Las críticas que el Papa Francisco hiciese al libre mercado en el Evangelii Gaudium (“La alegría del Evangelio”) han generado fuertes reacciones. No sólo en Argentina, su país de origen, sino en varios países alrededor del mundo. Un ejemplo es un reciente post de Gregory Mankiw (Harvard University) en su blog con breves pero interesantes reflexiones. Especial atención recibió el pasaje donde el documento critica la teoría del “derrame, que supone que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismo sacralizados del sistema económico imperante” (p. 44).
En primer lugar hay que reconocer que puede haber posibles matices semánticos que pueden llevar a imprecisas interpretaciones. Es decir, el Evangelii Gaudium no es un documento de carácter económico. No obstante, es claro el mensaje crítico hacia el libre mercado y presenta un difícil desafío sugerir que el documento no se refiere, en verdad, a una economía libre luego de argumentar “salvedades semánticas”. En segundo lugar, coincido con Mankiw que el “derrame” no es una teoría ni mucho menos un término técnico y que es una palabra de corte peyorativo utilizado por sectores de izquierda y grupos críticos de los mercados libres. Al utilizar esta palabra, el Papa incorpora un sesgo negativo hacia el término libre mercado en lugar de utilizar un término neutral. El desliz terminológico en temas económicos en el documento sugiere la necesidad de cierta cautela en las fuertes afirmaciones que el documento ofrece. Afirmaciones categóricas en un documento de esta trascendencia deberían estar mejor respaldadas en su articulación. Para ser un documento de tanta trascendencia, deja ver un cierto desinterés o impericia en la forma de tratar problemas económicos. Imagínese la opinión en un texto económico crítico de la Iglesia con un claro uso superficial del lenguaje propio de la disciplina criticada acompañado de calificativos como “confianza burda e ingenua”. Utilizar definiciones imprecisas puede llevar a observar problemas donde no los hay.
En segundo lugar, el efecto que el Evangelii Gaudium produjo en la opinión pública invita a repasar algunos indicadores generales de bienestar social y económico en países más y menos proclives al libre mercado. ¿Es cierto que el libre mercado deja desamparados y marginados a los menos pudientes? ¿Cuánto de verdad y cuánto de mito hay en las tan difundidas críticas al “capitalismo salvaje”? Lo que el Papa Francisco expresa es, en definitiva, reflejo de una idea generalizada, especialmente en varios sectores de Argentina.
Es fácil de obtener un panorama de la situación económica y social del libre mercado si dividimos los países en cuatro grupos de acuerdo a su libertad económica. Esto permite obtener un degradé de resultados y observar diferencias entre países más y menos libres. Es importante tener en cuenta que deben observarse los datos de todos los países, y no elegir, por ejemplo sólo un par (más detalles aquí). Esto permitiría que tanto un defensor como un crítico del libre mercado elijan un par de países a su conveniencia. Es toda la muestra, no selecciones ad hoc, lo que hay que usar de referencia. Veamos, entonces, algunos datos económicos y sociales.
Los siguientes gráficos muestran el PBI per cápita (PPP) y el crecimiento promedio de 10 años para cuatro grupos de países de acuerdo a su libertad económica. Como se puede apreciar, en promedio, los países más libres no sólo son más ricos, sino que también crecen más rápido a largo plazo.
La principal objeción a estos datos es que el PBI per cápita (PPP) es un dato promedio que nada dice sobre la distribución del ingreso. Se da a entender que los países más ricos son más desiguales en su distribución del ingreso. El crecimiento del libre mercado es inocultable, pero sería un crecimiento inmoral. Una manera de ver si este es el caso es observando la participación sobre el ingreso que recibe, por ejemplo, el 10% más pobre de la población. Los siguientes gráficos muestran el ingreso del sector 10% más pobre y el ingreso per cápita (en USD) para este grupo. Como se puede apreciar, el 10% más pobre recibe, en promedio, el mismo porcentage del ingreso total en economías menos y más libres. Donde sí se ve una diferencia importante es en el monto de ingresos. Si usted se encuentre entre el 10% con menos ingresos, no importa si vive en uno de los países menos libres o en uno de los países más libres, su grupo recibirá alrededor del 2.6% del ingreso total. Ahora, si usted vive un país poco libre tendrá que vivir con 932USD anuales, mientras que si lo hace en un país libre tendrá un ingreso anual de 10.556USD. No es una dato menor.
Se podrá objetar que estos datos sólo observan el quintil con menos ingresos y que en verdad es más apropiado observar indicadores como el Coeficientes de Gini, que miden la distribución del ingreso de toda la población. Una distribución perfectamente equitativa da como resultado un Coeficiente de Gini de 0, y una distribución perfectamente inequitativa da como resultado un valor de 100. El siguiente gráfico muestra el Coeficiente de Gini para el 25% de países más (rojo) y menos (azul) libres. Como se puede apreciar, en promedio las economías más libres poseen una mejor distribución del ingreso de acuerdo a este indicador. El argumento que las economías libres sufren de mayor desigualdad del ingreso es un mito construido sobre el error de observar unos pocos países y no la totalidad de la muestra. Al seleccionar sólo unos países podemos, inconscientemente, elegir países que confirman nuestras ideologías o ideas previas. Esto no sucede al observar toda la muestra. La pregunta es, si usted sabe que va a ser pobre, ¿en qué tipo de país preferiría vivir, en unos de los libres o en uno de los no libres? El sector “pobre” en Estados Unidos, por ejemplo, posee ingresos por encima del 60% de la población mundial.
Se podrá, a su vez, objetar que estos datos son una foto, no una película. Que, de hecho, los ricos se están volviendo más ricos y los pobres más pobres. El siguiente gráfico muestra el cambio en el ingreso medio de cada quintil de la población según su nivel de ingreso. Como se puede apreciar, es cierto que los ricos se están volviendo más ricos (excepto el quintil superior), pero no es menos cierto que los quintiles de menores ingresos ven, en promedio, aumentar sus ingresos a una velocidad mayor que los quintiles superiores. El gráfico muestra la diferencia de ingresos entre padres e hijos que pertenecen al mismo quintil.
No sólo es un mito que los países más proclives al libre mercado posean una peor distribución del ingreso, sino que la pobreza ha disminuido, en lugar de haberse incrementado, en las últimas décadas. El siguiente gráfico muestra la disminución en la población que vive con menos de US$ 1 por día entre 1970 y el 2000. Durante estos 30 años la población con ingresos menores a US$ 1 por día se disminuyó a casi un tercio. Siendo las economías más libres les que generan más riqueza a mayor velocidad, es claro cuál es el grupo de países que produce este fenómeno y cuáles las economías que lo retrasan.
Veamos algunos indicadores sociales y de medioambiente de interés. Los siguientes gráficos muestran (1) el trabajo infantil, (2) la contaminación ambiental y (3) el ritmo de deforestación. Nuevamente, se puede apreciar la persistencia de mitos sobre supuestos males del libre mercado. Los países más libres, en promedio, poseen menor trabajo infantil y menores niveles de contaminación. El tercer gráfico muestra que son los países menos libres los que, en promedio, producen deforestación mientras que los más libres, en promedio, están reforestando sus tierras.
Unos breves comentarios finales. En primer lugar, estos resultados se mantienen si observamos, por ejemplo, las diferencias en los países más y menos libres pero acotando la muestra únicamente a países chicos. Es decir, estos datos no son resultado de un efecto de “países grandes” donde, justamente por ser un país grande, sus indicadores muestran mejores resultados. En segundo lugar, los mismos resultados también se observan si separamos entre los países más y menos libres dentro del 25% de países menos libres; la teoría de la explotación internacional tampoco se sostiene. Dentro de los países menos libres, los más libres tienen mejores indicadores económicos y sociales que los menos libres dentro del grupo de los menos libres.
Por último pero no por ello no menos importante, estos comentarios buscan desmitificar críticas al libre mercado que son opinión generalizada y trascienden al documento del Vaticano. Estos comentarios tampoco buscan cuestionar la autoridad espiritual y religiosa de las máximas autoridades de la Iglesia, pero sí evitar confundir autoridad espiritual o religiosa con autoridad económica.
Fuentes de los gráficos: (1) Economic Freedom of the World 2013 Annual Report (Fraser Institute), (2) presentación Free Our Economies de Anthony Davies (Duquesne University) disponible en su sitio web y (3) 2007 Index of Economic Freedom (Heritage Foundation).