La inflación y la inseguridad, temas ausentes

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner, durante su discurso  en la apertura de sesiones en el Congreso, no dijo cómo vamos a combatir la inseguridad o el narcotráfico, ni qué vamos a hacer con la inflación que tenemos hasta ahora. Nos cuenta que los bonos cotizan mucho, pero no que esto es porque los tenedores de bonos creen que va a cambiar el presidente el año que viene, especulando con medidas distintas a las que toma este gobierno. Además, habló de algunos puntos a los que me gustaría referirme.

Se refirió al incremento de la cobertura de las jubilaciones, como así también los incrementos de los haberes jubilatorios. Es curioso que lo que está reconociendo es el elevado grado de inflación que nunca fue reconocida oficialmente, puesto que los incrementos, tanto de salarios como de los haberes jubilatorios procuran recuperar la capacidad de compra de los mismos que pierden por el incremento de los precios.

Por otro lado, dijo que enviará tres proyectos al Congreso. El primero “Ley de modelos y diseños industriales”, el segundo “Proyecto sobre pagaré bursátil” y el tercero y que ya existe como programa, el “Programa nacional de parques industriales del Bicentenario”. Las leyes pueden ser buenas, hay que verlas en su redacción final, lo que sí es cierto es que podrían haberse enviado al Congreso hace años y no esperar hasta el último año de mandato para implementar políticas públicas para el desarrollo de la industria.

Según la Presidenta, en Argentina tenemos los salarios más altos de Latinoamérica. Esto puede ser cierto, sin embargo no significa que posean mayor poder de compra, pues esto está relacionado con el nivel de precios expresado en dólares de los bienes y servicios del país. El elevado nivel de salarios expresado en dólares no está relacionado con la productividad del país sino con el atraso cambiario, lo cual incrementa el nivel de salarios expresado en dólares pero junto con ello el nivel de los precios de bienes y servicios.

Estuvieron doce años gobernando, con la carga tributaria más elevada en la historia del país, ubicando al mismo dentro de los quince países del mundo con mayores impuestos. Lo que está claro es que este incremento fue insuficiente pues las exportaciones del país tuvieron un crecimiento inferior al promedio de la región. Argentina fue uno de los países en Latinoamérica que menos aumentó sus exportaciones. En otras palabras, nuestros hermanos latinoamericanos hicieron más con menos recursos, con lo cual se evidencia una falta de gestión. En educación se crearon más escuelas, y se afectaron más recursos, sin embargo los resultados de los tests internacionales de educación no fueron buenos. Así lo demuestran los resultados de las pruebas PISA (en las pruebas de matemática se obtuvo el lugar 58), además Argentina posee uno de los más altos índices de ausentismo del mundo. En otras palabras se invierte pero no se ven los resultados. Estamos ante un problema de gestión.

En cuanto al anuncio de la estatización de ferrocarriles, tengo dos puntos a considerar. Primero hay que esperar el proyecto de ley y ser cuidadosos de que no generen juicios internacionales. Segundo, si los actuales gestores administraron mal, hay responsabilidades concurrentes entre los malos gestores y los auditores que son los encargados de que la gestión sea eficiente y además se cumpla con los contratos de licitación.

Un proyecto destinado a fracasar

El Senado Nacional trató esta semana en comisiones el proyecto de ley de pago soberano, anunciado días atrás por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, cuyo eje principal establece el cambio de domicilio de pago a los poseedores de bonos reestructurados en los canjes de 2005 y de 2010.

Esta iniciativa está destinada al fracaso. Considero que hay que trabajar en brindar mejores soluciones y generar un proyecto alternativo para tratar de arreglar con la gente que entró en el canje, planteando condiciones que podamos cumplir.

Nuestro principal problema a solucionar ahora son los acreedores que sí entraron en el  canje, pero esto no se va a lograr de la forma improvisada que plantea el Gobierno, sino con proyectos serios, haciendo bien las cosas. En esto existen tres o cuatro alternativas que se pueden brindar para que los bonistas tengan otra oportunidad de cobro. Solucionando ese problema, creo que vamos a poder resolver el de los otros bonistas que no entraron en el canje y acceder al mercado de capitales, que es lo fundamental. Comparto algunas reflexiones:

Cambiar la jurisdicción de pago a la Argentina no será aceptado por una mayoría de los tenedores de deuda que entraron al canje, por eso es muy difícil que lo que pretende el Gobierno tenga éxito.

Si se quiere cambiar la jurisdicción de pago de la deuda, sería conveniente darle a los tenedores de bonos la opción de elegir otras jurisdicciones, como París o Basilea. Vale recordar que hay fondos de inversión que no pueden aceptar nuestro país como lugar de pago, por lo cual es necesario dar otras alternativas para lograr una mayor adhesión a este nuevo canje de deuda.

En relación a la Ley de abastecimiento, que esta semana tuvo dictamen favorable en plenario de comisiones, puedo afirmar que la iniciativa va a provocar más desconfianza y una mayor caída de las inversiones en nuestro país. Esto, sumado al default en el que nos encontramos, genera más recesión, más presión sobre el dólar, y más inflación. Es necesario tomar medidas que fomenten las inversiones, no que las espanten.

Estos proyectos afectan seriamente las finanzas provinciales, y tienen un impacto directo sobre las economías regionales. Hay miles de familias cuyos empleos están en riesgo, y debemos llevarles tranquilidad con medidas que impulsen producción y empleo, no con este tipo de proyectos que generan más incertidumbre y generan más recesión.

Con la inestabilidad, el Gobierno está espantando a la inversión, precisamente lo que que el país la necesita para impulsar la producción. Hoy, si en el mercado nacional a los empresarios le decimos que tienen que crear una nueva línea de producción, pero les decimos “Te vamos a controlar de esta manera y el precio al que podés vender es tanto”, el empresario va a decir que prefiere esperar para producir. Entonces, un inversor en lugar de poner una industria o construir un edificio -porque no sabe si va a tener energía o porque va a tener una mochila muy grande con los impuestos- se compra un bono, que le rinde 10 u 11 puntos en dólares.

La única manera de combatir la inflación es con producción, pero incentivándola. Motivando a las pequeñas y medianas empresas. En esto, en el Senado tenemos un proyecto para que las Pymes puedan desgravar anticipadamente todas las inversiones de bienes de capital, pero nunca fue tratado porque no es prioridad en el  Congreso.

La confianza no se puede comprar, la tenemos que generar, y recién ahí va a venir la inversión extranjera. Al mercado hay que darle un escenario confiable. Luego, teniendo oferta y demanda bajan solos los precios. Es la mejor forma de combatir la inflación, con oferta y demanda.