Miguel Angel Pichetto anticipó el tratamiento inmediato en Senado del rescate a Repsol para conseguir la autorización de deuda del Congreso, una cifra que con capital e intereses superaría los 12 mil millones de dólares. Tras cartón irá a Diputados. Mientras se recalientan las pantallas televisivas entre el gobierno y Massa, el macrismo y los radicales, con el tema del Código Penal, el eje económico y político del país pasará por Repsol. Es que el resarcimiento a la petrolera española -en cuyo paquete accionario gravitan fondos de inversión norteamericanos- implica una hipoteca para el Estado y el comienzo de todo un ciclo de re-endeudamiento. En momentos en que millones de familias se ven afectadas por las huelgas generales de los docentes, podríamos decir que es Repsol o los docentes.
Cristina en su discurso de apertura de sesiones, trató de levantar el muerto de las contradicciones ilevantables de Kicillof acerca, por el ejemplo, del “pasivo ambiental incalculable” que dejó Repsol, haciendo uso y abuso de Vaca Muerta como joya rescatada. Se trata de un patrimonio más incalculable todavía porque la extracción del shake tiene un costo que excede el precio internacional del petróleo actual y generaría un pasivo ambiental infinitamente más incalculable. Pero YPF no es dueña del subsuelo que es nacional, sino de las concesiones para adjudicación que manejaba Repsol. Su expropiación no tiene costo alguno porque Repsol incumplió las cláusulas de desarrollo de esas concesiones inscriptas en la Ley de Hidrocarburos, puesto que no tenía el crédito, la tecnología, ni la intención de hacerlo dado que su política es la diversificación internacional de inversiones.
Todo el pago a Repsol que llegaría a u$s 6500 millones de dólares, según sea el valor de los títulos en el mercado, más los leoninos intereses, no es una indemnización sino un rescate a un vaciador. Sólo el pasivo ambiental dejado y no considerado fue calculado por el insospechable gobernador Peralta, algo díscolo con los K pero en absoluto con las petroleras, en u$s 3000 millones de dólares. El Tribunal de Tasaciones de la Nación tasó en apenas algo más de u$s 1000 millones el valor de la compañía, según informó el diario La Nación del 28/2 Recordemos que Repsol dejó una deuda de u$s 9000 millones a YPF y ahora se incorpora al convenio la absorción por parte del estado argentino de todos los juicios de todo orden de terceros contra Repsol originados en YPF. Las cuentas no cierran por ninguna parte.
Repsol colocó durante su administración 13 mil millones de dólares y retiró 22 mil, según dijo Kicillof hace dos años. El ministro “chiquito pero rendidor” olvidó ahora que Repsol pagó la compra con plata de la compañía que compró, o sea de los argentinos. Olvidó que Repsol llegó a girar el 120% de sus utilidades, puesto que tomaba préstamos para sobregirar. Olvidó que el grupo Eskenazi, en la llamada “argentinización” de Néstor Kirchner, pagó su participación accionaria con utilidades de la propia compañía. Este tema debió ir al Congreso antes de ninguna firma. El Congreso deliberará bajo extorsión del directorio de Repsol que ya aprobó el acuerdo y que más adelante, con semejante masa de títulos en su poder, tendrá la potestad de voltear de un saque la cotización de los títulos argentinos de deuda.
Tras el acuerdo Chevron, este nuevo tramo del “estatuto colonial” petrolero que es la indemnización a Repsol, forma parte de un nuevo esquema económico en la Argentina que lleva al extremo su “primarización”: soja, minería, petróleo. Esto mediante todo un régimen de reendeudamiento del estado, concesiones de exportación y liberalización de giro de utilidades a las multinacionales, garantizado por precio internacional y en dólares en los surtidores. Ese es el eje del acuerdo con Chevron, del cual todavía se desconocen cláusulas confidenciales que con seguridad dan garantías por el desastre ambiental a la compañía con fuertes juicios internacionales por el tema.
El gobierno ha tomado las banderas de la “opo”, por eso el apurado apoyo de Sturzenegger. Las coartadas tipo Carrió, para disimular el apoyo denunciando la no intervención del Tribunal de Tasación se han caído, porque el Tribunal estampó su firma en el acuerdo, aunque no publicó tasación alguna. Das Neves, de Massa, adelantó que “tendremos que pagar caro” la “mala administración”, pero pagar. No estamos ante un problema de violación de normas del Estado de Derecho, estamos ante un acto de entrega nacional que es parte de un brutal ajuste contra las masas populares.
No sólo anticipamos nuestro voto negativo. La izquierda obrera y socialista tiene toma las banderas antiimperialistas. Llevamos este debate a los centros y federaciones estudiantiles, a todas las organizaciones obreras combativas, a todas las fuerzas sociales y políticas que se reclaman antimperialistas. Rechacemos el escandaloso rescate de los vaciadores de YPF.