La noticia decía que un padre autorizó a su hijo de 11 años a manejar un auto en la autopista Buenos Aires-La Plata y, cuando lo detuvieron, alegó que como el chico estaba triste por una situación familiar traumática -la separación de sus padres-, él le había dado un “gusto”. (sic)
Enfrentarnos al dolor no es nada fácil. Enfrentarnos a la tristeza de nuestros hijos menos. Pero aprender a atravesar duelos sin taparlos es parte del crecimiento sano.
El caso periodístico es un extremo. Pero ¿cuántas veces vemos papás y mamás que tapan agujeros afectivos con juguetes? ¿O que justifican su poco tiempo dedicado a ellos con permisividades varias?
Es más fácil decir sí que no. Pero cuando le decís no a un chico, cuando lo enfrentás a la frustración, a que no todo se puede ni todo se debe, lo estás queriendo sanamente
Los hijos no vienen con un manual de instrucciones bajo el brazo. Pero ser padres es poner límites y sostenerlos. Aunque cueste trabajo.