Explicarle a Cristina los riesgos ambientales de la explotación del petróleo no convencional de Vaca Muerta es como mostrarle una hamburguesa a un hambriento mientras le explicás los riesgos cardíacos de la mala alimentación.
Ya habíamos advertido sobre el inminente fin de la producción de petróleo y la necesidad de medidas drásticas para bajar el uso de combustibles fósiles en la idea de prohibir los autos.
Ahora, para bien y para mal, la cosa pasa por otro lado. Descubrieron cómo sacar petróleo de las piedras, con un proceso llamado fracking para la extracción de petróleo y gas no convencional o, como se lo conoce normalmente, shale oil y shale gas.
También descubrieron que después de Estados Unidos y China, Argentina tiene las reservas de shale más grandes del mundo, la mitad que Arabia Saudita y unas 73 veces lo que nos queda de petróleo en este momento.
Se viene un siglo de energía barata y se viene el siglo de la Argentina. Ni toda la inoperancia sumada de la gestión K es capaz de frenar la inminente explotación de Vaca Muerta. Por suerte ese proceso se ve detenido por la brutal incapacidad del dueño de nuestras finanzas Kicillof para encontrar un inversor que confíe en nuestro país con buena gente.
Para 2050 vamos a ser unas 10 mil millones de personas. Vamos a ser el granero y la estación de servicio del mundo. YPF va a ser una de las petroleras más grandes del planeta, y las políticas populistas, repartidoras de planes y firmadoras de cheques van a poder sobrevivir muchos años más.
El problema es como siempre ambiental. Todavía no existe una tecnología que nos permita sacar este petróleo sin destruir completamente las zonas donde se extrae.
Monos con navaja, al kirchnerismo se le hace agua la boca con la entrada ilimitada de petrodólares y el sueño de repetir el modelo chavista de destrucción de la democracia financiada por el oro negro.
Pero ¿qué nos va a quedar después de este siglo de energía barata? En principio vamos a tener varias provincias inhabitables. Pero no sólo nos afecta la explotación, sino también el consumo descontrolado de petróleo que está arruinando el clima mundial, y las pocas políticas para combatirlo se dan no en países conscientes sino en países sin petróleo. En cuanto aparezca la nafta barata, van a dejar de invertir en energías limpias.
Pero ésta no es una batalla entre los gordos petroleros y Greenpeace. Acá hay un gris, y hay que trabajar para encontrarlo.
Al final, el shale oil se va a explotar. Argentina se va a llenar de petrodólares, y el mundo va a seguir dependiendo del petróleo cual respirador artificial de la economía mundial. Una vez más quedamos atados a la esperanza de que en dos años, cuando finalmente finalice la era kirchnerista, nos gobierne un grupo de personas con sentido común y criterio. Gente que entienda que Vaca Muerta es una oportunidad, pero que no se puede tratar así nomás. Gente que entienda que las decisiones de hoy nos van a afectar en los próximos cien años y que sepa que nos jugamos la supervivencia de la raza humana.
Una vez más, nos queda esperar a que se vayan para empezar al menos a soñar y a debatir el futuro de la Argentina, y no sólo a terminar la guerra por quién nos cuenta la historia del pasado, de la cual sinceramente, estamos todos hinchados las pelotas.