El vigésimo aniversario de la entrada en vigencia del NAFTA, rubricado con una reunión cumbre de “Líderes de Norteamérica” entre el presidente estadounidense Barack Obama, el primer ministro canadiense Stephen Harper y el mandatario mexicano Enrique Peña Nieto, en la ciudad azteca de Toluca, puso de relieve las transformaciones impulsadas desde la firma de aquel tratado, que fue el punto de partida de un proceso de integración que recorre hoy América Latina y golpea las puertas del Mercosur.
La aprobación del NAFTA, impulsada en Estados Unidos durante la administración de Bill Clinton y en México durante la presidencia de Carlos Salinas de Gortari, implicó una dura prueba política en ambos países. Clinton logró la ratificación parlamentaria del acuerdo gracias al apoyo de los republicanos, ya que la división de la bancada demócrata hacía imposible esa homologación. En México, la oposición de izquierda del Partido Revolucionario Democrático (PRD), unida a un sector del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), se movilizó para frenar el tratado. Sólo la firme voluntad política de los dos presidentes permitió remover los obstáculos.