En la Argentina, una de las fortalezas de un movimiento político está en su capacidad de amalgamar sectores, estilos y miradas diversas -temáticas pero también, y sobre todo, territoriales- sobre la realidad. A la vez, complementar esa diversidad, esos coloridos, bajo un eje de acción común. Se trata de dos movimientos nada fáciles de conjugar.
El oficialismo ha perdido aliados en los últimos años. Hugo Moyano y un sector de la CGT es uno de los más notorios. Sumó, también es cierto, una militancia juvenil con la que no contaba en 2010.
Se habla mucho de la lista “multitarget” que encabeza Sergio Massa. Integrada por intendentes, una periodista especializada en jubilados, un industrial, algunos sindicalistas, algún representante agrario y un actor. Y de la fortaleza que puede tener un planteo “diverso”.
Del otro lado, se contrapone un oficialismo supuestamente monolítico, monocolor, monocorde y fundamentalista. ¿Es tan así? La presentación de listas del oficialismo que encabezó la presidenta Cristina Kirchner sirvió para al menos matizar esa visión.
La jefa de Estado se mostró cerca de Daniel Scioli, un dirigente que -los propios kirchneristas más acérrimos lo han señalado varias veces- no cultiva el mismo estilo de la jefa de Estado.
En el palco se vio a gobernadores que no tienen la misma trayectoria o mirada de la realidad que las organizaciones juveniles y de derechos humanos que apoyan a Cristina, como Gildo Insfrán o José Alperovich. Estaba el gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey, quien ha manifestado diferencias con políticas de la Casa Rosada.
También se pudo ver, por ejemplo, al flamante ministro de Defensa, Agustín Rossi, compartiendo palco con el precandidato a diputado y ex gobernador Jorge Obeid, de distintos sectores del PJ Santafesino. O al secretario de Seguridad, Sergio Berni, quien parece tener un estilo y una miradas diferentes que, por ejemplo, la diputada Juliana Di Tullio. El primer candidato a diputado por el oficialismo bonaerense, Martín Insaurralde, tiene de hecho varias características similares a las de su rival Sergio Massa. Y una mirada rápida podría notarlo más parecido a su competidor que a su compañero de lista Carlos Kunkel.
“Cuando Néstor Kirchner le dio forma al Frente para la Victoria a nivel nacional fue para contener la diversidad. Y yo mismo soy una expresión de la diversidad y la amplitud del Frente para la Victoria”, señaló hace pocos días Scioli.
En la capacidad de poder expresar estas dos vertientes, las de la diversidad y de unidad de acción, se jugará parte de la suerte del oficialismo en las próximas elecciones legislativas.