El teatrillo cristinista no deja de sorprender. En nombre de un servilismo gratuito, Martín Sabbatella pretendió “resistir”, desde el despacho, la intervención oficial de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca). Una parodia patética que no hace más que recordar el modelo de impostura que pusieron en escena los kirchneristas. Suerte de marioneta del seudoprogresismo, fue nombrado para hostigar a los medios opositores, entregar diarios, canales de televisión, radios y la millonaria pauta oficial de publicidad entre amigos del Gobierno que fueron sus nuevos propietarios: Cristóbal López, Lázaro Báez, Sergio Szpolski, Mariano Ferreyra.
Apoyados por una agónica seudoizquierda, el impostor Sabbatella silenció o le dio apoyo a la entrega de bienes y recursos naturales, yacimientos, tierras fiscales, soberanía jurídica en tribunales extranjeros y prorrogó por 35 años las concesiones petroleras sin licitación ni pago de canon alguno. Ningún otro Gobierno en democracia se animó a una traición semejante. Posaba como la izquierda del Frente para la Victoria y a la vez compartía la fórmula para gobernador de la provincia de Buenos Aires como vice de Aníbal Fernández, la “Morsa”, ex menemista-duhaldista y obsecuente cristinista, denunciado por su relación con grupos narcos y el triple crimen de General Rodríguez. Continuar leyendo