La situación de las pymes en nuestro país es preocupante. Los pequeños y medianos empresarios hoy deben enfrentarse a una realidad dura, donde el esfuerzo del día a día no resulta suficiente. El mayor problema que destacan es que no se reconoce la inflación, lo cual impide, por ejemplo, que haya ajustes en los impuestos. Hoy en día es necesario actualizar los mínimos del impuesto a las ganancias y permitir el ajuste por inflación impositivo para no pagar tributos por ganancias ficticias, porque esto a las pymes las está destruyendo.
En todo país serio a alguien que perdió plata no se le cobra impuesto. Si un empresario pierde el 20 % de capital, no se le puede exigir que pague ganancias. Resulta absurdo que las pequeñas empresas sean azotadas de esta forma, cuando deben ser tratadas como el principal motor del desarrollo a nivel nacional. Si queremos que el país crezca, es necesario que se implementen con urgencia políticas que tengan como fin brindarles apoyo, financiamiento y que exista un sistema tributario que no las castigue.
Para revertir esta situación hay que dar varios pasos. En ese proceso, resulta importante imitar aquellas políticas de otros países que benefician a las pequeñas empresas. Por ejemplo, en Colombia las pymes son el principal generador de empleo del país, ya que constituyen más del 99 % del total de establecimientos, generan más del 80 % de mano de obra y representan el 40 % del PBI. Pero eso es posible gracias a las herramientas financieras y fiscales que les brinda el Estado: líneas de créditos, garantías de créditos para asegurar el cumplimiento de las obligaciones fiscales y fondos de capital de riesgo. Continuar leyendo