre Macri y Massa no pudo recomponerse en 2015.
Polarización de perdedoresEn el regodeo, a Macri se le reprocha la reconocida obsesión “por la pureza”.

El sectarismo virtual de Macri lo instiga a cultivar la política de circuito cerrado. A proponer sólo fuerza propia, con incondicionales.
Pureza legitimada, según nuestras fuentes, por la desconfianza. Sobre todo por el temor a la traición.
En efecto, por la clásica desconfianza fue que Macri no llevó, en el primer plano de su fórmula, a un radical. Así se tratara del más confiable Sanz, que presentaba el atributo de no aportar votos decisorios.
Fue por temor a que, en la primera de cambio, los radicales pudieran plantearle la rosca de la diferencia.
Una reticencia profunda sirvió también para no acordar con Massa, al margen de las cuestiones personales, que (tal vez) no vienen al caso.
Por la sospecha que, ante la primera diferencia, Massa pudiera entenderse directamente con los peronistas y dejarlo a Macri mal parado. Colgado. O en el piso.

Pujas domésticas

Como si fuera el sabot del “punto y banca”, la dificultad pasa ahora desde Macri hacia Scioli.
Hasta hoy, Macri demoraba el desembarco final en la Provincia Inviable. Por la puja doméstica del Engendro Cambiemos. Entre el estático Rodríguez Larreta, que creyó tener la suerte atada, y el dinamismo de Lousteau, que llega con hambre lícito de poder.
Ahora es Scioli el que se encuentra atravesado por otra puja doméstica. La del Frente para la Victoria. Es entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez.
Polarización de perdedoresDos que confrontan, entre sí, para beneficio temporario de la señora María Eugenia Vidal, la candidata de máxima pureza del PRO. Y de Felipe Solá. Es el eterno sobreviviente que surfea entre la ola del repunte que lo favorece a Massa. En el distrito clave y exclusivo donde Massa aún conserva legitimidad y protagonismo. En todos los restantes, aunque se enoje, solo participa.

Téngase en cuenta que La Doctora quería presentar una sola lista para presidente. Y otra para gobernador.
Para la fórmula presidencial, tuvo suerte. La Doctora decidió colocarle a Scioli la tobillera electrónica de Zannini, como vice. Y para gobernador quería ponerlo a Randazzo. Precisamente al instrumento descartable que Zannini utilizaba para ablandarlo a Scioli.
Significa confirmar que Randazzo, por el error de tomarse en serio, por adherir a la utopía superada de la coherencia, “absolutamente enfermo de importancia personal” (Jauretche), con la negativa, iba a provocarle, a La Doctora, un severo daño estratégico.
Entonces La Doctora debió tragarse el batracio de la desobediencia. Y armar las pesadas parejitas que hoy tanto le preocupan. Y con razón. Porque una pugna interna, elegantemente metropolitana, entre Rodríguez Larreta y Lousteau, nunca puede compararse con una interna en la provincia inviable. Entre Quilmes-Morón, o sea Aníbal-Sabbatella, y Chacabuco-La Matanza, o sea Domínguez-Espinoza.

“El peronismo pudo haberse amariconado un poco”, confirma la Garganta. “Pero algunas escenas de pugilato tiene que haber”.
Razonamiento simple. Si no se registran peleas, es porque el peronismo perdió su histórica virilidad. Si se registran sirven como imágenes potenciadoras. Útiles, como los “cajones de Herminio”, para espantar a la sensible clase media de “todo el país”.

En PRO lo prefieren a Aníbal

Polarización de perdedoresEn el PRO, según nuestras fuentes, lo prefieren a Aníbal. Es decir, que la señora Vidal, después de las PASO, compita por la gobernación con Aníbal, el famoso de lengua temible. Y no con Domínguez, menos conocido pero bastante más presentable. Porque trafica -sin confesarlo- el misterioso apoyo del Papa más “girado” de la historia del Vaticano.

Al contrario, ciertos mini-gobernadores del conurbano, como los significativos Curto y Othacehe, lo prefieren a Domínguez. Aunque se encuentre por debajo en las encuestas (que ya no tienen credibilidad). Con una diferencia -según los “anibalistas”- irremontable.
Ocurre que los mini-gobernadores no toleran la presencia de Sabbatella. Es la tobillera electrónica que padece Aníbal, por decisión de La Doctora, que es perversa y también lo prefiere a Domínguez. Como Scioli.
Los mini-gobernadores culpan a Sabbatella de la totalidad de paludismos y viruelas que asolaron la provincia. Por haberlos enfrentado y hacerles la gestión imposible. Desde los concejos. Con colectoras y comisiones investigadoras.
En PRO lo prefieren como rival a Aníbal pero no por cargar con la tobillera electrónica. Confían en la imagen negativa que Aníbal arrastra en las encuestas que ya nadie, en el fondo, toma con seriedad.

Sin embargo, digitar la preferencia del adversario suele presentar sorpresas desagradables. Le pasó a Alfonsín, en 1988. Cuando Alfonsín creyó que para el radicalismo era más fácil confrontar con Menem que con Cafiero. Polarización de perdedoresAl final Menem lo embocó primero al peronista Cafiero y después lo embocó al radical Angeloz. El riesgo es que Aníbal, el preferible, sin misericordia, pese a la alta negatividad, los emboque.

Bernardo Maldonado-Kohen