“No vas a ver más a tus hijos”, amenaza él mientras conduce su automóvil y lo estrella contra un camión, con sus hijos adentro, en una ruta de la provincia de Entre Ríos. Otro hombre cita a una mujer en un bar del porteño barrio de Caballito; había sido su compañera de escuela durante la adolescencia y había logrado contactarla después de muchos años. Ella, para encontrarse con él, busca un lugar donde todos puedan verla, porque le resultaba sospechosa su insistencia. Ni siquiera así logra escapar de la violencia femicida. Este lunes fue hallado el cádaver de una adolescente de 14 años que se encontraba desaparecida en Santa Fe. Su cuerpo estaba enterrado en el patio de la casa de su novio, que confesó ser autor del hecho.
Apenas tres hechos nada más de los tantos que cada día nos dejan sin respiración. Las estadísticas son escalofriantes: cada treinta horas una mujer es asesinada en Argentina solo a causa de serlo. Es decir, cada treinta horas una mujer muere víctima de la violencia machista. Y también es habitual que el maltrato, e incluso la violencia letal, alcance a hijos e hijas.
Según detalla el Observatorio de Femicidios de la Asociación Civil La Casa del Encuentro, en 2013 se produjo un recrudecimiento de la violencia de género, pese a que el Congreso Nacional aprobó un nuevo régimen que castiga el delito de femicidio con reclusión perpetua. Y en estos pocos meses del 2015 las cifras son alarmantes.
En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el 54 % somos mujeres, y el 44 % de esas mujeres son sostén de familia. En un informe, elaborado por el Ministerio de Desarrollo Social porteño y por el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género, se indica que dos de cada diez porteñas fueron o son golpeadas por sus parejas o exparejas; seis de cada diez reciben insultos a diario, son maltratadas o menospreciadas. También surge de ese informe el dato de que solo una de cada diez mujeres hace la denuncia.
No es apenas un problema porteño. El flagelo de la violencia femicida se extiende a todo el país. Pero la preocupación de los políticos oficialistas y opositores por el trato a las mujeres no es creíble: mientras se escandalizan por las altas cifras de femicidios, impiden que se trate el proyecto de ley de la Campaña Nacional por el Derecho a la Aborto y se legalice el aborto, que es la causa por la que también muere otra mujer diariamente en el país. Gobiernos, Poder Judicial, funcionarios que también miran para otro lado o encubren –cuando no son directamente copartícipes o clientes– a las redes de trata que secuestran, explotan, violentan e incluso matan a jóvenes mujeres que son obligadas a prostituirse en locales ¡habilitados por los mismos municipios!
El Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) y las mujeres de Pan y Rosas en el Frente de Izquierda luchamos por una vida libre de cualquier forma de violencia y discriminación contra las mujeres y la comunidad LGTB. Por eso levantamos esta voz durante la campaña electoral, donde somos la única fuerza política encabezada por una mujer que se presentará en las próximas elecciones generales de la Ciudad de Buenos Aires, llamando a las mujeres trabajadoras y a las jóvenes estudiantes a organizarnos, porque la única respuesta que podemos dar a este flagelo es con nuestra fuerza de lucha, colectiva e independiente de los partidos tradicionales. Y el próximo 3 de junio, a las 17 horas, en el Congreso Nacional y en todas las ciudades del país, te esperamos para marchar con nosotras, porque queremos fortalecer esa voz y que se oiga bien fuerte “Ni una menos”.