Pontaquarto fracasó. A pesar de brindar hasta el último detalle del monto total, del origen, de la ruta del dinero, el destino de las coimas y las cifras asignadas a cada uno de los senadores beneficiarios y muchas otras evidencias, él y todos los responsables de las “coimas del Senado” quedaron absueltos. Pruebas y fiscales que las aportaron fueron pasados por arriba, y hasta los acusadores y testigos corren peligro de ser acusados ahora de “armar una falsa y disparatada causa” -lo que establecería una advertencia poderosa a futuro para quienes estuvieran pensando en sacar los pies del plato.
La prensa ha puesto su eje en la “impunidad”, pero ni siquiera desde este estrecho punto de vista se llega hasta el final. Omiten que la redacción de la ley Banelco salió de las oficinas de Techint. Javier Tizado, personero de Paolo Rocca, nombrado secretario de Industria por el gobierno de la Alianza, fue el redactor de una reforma laboral que legalizó los preciados convenios por empresa. La Nación llegó a publicar que “los fondos de los sobornos habrían salido de una importante empresa”.