Ubercracia vs. Tacherocracia

Los taxistas están enfurecidos con la inminente llegada de Uber a la Argentina, y los pasajeros estamos felices. ¿Qué hay en el medio?

Según Omar Viviani, Uber traerá “inseguridad vial y desocupación”. Pero quienes  lo hemos probado en otras ciudades del mundo conocemos las consecuencias: mejor servicio, mayor transparencia y más confianza.

El nerviosismo sindical revela una preocupación: se está a punto de desmonopolizar el estándar de calidad de lo que hasta ahora fue tomarse un taxi.

A los taxistas les está por pasar lo mismo que sufrieron los periodistas cuando surgieron los blogs y cualquier vecino pudo publicar contenidos en internet. Lo mismo que les pasó a los maestros cuando los alumnos empezaron a encontrar más información en la Wikipedia que en la escuela. Lo mismo que sufren los hoteles y restaurantes en TripAdvisor (buen servicio, los recomiendan. Mal servicio, los defenestran) A laseditoriales y libreros les llegó su Uber hace más de diez años, cuando Amazon empezó a crecer. La TV está perdiendo puntos de rating en todo el mundo porque muchas veces encontramos en Netflix y Youtube contenidos más interesantes.

¿Qué hay en el medio de los anti y pro Uber?

Es muy simple: Lo que está en el medio es internet.

Antes de internet el cliente tenía razón. Después de internet, el cliente, además, tiene poder. ¿Poder de qué? El poder de definir qué es aceptable y qué no en un servicio y el poder de expresarlo en público. Para resumirlo: premios y castigos. Meritocracia.

Todas las profesiones que hasta ahora fueron expuestas al shock cultural de ser atravesadas por internet tuvieron que adaptarse a la nueva realidad y hacer una mejor propuesta de valor. Primero patalearon, pero después, no hubo otra opción: se adaptaron y mejoraron.

No estamos a favor de Uber y en contra de los taxistas. Estamos a favor de que existan más y mejores alternativas para movernos. En esto muchos taxistas ven una amenaza. Otros verán una oportunidad.

La traducción literal de Uber es “lo mejor”, “lo más”, o “lo último”. Ya se verá si el servicio en la Argentina hace honor a ese significado o no. Lo cierto es que el mundo cambió y que hay lugar para todos, para los mejores y para los peores. Para lo que no hay lugar es para “los únicos”.

No queremos un mundo sin alternativas.