Esa imagen puede aplicarse al accionar del presidente Mauricio Macri. Tiene un objetivo por delante o al menos se aferra a él. Está seguro de que Argentina puede crecer a partir de junio del corriente año, aun cuando algunos dudamos de que ello sea posible. La manada de la metáfora no está tan cerca. Pero lo importante es que él lo cree y ha demostrado ser un hombre de convicciones.
Pero, aunque desearíamos equivocarnos en el pronóstico, hay realidades que implican demasiados obstáculos a sortear. Para sintetizar la magnitud de esos obstáculos a vencer se pueden anticipar las dificultades para reducir la inflación, como lo aspira el ministro de Hacienda, para que la economía crezca después de cuatro años de estancamiento y sin saber cuál será el curso de la política cambiaria en un contexto de recesión con inflación.
La salida del cepo fue un éxito que nadie discute, pero así como la devaluación de enero de 2014 del 21% fue neutralizada por la inflación en sólo siete meses, es difícil anticipar el curso de la cotización nominal del peso después de la devaluación producida en diciembre. Visto que la aceleración por expectativas y por las vacaciones fue en diciembre y enero del 3,5% y 4%, puede anticiparse que no será menor en febrero y marzo a ese promedio mensual. Continuar leyendo