Macrismo y economía

El Pro ha tenido un contundente triunfo en las PASO. El espacio macrista se consolidó como la propuesta de cambio y de una Argentina diferente. Si bien el Frente Para la Victoria (FpV) actúa como si no fuese a dejar el poder en pocos meses, lo cierto es que doce años de kirchnerismo están por dar paso a una nueva gestión de gobierno, salvo un eventual triunfo de Scioli. El fuerte presidencialismo en Argentina y la fuerte figura de Néstor y Cristina Kirchner no hacen más que incrementar las expectativas de cambio. Por supuesto, si el Pro va a ser o no el partido de donde surja el nuevo presidente aún está por verse. No es, al menos para mí, del todo claro que el resultado de las PASO en CABA haya sido a favor del Pro sino en rechazo al FpV y ex-kirchneristas (por ejemplo Massa).

El éxito del Pro en las PASO también hace más real, al menos en el imaginario público, la posibilidad de Macri como presidente. De ser ese el caso, ¿qué le puede esperar a la economía Argentina? Esto muy difícil por tres motivos: (1) no se ha presentado ningún plan concreto, (2) el énfasis en la calidad de gestión no es brújula de qué medidas puede tomar el Pro, y (3) usar los datos fiscales de CABA como referencia no aportan mucha luz sobre los problemas que le próximo gobierno irremediablemente tendrá que enfrentar.

Callejón sin salida

El Pro, igual que la oposición en general, no está dispuesto a transparentar frente a sus votantes cuál es su plan económico en concreto. Sin embargo, la coyuntura argentina se encuentra en un callejón sin salida. Distintos indicadores de actividad económica dan entre 12 y 20 meses consecutivos a la baja. La presión fiscal es asfixiante y el déficit fiscal (Nación) debe rondar los 5 o 6 puntos del PBI. Desde el 2007 que la inflación se encuentra encima del 20%. Por las buenas o por la malas, tarde o temprano, va a ser necesario un ajuste fiscal. En el 2001 se hizo tarde y por las malas. El próximo gobierno debería actuar rápido para evitar costos mayores.

El kirchnerismo dejó pasar la oportunidad de solucionar el desequilibrio fiscal de manera gradual, por ejemplo, hacer que el gasto público crezca más despacio que el PBI y por lo tanto alcanzar un equilibrio fiscal. Ahora ya es demasiado tarde y un congelamiento o disminución del gasto es inevitable. La solución a este problema es lo que tanto el Pro como la oposición callan. Es, sin embargo, lo que va a definir la economía Argentina a partir del 2016. Por soluciones concretas me refiero a ser transparente y claro en cómo se va a solucionar un problema y no en meramente decir cuál problema se va a solucionar. De poco sirve decir que el 11 de diciembre se elimina el cepo cambiario si no se discute el cómo.

A veces el Pro parece tener la convicción de que el mero cambio de gobierno generará un cambio de confianza y expectativas suficiente para atraer capitales. Esto, creo, es un diagnóstico equivocado como lo fue el creer que la llegada de la figura fuerte de Cavallo al gobierno de De la Rúa iba a ser suficiente para calmar a los mercados. Argentina está en default y con cepo entre muchas otras restricciones. Esta realidad no va a cambiar por el mero hecho de que cambie el gobierno. Argentina no va a recibir capitales sin solucionar estos problemas. Cómo el Pro pretende solucionar estos problemas sigue siendo desconocido.

El “Peligro Pro”

Un partido político puede no expresarse sobre el cómo solucionar problemas puntuales (el déficit fiscal, etc.). En estos casos, la ideología o principios del partido político pueden dar una idea de qué curso de acción pueden tomarse. El Pro, sin embargo, es un partido que parece carecer de ideología o principios institucionales. La ideología o principio del Pro es la “gestión.”

Pero esto puede ser peligroso. En nombre de mejorar la gestión se puede proponer mantener la estatización de empresas públicas deficitarias como Aerolíneas, plantear la eliminación del efectivo para combatir la evasión como si uno fuese culpable de este delito hasta demostrar lo contrario, usarse fondos públicos para hacer campaña política, etc. Argentina no necesita corregir desequilibrios en el modelo K, Argentina necesita un fuerte giro de 180 grados y el énfasis en la gestión no es indicador claro de que camino puede intentar seguir el Pro en materia de política económica. No es lo mismo administrar una ciuedad que estar al frente de un país que requiere un fuerte shock político e institucional. Son dos tipos de administración distinta.

Si bien la gestión kirchnerista deja mucho que desear, el problema de la economía Argentina es institucional, no de gestión. El problema de Cuba o Venezuela no es de una pobre gestión, es de un marco institucional que elimina libertades individuales a expensas del proyecto de poder político. Si el Pro gobernase Venezuela con las mismas instituciones pero una gestión más eficiente, los problemas económicos no desaparecerían. Esta ideología basada en la “calidad de gestión” es a lo que llamo “Peligro Pro” dado que no aporta restricciones al comportamiento del político. Por supuesto, al lado del kirchnerismo, prácticamente cualquier nuevo gobierno representa un mejora, pero los deseos de reforma política y económica que muchos esperamos del Pro pueden verse traicionadas en nombre de la gestión.

Resultados Fiscales y Deuda en CABA

Ante la ausencia de propuestas concretas y de una ideología y principios que nos puedan orientar hacia el futuro económico del país si el Pro ganase las elecciones presidenciales, podemos recurrir a ver la gestión en CABA del 2008 en adelante (Macri asume en diciembre del 2007). Especialmente en lo que respecta resultados fiscales, dado que la economía y seguridad en la ciudad no es ajena a la economía nacional y a la gestión de la Policía Federal que depende también de Nación.

El sitio web del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires no sólo tiene un formato que confunde con ser un sitio web del Pro, sino que carece de información actualizada, de uso amigable, o bien la misma se encuentra innecesariamente escondida. Tanto el banco de datos como las estadísticas fiscales del área de Hacienda ofrecen datos fiscales sólo hasta el 2012. Lo que el FpV ofrece en datos adulterados a través del Indec, la gestión Pro le compite en datos desactualizados. El área de información contable sí ofrece datos actualizados, pero los mismos están desagregados, complicando su uso. Los datos se encuentran en series de planillas Excel o archivos pdf de cientos de páginas

Según los documentos disponibles, los ingresos tributarios aumentaron un 172% entre el 2008 y el 2012, ubicándose a la par que la inflación para el mismo período. El Pro, al igual que el kirchnerismo, se ha caracterizado por sus aumentos de impuestos. Esto parece ir en contra de la “calidad de gestión.” La gestión ha sido también deficitaria. Para el mismo período, la deuda pública en pesos, dólares y euros aumentaron un 3306%, 182%, y 128% respectivamente. La deuda a fines del 2012 es de 6913 millones de pesos, 1275 millones de dólares, y 100 millones de euros.

Si bien el nivel de deuda de CABA no es tan alto como el de Nación, los datos disponibles para los primeros cuatro años de gestión del Pro no ofrecen una clara indicación del equilibrio fiscal que tanto necesita el país. Espero que de aquí a las elecciones los presidenciables nos ofrezcan el debate de ideas necesario para llevar adelante las reformas necesarias que el kirchnerismo se niega a realizar.

Emisión monetaria fuera de control

El primer bimestre del 2015 cerró con preocupaciones sobre el incremento en la emisión monetaria para financiar al sector público. La emisión de los primeros dos meses de este año es 4.60 veces superior al mismo período del 2014, al pasar de unos 4.800 a unos 22.000 miles de millones de pesos. Ante la falta de signos claros por parte del Gobierno sobre medidas para corregir los serios desequilibrios de la economía argentina, es normal que la tendencia de este comportamiento por parte del BCRA genere preocupaciones. ¿Puede esto impactar el nivel de precios? ¿Qué puede pasar con la deuda del BCRA (LEBACS)?

Es importante aclarar que la emisión para financiar al sector público no es igual a la expansión de la base monetaria. Que la emisión para financiar al sector público en el primer bimestre del 2015 haya sido 4.60 veces superior a la del 2014 no quiere decir que la base monetaria se esté expandiendo a ese ritmo. Financiar al sector público es uno de diversos motivos por los cuales la base monetaria puede expandirse o contraerse. El BCRA puede emitir pesos para financiar al tesoro y luego quitarlos de circulación minimizando el impacto sobre la base monetaria y sobre el nivel de precios. Por ejemplo, el BCRA emite pesos, se los entrega al Tesoro. El Tesoro los gasta y luego el BCRA los compra (quita del mercado) vendiendo LEBACS en el mercado financiero. De este modo se financia al tesoro al mismo tiempo que se restringe la expansión monetaria.

La base monetaria puede variar por 5 motivos: (1) compra de USD (divisas), (2) financiar al sector publico (Tesoro, etc.), (3) Pases financieros (operaciones con entidades financieras), (4) venta y compra de LEBACS (y NOBACS) y (5) otras operaciones. Cada uno de estos componentes puede ser positivo (expansión de la base monetaria) o negativo (contracción de la base monetaria). El neto de los cinco factores coincide con la expansión total de la base monetaria. El siguiente cuadro muestra desde el 2009 en adelante la expansión de la base monetaria (Exp. BM) junto a sus diversos componentes (en millones de pesos). Se ve que la emisión para financiar al sector público crece vigorosamente. De allí que se sostenga que la inflación tiene una explicación fiscal o se debe al déficit del tesoro y que a veces se confunda emisión para para financiar al tesoro con expansión de la base monetaria.


En el 2013 se aprecia un significativo salto en la emisión para financiar al sector público (alrededor de 2/3 ocurre en los últimos cuatro meses del año) al punto tal que supera a la expansión total de la base monetaria. El BCRA minimizó el impacto sobre la base monetaria vendiendo USD en el mercado. Ese año el BCRA perdió unos 12.700 miles de millones de USD en reservas; cuatro veces más que en el 2012. Con la salida de Marcó del Pont de la presidencia del BCRA y la llegada de Fábrega se cambia de política y en lugar de vender USD para minimizar el impacto sobre la base monetaria, se pasa a vender LEBACS. La velocidad a la que se perdían reservas en el 2013 no era sostenible. En el 2013, el BCRA pedía pesos contra la entrega de USD a cambio de expectativas de una devaluación (que ocurrió a principios del 2014). En el 2014 el BCRA pide pesos a cambio de altas tasas de interés; las LEBACS rinden entre 26% y 29%. Con un tipo de cambio que se devalúa a un ritmo menor, se puede obtener una ganancia financiera invirtiendo en LEBACS para luego comprar más dólares (si se recibe la autorización correspondiente). El siguiente gráfico muestra impacto sobre la deuda en LEBACS del BCRA.

El BCRA se enfrenta con un dilema al momento de decidir financiar al sector público. Si no se quitan los pesos emitidos de circulación, entonces los pesos que se utilizan para comprar bienes y servicios aceleran la inflación y los pesos que se utilizan para comprar USD afectan a la cotización del dólar blue; es decir, lo que no va a inflación va a tipo de cambio blue. Si el BCRA quiere evitar (o minimizar) el impacto sobre la inflación, entonces debe emitir LEBACS y quitar pesos del mercado financiero. Esto disminuye los ahorros (locales) disponibles al sector privado a la vez que eleva las tasas de interés. Las LEBACS (que no duran más de un año) están rindiendo entre 26% y 29%.

No es casualidad que el resultado sea una desaceleración y hasta caída de la actividad económica. Así como el ritmo de pérdida de reservas del 2013 no era sostenible, la emisión de LEBACS también tiene un límite. Este límite, sin embargo, es más difícil de identificar. Pero lo cierto es que eventualmente, el BCRA debe devolver el capital más el interés que el mercado asigna a las LEBACS. Una abultada emisión de LEBACS, por lo tanto, sugiere futuras presiones inflacionarias si la deuda en LEBACS se paga con emisión monetaria; menos inflación hoy a expensas de más inflación en el futuro.

¿Qué puede suceder con la emisión para financiar al sector público y la emisión de LEBACS para los próximos diez meses del 2015? Veamos un escenario, sencillo, para ilustrar la preocupación por la acelerada emisión para financiar al sector público en el primer bimestre.

  • A fines de febrero, la emisión para financiar al sector público llegó a los 22.000 miles de millones de pesos.
  • Ignorando que este es un año de elecciones donde el gasto público tiende a ser mayor, si se repite la misma emisión para financiar al tesoro que en el 2014, entonces el 2015 termina con una emisión total de 353.400 miles de millones de pesos para financiar al tesoro; más del doble que el año pasado (161.500 miles de millones de pesos).
  • Si en el 2015 la base monetaria se expande un 22% (similar a los dos últimos años), entonces el BCRA debe absorber unos 251.620 miles de millones de pesos extra; 2.60 veces la absorción realizada con LEBACS en el 2014.
  • Si las LEBACS rinden un 25%, entonces es necesario emitir 100$ en LEBACS por cada 80$ a quitar del mercado.
  • El stock de LEBACS en pesos a fines del 2014 es de 320.100 miles de millones de pesos.
  • Por lo tanto, la deuda en LEBACS se duplica en un sólo año.
  • Esto implica nuevos intereses por 62.905 miles de millones de pesos.

Las preocupaciones no solo son fundadas, sino que no es del todo claro que este panorama sea consistente con una desaceleración de la inflación en el mediano plazo.

Las cuatro etapas del populismo

En “Populismo Macroeconómico” (1990) Rudiger Dornbusch y Sebastián Edwards dividen el populismo en cuatro etapas luego de observar la experiencia de varios países latinoamericanos. El populismo siempre ha sido difícil de definir de manera precisa. No obstante se han identificado algunos rasgos característicos. Por ejemplo, la presencia de una propaganda política basada en movilizaciones, una retórica (o relato) y simbología diseñados para generar la atracción del electorado. Acuerdos y políticas destinadas a los sectores de bajos ingresos, con los cuales la clases política se identifica por más que provengan o se encuentren en clases medias o altas. También es factor característico el uso de chivos expiatorios y de teorías conspirativas.

Es por esto que el populismo a su vez encuentra puntos de coincidencia con la izquierda (socialismo) y con la derecha (fascismo). ¿Es el kirchnerismo socialismo o fascismo? ¿O acaso tiene actitudes y políticas de ambos? De allí que proyectos populistas sean calificados por algunos como socialismo aplicado y por otros como un tipo de fascismo.

Las cuatro etapas identificadas por estos autores son las siguientes:

Etapa 1

En los primero años, el diagnóstico de los políticos populistas es reivindicado. Las políticas macroeconómicas muestran exitosos resultados, aumento del PBI, baja del desempleo, incrementos del salario real, etc. La inflación se mantiene bajo control en base a regulaciones, capacidad ociosa, e importaciones financiadas con las reservas del Banco Central.

Etapa 2

Comienzan a aparecer cuellos de botella. En parte debido a la política de incentivar el consumo (descuidando las inversiones), la escasez de dólares, y la eliminación de stocks y capacidad ociosa. Un reacomodamiento de precios relativos, como una devaluación o controles de capital y del tipo de cambio comienza a ser necesario. El gobierno intenta, pero falla, en controlar el aumento de los ingresos reales y del gasto público. La economía en negro o informal comienza a crecer y el déficit fiscal empeora notablemente debido a los subsidios otorgados a bienes de consumo y el mercado de divisas (tipo de cambio.)

Etapa 3

Serios faltantes, aceleración de la inflación, y un evidente atraso cambiario llevan a una fuga de capitales y a una desmonetización de la moneda local de la economía. La caída en la recaudación por una menor actividad económica y el aumento en los subsidios empeoran aún mas el cuadro de déficit fiscal. El gobierno intenta cortar subsidios y devaluar un ritmo más acelerado la moneda. Los salarios reales caen y comienzan a aparecer signos de inestabilidad política. Es fracaso del proyecto populista es claro.

Etapa 4

Un nuevo gobierno lleva a delante ajustes “ortodoxos” , posiblemente bajo la tutela del Fondo Monetario Internacional (FMI). Los salarios reales siguen cayendo llegando a un nivel inferior al que se encontraban al inicio del proyecto populista. Esta caída del salario real (que no comienza con la reforma ortodoxa) se debe a que las políticas económicas del proyecto populista llevan a una disminución en las inversiones, depreciación del capital invertido, y a la fuga de capitales. El capital (financiero) se mueve de un país a otro más fácil que el trabajo. El menor capital per capita producto de las políticas populistas son la razón de la caída de los salarios reales.

Si bien Dornbusch y Edwards describen estas cuatro etapas en 1990, el paralelismo con el kirchnerismo es notable. Es que los populismos pueden cambiar los relatos, simbologías, y manera de presentar sus políticas de acuerdo a lo que en cada caso particular sea más apropiado para el proyecto. Algunos países, por ejemplo, tienen el Ministerio de la Felicidad. Otros tienen la Secretaria de Pensamiento Nacional. ¿Acaso se puede hablar de serias diferencias? Parece ser claro que el kirchnerismo se encuentra en la tercer etapa. ¿Serán las próximas elecciones presidenciales la puerta a la cuarta etapa? ¿Cuántas veces ya vivió Argentina este ciclo?

Si ben la descripción de las etapas es lo suficientemente clara y el paralelismo con el kirchnerismo evidente, hay algunas aclaraciones pertinentes por hacer. En primer lugar, según Dornbusch y Edwards, la cuarta etapa pone de manifiesto la caída de los salarios reales, pero no los produce. El llamado “sinceramiento de la economía.” El político populista, en cambio, utiliza la cuarta etapa como chivo expiatorio a quien culpar por los efectos de sus propias políticas para atraer votantes en las próximas elecciones sosteniendo que “con mi gobierno esto no pasaba.”

En segundo lugar, no es sorpresa que los populismos surjan luego de crisis económicas. No sólo porque brindan la oportunidad de seducir al electorado con teorías conspirativas (utilizar un grano de verdad para crear una gran falsedad), sino porque las crisis brindan las condiciones ideales para la primer etapa, donde se puede poner en marcha una “fiesta de consumo” aprovechando que la capacidad ociosa pone distancia a los cuellos de botella. De este modo se confunde recuperación económica con genuino crecimiento económico.

En tercer lugar, especialmente en los países con instituciones débiles y donde el populismo se encuentra presente en más de un partido político, el proyecto populista de turno culmina cuando se “choca con la realidad,” no cuando las instituciones ponen límites a la administración de turno. El gobierno de Menem, por ejemplo, que siguió al populismo de Ricardo Alfonsín, hizo reformas económicas más por necesidad que por convicción (sobre qué tan neoliberal fueron de hecho sus reformas ver esta nota en Infobae). No es casualidad que se identifique a la llegada del populismo peronista (que influye a más de un partido) como el inicio del retraso argentino respecto al mundo. La secuencia de caídas de ingresos reales de ciclo en ciclo mencionado en la cuarta etapa.

Por último, no es que el modelo económico bajo el populismo se agota, como si el mismo fuese consistente, pero llega un momento en que hay que cambiarlo. Por el contrario, el modelo económico nunca debió ser aplicado. Lo que se agota es el maquillaje del deterioro económico, no las supuestas virtudes del modelo. Dicho de otra manera, el problema no es identificar el momento correcto en el cual cambiar de modelo, el problema es identificar el correcto modelo de entrada. Aquel que hay que cuidar, pero no controlar abusivamente porque el modelo es consistente en sí mismo y por lo tanto evoluciona pero no se agota.

¿Vendrán inversiones a la Argentina en el 2015?

Con la cercanía del fin de año se van incrementando las expectativas de que el Gobierno solucione el conflicto con los holdouts. Este escenario viene acompañado de la expectativa de una mejora en la economía del país, que está quebrada. Sin una entrada de recursos del exterior, ya sea inversión extranjera o ahorros de argentinos, la economía del país difícilmente muestre mejoras importantes. Este escenario descansa en dos supuestos: (1) que se arregla el conflicto con los holdouts y (2) que llegarán inversiones al país. Ambos supuestos, a mi juicio, sufren de optimismo.

Hay dos cuestiones a tener en cuenta respecto al que el conflicto con los holdouts se soluciona luego del 2014. En primer lugar, si bien es cierto que a fin de año vence la famosa cláusula RUFO, también es verdad que esta cláusula no aplica al juicio que supervisa el Juez Thomas Giresa. Basta con leer la cláusula en el prospecto de deuda para ver lo explícita que es al misma en cuanto a que se requiere de acuerdos voluntarios, no cumplimientos de sentencias firmas que son no voluntarias por definición (páginas S-18 y S-69-70).

Es oportuno recordar además que el pago en efectivo a los holdouts representaba un monto menor del gasto público y que difícilmente pueda interpretarse como una negociación. Que la cláusula RUFO venza a fin de año, entonces, no implica que el Gobierno vaya a poner fin a este conflicto que ya lleva unos 13 años. En segundo lugar, si bien la administración nacional ha hecho explícitas las intenciones de solucionar el conflicto en el 2015, no es menos cierto que estas expresiones sugieren que el Gobierno ofrecerá una quita similar a la ofrecida a los holdings. Esta propuesta ya fue rechazada por los holdouts, quienes tienen un fallo firme a su favor con todas las instancias judiciales agotadas. Argentina no tiene que negociar con los holdouts, simplemente tiene que acatar el fallo que le exige cumplir con sus propios compromisos.

No obstante, si el conflicto llega a un rápido fin a principios del próximo año, es dudoso que sea suficiente para atraer inversiones de largo plazo al país. Por un lado están los recursos a los que puede acceder el Ejecutivo, por el otro la llegada de capital al mercado. Hay dos motivos por los cuales un gobierno puede no tener acceso al mercado de crédito internacional (sin sufrir un serio premium en la tasa de interés): porque está en default o porque no se tiene confianza en el país. Cuando los mismos que participaron del canje luego del default 2001 sugieren iniciarle jucio a los holdouts en lugar de acatar el fallo judicial, se hace lo contrario a generar confianza. Argentina se presenta al mundo como un país que no quiere pagar sus deudas, independientemente de cuál sea el presidente de turno (desde la Segunda Guerra Mundial Argentina estuvo en default o con deuda bajo reestructuración el 50% del tiempo.)

En lo que respecta a inversiones, el hecho de que Argentina salga del default no implica que la economía del país cambie dramáticamente sus perspectivas a futuro. Salir del default es un requisito necesario pero no suficiente para que Argentina sea un destino atractivo para inversiones de largo plazo. ¿Acaso las bajas inversiones extranjeras en el país se deben sólo al default? El cepo cambiario, una presión fiscal asfixiante, un elevado déficit fiscal, un marco regulatorio que hace de Argentina una de las economías menos libres del mundo, etc., son todos factores que no contribuyen a hacer al país un destino atractivo ni a empresarios extranjeros ni locales que deciden invertir en el exterior para proteger sus ahorros de la dirigencia política argentina.

Lo que sí puede suceder es que se facilite la llegada de capitales de corto plazo. Los llamados capitales especulativos que buscan obtener una renta al comprar barato y vender caro y no por administrar actividades productivas. Si, por ejemplo, se cree que las empresas nacionales están baratas dado que luego del kirchnerismo se espera alguna mejora institucional, se puede invertir en el 2015 y vender la posición luego del cambio de gobierno. Por lo tanto, una entrada de dólares en la transición de la salida del kirchnerismo no implicaría que se estén expandiendo las inversiones de largo plazo en el país.

El 2015 va a ser un año que requiera atención en ver qué es lo que los candidatos presidenciales tienen para decir sobre la reformas que el país necesita. Así como prestar atención a las cosas que deberían decir pero callan.

Entendiendo al Nobel de Economía

El Nobel de Economía fue este año para Jean Tirole (Toulouse School of Economics.) Posiblemente un nombre desconocido fuera del ambiente económico a pesar de que su trabajo ronda las 80.000 citas. Si bien el comité otorgó el premio por sus contribuciones a las regulaciones de empresas bajo poder de mercado, su trabajo es más amplio como bien señala el afamado economista norteamericano Tyler Cowen.

El tecnicismo de los trabajos de Tirole (creciente matematización en el área de organización industrial con uso de teoría de juegos) hacen que sus contribuciones sean esquivas  a la opinión pública, pero su trabajo ha sido influyente en el marco regulatorio de servicios y utilidades en varios países de Europa. En resumen, el trabajo de Tirole muestra que no se puede aplicar el mismo marco regulatorio a diversas industrias y que regular los mercados es sumamente complicado.

Entre otros avances, el trabajo de Tirole (junto a varios co-autores a lo largo de su carrera) contribuyó a modernizar los modelos de regulación. En lugar de aplicar modelos con un contexto estático, Tirole admite que el contexto bajo el cual se toman decisiones cambie al incorporar teoría de juegos. Si ante la decisión de una gran firma con poder de mercado los clientes o el estado van a reaccionar, entonces la firma (y el regulador) deben tener esto en cuenta al momento de tomar sus decisiones.

El blog Marginal Revolucion del propio Tyler Cowen y Alex Tabarrok ofrece algunos ejemplos de las implicancias de su trabajo. En especial, por qué precios que a primera vista parecen ineficientes o discriminatorios, de hecho no lo son. A continuación tres casos que ilustran el trabajo que le mereció el Nobel al economista francés.

Renegociación de contratos

Si un gobierno contrata a un monopolista para que le provea bienes o servicios, al menos una de las partes tiene incentivos a romper el contrato para obtener mayores beneficios. Supongamos que el contratista, sabiendo que es el único oferente, decide apartarse del contrato y cobrar extra al gobierno, por ejemplo, por entregar el producto a tiempo. El contratista sabe que el gobierno, al no poder recurrir a otro proveedor, preferirá pagar el costo extra. De este modo el contratista gana terreno sobre el beneficio de su cliente.  Si en cambio el contrato resulta en grandes beneficios para el contratista, puede ser el estado quien luego de haber firmado el contrato retacee el pago. Dado que  el contratista no puede conseguir otro cliente, bien puede elegir reducir sus ganancias que abandonar el acuerdo por completo. Como diseñar estos contratos es uno de los casos en los que el trabajo de Tirole arroja luz. Por ejemplo, esto ayuda a entender por qué en algunas ocasiones el contratista recibe un acuerdo notablemente beneficioso. El miedo a perder la renta lo lleva a no apartarse del contrato pidiendo desembolsos extra o argumentando que han subido los costos.

Plataformas de mercado

Un mercado de plataforma es aquel donde una firma (Firma 1) diseña una “plataforma” sobre la cual tiene que hacer converger dos agentes económicos. Imaginemos el dueño de un bar (Firma 1) que ofrece la plataforma donde solteros y solteras pueden encontrarse. Dado que el proveedor obtiene beneficios de la participación de dos grupos, ¿cómo debe cobrar los servicios a cada uno de ellos? ¿Es discriminación cuando un bar no cobra entrada a las mujeres pero sí a los varones, o es una decisión de “eficiencia económica” donde por un motivo u otro se cobra más a un cliente que al otro? El problema es que el precio que el proveedor de la plataforma pide a uno de los participantes puede afectar la participación del otro participante por lo que la estrategia de precio al cliente A depende de la estrategia de precio al cliente B (y viceversa). Si los clientes masculinos del bar están dispuestos a pagar una entrada para buscar pareja, el dueño del bar puede maximizar sus ingresos cobrando entradas sólo a un grupo.

Otro ejemplo puede ser el de un centro comercial (plataforma) donde las grandes marcas pagan menores alquileres que las marcas menos conocidas. El objetivo de esto no es discriminar a favor de unas en contra de otras, es la capitalización que la marca conocida hace de atraer clientes al centro comercial beneficiando a las firmas menos conocidas. Lo que la marca conocida atrae es justamente el negocio al traer sus clientes. El proveedor de la plataforma se beneficia de este capital de la marca conocida al ofrecer un espacio común a las marcas menos conocidas, que pagan un premium por tener acceso a una población de potenciales clientes mayor. Un diario (plataforma), tiene dos clientes, los lectores y la venta de publicidad. Es factible que el diario maximize sus ingresos vendiendo el mismo a pérdida a los lectores para maximizar su llegada y obtener mayores beneficios por la venta de publicidad. Lo que a los ojos del regulador puede ser una actitud discriminatoria por parte del proveedor de la plataforma no es otra cosa que el resultado de capturar en los diferenciales de precios maximización de ganancias y diversas cualidades (como la capacidad de atraer clientes al centro comercial.)

Motivación Intrínseca y Extrínseca

En economía se sostiene que los incentivos definen el comportamiento de los agentes económicos. Pero en uno de sus papers más conocidos, Tirole sostiene que puede haber asimetría entre el incentivo esperado de quien impone una regla y quien la recibe. Un padre puede intentar incentivar a su hijo a obtener altas calificaciones en matemática ofreciendo un premio monetario. La intención de la regla es incentivar el estudio, pero la interpretación del hijo puede ser diferente. El hijo puede interpretar que él no tiene las cualidades para obtener una alta calificación por lo que intentará obtener el premio pero no volverá a tomar un curso de matemáticas, puede interpretar que el padre no confía en su juicio o hasta que está intentando controlarlo monetariamente. Si bien el incentivo está presente, la interpretación de la regla depende del contexto y es susceptible de variar según como sea subjetivamente interpretada por cada agente económico. El problema, por lo tanto, ya no es sólo de incentivos, sino de cómo garantizar que el mismo será interpretado de acuerdo a la intención original.

Los avances de Tirole no se limitaron al ámbito puramente teórico, sino que han influenciado en el marco regulatorio de diversos países. En un contexto donde la excesiva regulación en Argentina sólo tiene fracasos para mostrar, el trabajo de Tirole puede servir de recordatorio de los complicado que es regular mercados que a primera vista parecen cometer injusticias o discriminaciones.

Se confirma el deterioro fiscal

Detrás de las noticias del Mundial de Brasil y el juicio con los holdouts, los problemas económicos de fondo de Argentina siguieron su curso. Los indicadores de actividad económica han dado para la baja. La inflación acumulada de 12 meses sigue en niveles similares a los peores de la crisis del 2001 (40.9% en diciembre 2002) a pesar de las repetidas promesas de desaceleración por parte del oficialismo. Y los resultados fiscales (base caja) a mayo, recientemente informados por la cartera de Economía, confirman el precupante deterioro en las cuentas del Tesoro Nacional.

Descontando las transferencia que recibe el Tesoro por parte del BCRA (y ANSES, etc.), el déficit financiero de mayo se ubicó en unos 1.150 millones de pesos acumulando un total de 48.400 millones de pesos entre enero y mayo del 2014. En el 2013, este nivel de déficit acumulado se cruzó “recién” en el mes de septiembre. En el 2011 y en el 2012 se lo cruzó en diciembre. El déficit financiero acumulado a mayo del 2014 es mayor al déficit anual total en los años anteriores al 2011. El déficit acumulado a mayo 2014 es casi 2.5 veces el de mayo 2013.

Los datos ingresos son reveladores. Excepto “rentas de la propiedad” (transferencias del BCRA, ANSES, etc.), la recaudación cayó en términos reales respecto a mayo del 2013 (con una inflación para el período de 39.9% según el IPC congreso). Las transferencias del BCRA y ANSES crecieron en términos reales un 1638%. El resultado de esta emisión monetaria para financiar al tesoro compensa la caída real de los ingresos tributarios manteniendo los ingresos corrientes constantes en términos reales. Los egresos también son reveladores. Los únicos que han aumentado en términos reales fueron las transferencias y el rubro “otros” (mientras las transferencias al sector privado aumentaron, las transferencias al sector público disminuyeron).

Es decir, el Tesoro tiene una fuerte necesidad de recurrir al BCRA para financiar el insostenible nivel de gasto a la par que el aumento en términos reales se va en transferencias (por ejemplo subsidios) al sector privado en lugar de asignarse a los servicios que le corresponde brindar al estado como mantener la ley y el orden (seguridad y justicia.) ¿Si la infraestructura Argentina está tan bien y nunca se ha invertido tanto como en la década ganada, por qué tantas transferencias al sector privado? Es claro que el problema del gasto público es doble. Por un lado la asignación del gasto público es ineficiente; el gobierno kirchnerista gasta mal. Por otro lado un nivel de gasto excesivamente alto. Bajo la falsa ilusión de que el gasto público es intrínsecamente virtuoso y el gasto privado es naturalmente malo o hasta inmoral, se ha llegado a niveles insostenibles de gasto difíciles de corregir.

Sin embargo, lo preocupante no es sólo el nivel de gasto (ya de por sí un problema serio), es la aceleración del deterioro fiscal que se ve en el 2014. No sólo mayo muestra un déficit acumulado alto respecto a años anteriores, sino que mes a mes la emisión monetaria necesaria para financiar el déficit proyectado a fin de año aumenta por tercer mes consecutivo. En el siguiente gráfico vemos el déficit proyectado de mayo a fin de año. La proyección es simple, asume que cada mes el déficit en promedio evoluciona igual a como lo hizo en los dos últimos años. Junio es el mes con mayor deterioro fiscal en al menos los dos últimos años; 85% y 65% para el 2013 y el 2014. Para el 2015, entonces, el gráfico asume un deterioro fiscal del 75% (promedio de junio de los dos últimos años.) El deterioro de la actividad económica, pagos al Club de Paris, y la extensión de programas sociales los (ni-ni) pueden hacer de este un escenario conservador.

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Si el déficit financiero proyectado se financia con emisión monetaria, entonces la expansión de la base monetaria llega a un 77%, que equivale a 7.4% mensual. El mismo ejercicio con datos a marzo daba una expansión de la base monetaria equivalente mensual del 6.3%. En abril 6.7%. Como vemos, en mayo saltó a 7.4% mensual. Para poner estos números en perspectiva, podemos pensar que si la inflación mensual ronda el 2%, entonces la expansión monetaria ronda también el 2% mensual (más allá de las insistencias del oficialismo, esto es justamente lo que los números muestran.) La presión inflacionaria, por lo tanto, puede pasar de un 2% mensual a un 7% mensual (lo que equivale a un 125% anual) si asumimos que la demanda de dinero ni la producción caen (de nuevo, dos supuestos “optimistas”)

¿Qué tan exagerado es este escenario? En economía las proyecciones son muy elusivas. Es práctica habitual estimar distintos escenarios y ver si los resultados más o menos se repiten. Algunos colegas (Roberto Cachanosky y Agustín Monteverde) llegaron a resultados similares con supuestos distintos. Más allá de si la expansión de base monetaria tiene que ser 77%, 60%, u 80% para financiar el déficit de mayo a diciembre, lo importante es que desde distintos ángulos el panorama fiscal se ve el mismo empeoramiento fiscal. Al gasto público y el subsecuente déficit, responsabilidad última del Congreso Nacional, se encuentra nuevamente fuera de control. La sociedad aún espera del arco opositor un serio planteo sobre cómo solucionar este serio problema. Los problemas económicos no se resuelven ni con promesas ni con buenas intenciones, se resuelven con una administración eficiente y buenas políticas económicas. La situación fiscal argentina es exactamente la opuesta.

Un panorama preocupante

Con una importante (y difícil de entender) demora, la Secretaría de Hacienda finalmente dio a conocer los resultados fiscales del mes de marzo. Este era un dato esperado dado que no sólo cierra el primer trimestre del año, sino que también informaría sobre la evolución de las ya deterioradas cuentas fiscales. Los datos de marzo ofrecen un panorama preocupante no sólo en el frente fiscal, sino también en lo que puede esperarse en materia inflacionaria a futuro.

Según los datos informados, el superávit primario fue de unos 3.570 millones de pesos gracias a un récord de transferencias en concepto de “rentas de la propiedad” (principalmente el BCRA) por unos 12.900 millones. Sin esta “contabilidad creativa”, el resultado primario cae a un déficit de -9.330 millones de pesos. Si a este déficit le restamos los costos financieros netos (pago y cobro de intereses), el resultado financiero cae a -17.300 millones de pesos. El resultado financiero para enero y febrero fue de -6.200 y -9.500 millones de pesos respectivamente. Esto quiere decir que el resultado acumulado para el primer trimestre es de -33.300 millones. En el 2012 y en el 2013 el deficit fiscal sobre el PBI (base 2004) fue de 3.1% y 3.7%.

Podemos estimar un valor de PBI para el primer trimestre del 2014 usando la variación (trimestre contra trimestre) promedio de distintos indicadores de actividad [EMAE, EMI, ISAC, IGA(OJF), IPI(OJF), e IPI(FIEL)]. El resultado de este ejercicio es un déficit fiscal para el primer trimestre del 2014 por 1.2% del PBI. De mantenerse esta relación, el deficit fiscal a fin del 2014 sería de un 4.6%. Casi un punto más que el año pasado.

De los datos fiscales se desprenden otros dos datos curiosos. En primer lugar, el único ingreso que creció en términos reales fue el de “rentas de la propiedad”. El resto de los ingresos cayeron en términos reales al crecer menos que la inflación de los últimos 12 meses. Los ingresos tributarios crecieron a un ritmo similar al de la inflación, pero es importante tener presente esto vino acompañado de aumentos impositivos implícitos (por ejemplo al no ajustar mínimos imponibles, no permitir ajuste contable por inflación, etc.) En segundo lugar, la única erogación que creció menos que la inflación es el correspondiente a seguridad social.

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Mucho se ha dicho en las últimas semanas sobre una desaceleración de la inflación. Esta postura me parece prematura por dos motivos. En primer lugar, es cierto que Fábrega ha reducido la base monetaria (-7.5% para el primer trimestre del 2014) y que esto debería llevar a una reducción en la inflación. Pero no es menos cierto que el déficit fiscal se financia con emisión monetaria. Por lo tanto, un aumento en el déficit fiscal puede llevar nuevamente a una expansión monetaria y a un aceleramiento de la inflación. ¿Cuál puede ser el déficit fiscal a fines del 2014? El siguiente gráfico muestra un simple escenario donde se asume que de abril a diciembre la evolución del déficit es igual a la evolución promedio del 2012 y del 2013. Es decir, es un escenario optimista donde se asume que de aquí en adelante la situación fiscal no es menor ni peor que la de los dos últimos años (en promedio.) Hay, sin embargo, motivos para creer que la situación puede ser peor. Todos los indicadores de actividad económica están dando a la baja, por lo que la recaudación puede desacelerarse (o incluso caer). Hay nuevos planes sociales para los “ni-ni” y el primer pago al Club de París que cae este año. De hecho, los datos de recaudación de abril muestran una desaceleración en términos reales. La línea roja corresponde al déficit acumulado del 2012, la azul a la del 2013, la negra a la del 2014 donde la sección punteada es la proyección a futuro.

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En este escenario, el resultado financiero a fin del 2014 es de -290.800 millones de pesos. ¿Qué implica esto para la presión inflacionaria a futuro? En lo que queda del año faltarían financiar unos 256.900 millones de pesos. La base monetaria a fin de marzo se encuentra en unos 349.000 millones. Esto quiere decir que, si el déficit por financiar se suple con emisión monetaria, la base monetaria debe expandirse un notable 74%. Desde el 2006 que la base monetaria no supera una expansión del 40% anual (38% y 22.8% para el 2012 y 2013 respectivamente.) Esto implica una presión inflacionaria del 70% (a distribuirse en varios meses, la expansión monetaria afecta precios con lags importantes.)

El segundo motivo por el cual puede ser prematuro hablar de una desaceleración de la inflación es que, si bien es cierto que la inflación mensual habría caído en los últimos meses, esto bien puede ser un efecto estacional. La inflación Congreso para marzo, abril, y mayo fue de 3.3%, 2.78%, y 2.0% (Elypsis) respectivamente. Sin embargo, desde el 2008 que la inflación de mayo es inferior a la de los dos últimos meses. Por lo tanto, tres meses de tasas decrecientes de inflación no es un signo inequívoco de una inflación que se desacelera. ¿Se desaceleró, acaso, la inflación en los últimos años? Con un 2% de inflación en mayo 2014, la inflación acumulada de los últimos 12 meses es del 40.2%. Este es la máxima inflación de 12 meses desde diciembre 2002 cuando fue del 40.9%. La inflación de mayo contra mayo del 2012 y 2013 fue de 23.2% y 23.3%; sensiblemente menor a la del 40.2% de este año. Esto se puede apreciar en el siguiente gráfico, que muestra la inflación de acumulada de 12 meses desde 1998.

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Hay, por lo tanto, dos tendencias opuestas respecto a la inflación a futuro. Por un lado, la contracción de la base monetaria llevada adelante por el BCRA en los últimos meses (“ajuste”). Pero por el otro lado se ve un empeoramiento fiscal que, al ser financiado con emisión monetaria, sugiere mayores presiones inflacionarias a futuro. Lamentablemente, el escenario inflacionario lejos de estar claramente controlado, puede mostrar un empeoramiento en los meses por venir (salvo que haya cambios estructurales que reduzcan el nivel de déficit o financiamiento alternativo a la emisión monetaria.) Esta falta de coordinación entre el Tesoro y el BCRA puede resultar en tensiones políticas.

Debería ser evidente para quienes se dicen opositores al modelo que una seria discusión sobre cómo reestructurar (bajar el nivel, no reasignar partidas) el gasto público es importante, por no decir apremiante a medida que pasa el tiempo. Discusión que, ciertamente, no es parte del “profundo” debate político/institucional que ofrece la oposición. Si el arco opositor se niega a revisar gastos de “bajo impacto social” como el Fútbol Para Todos y la deficitaria Aerolíneas Argentinas (y no es que esto alcance para solucionar el problema) van a tener que ser muy creativos para poder solucionar estos desequilibrios. La primera lección de política económica que la oposición debe aprender es que no son las buenas intenciones las que generan buenos resultados económicos, son las consistentes políticas económicas las que generan buenos resultados.

Excel versus el mercado

En una expresión que se ha vuelto famosa, el actual ministro de economía Axel Kicillof habría dado a entender que hoy día es posible regular centralizadamente la economía dado que ahora tenemos planillas de cálculo como el Excel de Microsoft. Esta actitud del gobierno de intentar manejar centralizadamente la economía bajo la (errónea) concepción de que los costos determinan los precios muestran serios problemas de interpretación sobre el proceso de mercado. Sin embargo, este tema no es nuevo. En lo que se conoce como el “debate del cálculo económico en el Socialismo”, el problema de la planificación económica fue intensamente debatido durante la primer mitad del siglo XX. Parece ser que este viejo debate tiene aún mucho para enseñar a las autoridades económicas Argentinas. El problema no es si disponemos o no de poderosas planillas de cálculo, el problema es la imposibilidad de poder crear un mercado centralizadamente.

A principios del siglo XX tres autores ofrecieron una crítica similar y de manera independiente al socialismo, entendido este como una sociedad donde si buen existe propiedad privada en los bienes de consumo no hay propiedad privada sobre los bienes de capital y medios de producción: Ludwig von Mises, Max Weber, y Boris Brutzkus. Fue la crítica del primero la que tuvo mayor impacto en el desarrollo de la ciencia económica. La crítica de estos autores, especialmente la de Mises, fue tan simple como aguda. A diferencia de pequeñas tribus o familias donde sí puede haber un orden social sin mercado, las grandes sociedades necesitan del sistema de precios para poder organizarse de manera eficiente.

Los socialistas, critica Mises, son rápidos para señalar fallas del mercado, pero callan al momento de explicar cómo es que se podrá organizar de manera racional una sociedad numerosa sin la existencia de precios. Marx, quien no ofrece una explicación de cómo funcionaría el socialismo una vez que termina la etapa capitalista, se refería como “utópicos” a quienes sí intentaban imaginar el mundo socialista (por ejemplo Saint-Simon y Fourier). Sin el cálculo económico que indique qué actividades son socialmente útiles (ganancias) y qué actividades no son socialmente útiles (pérdidas) no es posible la organización económica eficiente en las grandes sociedades donde los intercambios son anónimos sin el íntimo conocimiento que puede haber entre miembros de una familia o pequeñas tribus. Podrá argumentarse a favor de otros principios de organización social, pero sostener que la organización económica es posible sin precios es inconsistente.

La literatura socialista pasó de describir sociedades imaginarias pero irreales y de criticar al capitalismo (término marxista para referirse al libre mercado de los economistas clásicos) a intentar resolver el desafío de Mises. Okar Lange y Wassily Leontieff sean quizás los autores socialistas más conocidos que intentaron resolver este problema. Entre las respuestas ofrecidas por el socialismo se encuentra el supuesto de información perfecta, aún presente en los manuales de texto que se utilizan para enseñar a las nuevas generaciones de economistas. Es cierto, se responde, que sin precios no es posible tener un orden económico. Pero si asumimos que tenemos conocimiento perfecto entonces podemos asumir equilibrio. Por lo tanto, la crítica de Mises es inválida dado que suponiendo información completa el problema desaparece. Hayek es quien responde a estas reacciones usando otro enfoque del mismo argumento de Mises, Weber, y Brutzkus.

La réplica de Hayek puede resumirse en cuatro puntos: (1) La cantidad de información necesaria y las restricciones de capacidad de cálculo disponible son prohibitivas para este proyecto. Incluso aceptando el supuesto de información perfecta, sería imposible procesar toda la información. (2) El supuesto de información perfecta es inválido. El problema, como se adelanta Mises a sus críticos, no es asumir equilibrio, sino explicar la transición al equilibrio. Así como no se puede abrir una lata suponiendo el abrelatas, no se puede resolver el problema económico asumiendo que estamos en equilibrio. Esto no es otra cosa que asumir la solución del problema en lugar de ofrecer una solución en concreto. El supuesto de información perfecto no simplifica el problema a resolver, lo transforma en otro problema haciendo del mismo un escenario irrelevante para el debate. De allí el interés de los Austriacos en el problema de transición al equilibrio (proceso de mercado) en lugar del énfasis en las condiciones de equilibrio. (3) Hayek distingue (ciertamente con algo de confusión) entre información y conocimiento. Información es un concepto cuantitativo, como precios o cantidades. Es esto a lo que los socialistas se referían con el supuesto de información perfecta. Pero conocimiento es un concepto cualitativo, y como tal no puede ser completo (perfecto) ni incompleto (imperfecto.) El saber andar en bicicleta, así como el saber manejar una empresa de manera exitosa, no es un problema de información, es un problema de conocimiento que no es susceptible de ser puesto en una planilla Excel. Esta distinción es importante, dado que en el mercado son los empresarios (no los pseudo-empresarios que buscan el favor del gobierno a expensas de sus clientes) quienes deben interpretar correctamente los desequilibrios del mercado para descubrir oportunidades de ganancias que se traducen en crecimiento y desarrollo de largo plazo. En otras palabras, Excel no puede resolver el problema de mercado que deben resolver los empresarios dado que se requiere de interpretación y conocimiento, no de datos numéricos. De poco sirve que el equipo económico tenga toda la información si es incapaz de interpretarla correctamente. En otras palabras, la filosofía de la planilla Excel deja fuera del mercado al motor del crecimiento al no considerar el proceso de descubrimiento en que se encuentran inmersos los empresarios.(4) Esta información y conocimiento, agrega Hayek, no existe por fuera del mercado. Sin mercado esta información no existe dado que es el mismo proceso de mercado el que genera la información y conocimiento que los agentes económicos utilizan diariamente. Para Hayek el dilema no es planificar o no planificar la economía, sino si va a haber un solo planificador centralizado o muchos descentralizados.

Como se puede apreciar, una parte importante del socialismo se quedó únicamente con el primer punto de Hayek (que es más ilustrativo que un argumento de fondo.) Si reconocemos los otros puntos como problemas serios a tener en cuenta, entonces nos encontramos que con su planilla Excel y el programa de precios cuidados el gobierno intenta construir un auto sin motor (empresarios) sin que siquiera haya caminos (mercado) que nos indiquen el camino correcto a seguir. No es casualidad que el auto tenga un pobre desempeño y no esté claro a dónde nos quiere llevar el chofer de turno. Es una confusión conceptual confundir precios regulados o cuidados con precios de mercado. Los precios que proveen información útiles son los que surgen de intercambios voluntarios en el mercado, no los impuestos por el gobierno. Utilizar la misma palabra “precio” para describir dos fenómenos distintos puede confundir a quien se arroga el derecho de manejar el destino económico de miles de habitantes. Es una ilusión sin fundamento creer que la información que surge de precios de mercado puede ser reemplazada por precios ficticios sin perder la fuente de la información misma. Lo que el equipo económico inserta en sus planillas Excel no son precios, son expresiones de deseo alejadas de la realidad económica.

Si bien la tecnología ha avanzado y hoy tenemos planilla de cálculo como Excel, las ideas han evolucionado. Hoy día el término socialismo ya no se asocia con una sociedad sin propiedad privada sobre los factores de producción, sino con un sistema de mercado donde el gobierno redistribuye lo que el sector privado produce. Este no es un retroceso menor en la postura socialista. Cuatro nombres fuertemente asociados al liberalismo, como Adam Smith, von Mises, Hayek y Milton Friedman no se oponían a la presencia de ciertos programas sociales que no invadan al mercado y la esfera privada. Smith, por ejemplo, estaba a favor de la educación (primaria) pública, aunque no necesariamente por motivos redistributivos. Mises estaba a favor de subsidiar ciertas actividades artísticas como la ópera -de la cual era asiduo consumidor. Hayek, en su The Constitution of Liberty, ofrece numerosos ejemplos de programas sociales compatibles con los principios del liberalismo clásico. Finalmente, Friedman es conocido por proponer un sistema de subsidio a la educación basado en vouchers. Sistema que dado el frío paro educativo de este año, debería ser seriamente considerado por políticos y sindicatos si son honestos en sus manifestaciones a favor de la calidad educativa de este país.

Ciertamente los programas socialistas piden por intervenciones más severas que las aceptadas por estos autores, pero es un olvido tan oportuno como injusto por parte de los socialistas ignorar estos aspectos del liberalismo clásico. No es, entonces, que el liberalismo se haya acercado al socialismo, es que el socialismo se ha acercado al liberalismo. Suecia o Noruega, países utilizados en numerosas ocasiones como ejemplo por los socialistas contemporáneos, se encuentran entre los países más libres en términos económicos del mundo. Ante la imposibilidad de ofrecer respuestas al desafío económico del planeamiento centralizado, el socialismo ha adoptado un discurso de superioridad moral que le evita tener que argumentar en términos económicos y persistir en los daños de sus propias políticas económicas. Las políticas públicas y los planes económicos, sin embargo, no se evalúan por sus intenciones, se evalúan por sus resultados. El problema de la planilla Excel no son sus intenciones, el problema es que no es una herramienta que genere buenos resultados económicos.

Los inocultables problemas económicos de Argentina tienen su origen en un problema mucho más profundo que los datos a poner en una planilla Excel. El problema de fondo es una confundida lectura de cómo funcionan los mercados al servicio de financiar déficits fiscales insostenibles del clientelismo político.