El sábado pasado se emitió la primera parte de una entrevista a la presidenta Cristina Kirchner por parte Hernán Brienza, columnista de Tiempo Argentino y de Radio Nacional.
Desde el mismo sábado escuché a varios periodistas y conductores de programas de entretenimientos hablar de la nota. Quizás fue que tuve mala suerte con los comentarios a los que accedí -desde ya que no fueron todos los que se hicieron-. Sea cual fuera el caso, me llamó la atención que en cada una de esas intervenciones, más del 80 por ciento del tiempo estuvo dedicado a hablar de Brienza.
Vuelvo a expresarlo en forma de pregunta, y mientras lo reitero no dejo de sorprenderme una vez más. ¿La Presidenta de la Nación ofrece una entrevista y nos la pasamos hablando del desempeño del entrevistador? Desempeño que puede ser mejor o peor. Que, como le ocurrirá al lector con esta columna y todas las columnas de opinión que se publican en este sitio, podrán parecer mejores o peores. Más completas o más incompletas. Más honestas o menos. Pero ¿tan relevante como para casi ni siquiera comentar lo que dijo la entrevistada, en este caso la primera mandataria?
Desde que el Gobierno nacional puso en el centro del debate la cuestión de los medios de comunicación -su propiedad, sus intereses- se desarrollan una serie de debates que me parecen muy fructíferos sobre el oficio periodístico y sobre la comunicación en general. Pero llevado a un extremo, ese debate parece reducirse a los propios periodistas deseosos tan sólo de escuchar su propia voz y de discutir entre ellos. “Queremos preguntar”, sí. Buenísimo. Pero ¿también queremos escuchar? ¿O queremos escucharnos a nosotros mismos? ¿O queremos escuchar lo que nosotros queremos?
Más llamativo aún es que se hable casi únicamente del desempeño del entrevistador, acerca de qué preguntas hizo y cuáles no, sobre si estaban o no pautados los temas de la nota, cuando a su vez la Presidenta brindó definiciones que, al menos a mí, me parecieron relevantes.
Si sólo se habla del entrevistador, parece que Cristina no hubiera dicho nada. Y eso que en varios tramos de la nota puso de manifiesto sus planteos sobre el rumbo del país y los instrumentos con los que busca poner en práctica para sostener esa dirección. Dicho de otra forma, habló del trabajo de un Presidente de la Nación, de las tareas específicos que le asigna Constitución Nacional. En términos de la carta magna, contó en parte con qué ideas en mente encara su tarea quien cumple el rol de “jefe supremo de la Nación, jefe del gobierno y responsable político de la administración general del país” (artículo 99, inciso 1).
Por ejemplo, Cristina afirmó que no está dispuesta a volver a una Argentina de la mano de obra “barata”. O que pagar el cien por ciento de lo que reclaman los “fondos buitre”, tal como plantea la Justicia norteamericana significaría un “desaliento” a la “inversión productiva” en el país. Y también que “el negocio del mundo financiero es que vos te sigas endeudando, lo que le conviene al banco no es que termines de pagarle“.
A mí se me ocurre destacar esas definiciones. Quizás porque cuando empecé a trabajar, hacia el año 94 o 95, los sueldos -cuando había trabajo- eran bastante más flojos que los de ahora. Y al mismo tiempo, el gobierno de entonces se endeudaba en el exterior sin que le importara para nada la sustentabilidad de esa deuda.
Y hubo más definiciones de Cristina, que sí le importaron a varios periodistas (ahora que lo pienso un poco, ¿no estaré también en esta nota cayendo en el error de hablar más de los periodistas que de los contenidos concretos? El lector, dirá…).
Por ejemplo, a los de la agencia alemana DPA, que destacaron que Cristina “remarcó el crecimiento de la economía del país en ‘un mundo que se cae a pedazos’ y sostuvo que ‘requiere todavía de mayor heterodoxia resolver los problemas’”.
O a los de la agencia española EFE, que resaltaron que en la nota, la Presidenta explicó que su gobierno “tiene una política de metas de crecimiento” -y no de inflación-.
Sin ir más lejos, a los de la agencia francesa AFP, les pareció relevante que la jefa de Estado “sostuvo que pagar a los fondos especulativos lo que demandan desalentará las inversiones productivas”.
También los de la BBC de Londres señalaron que durante la entrevista Cristina criticó a “la elite” de su país por tratar de crear “una imagen negativa de su gobierno”.
Ninguno de ellos habló de Brienza, eso sí.