El Senado Nacional trató esta semana en comisiones el proyecto de ley de pago soberano, anunciado días atrás por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, cuyo eje principal establece el cambio de domicilio de pago a los poseedores de bonos reestructurados en los canjes de 2005 y de 2010.
Esta iniciativa está destinada al fracaso. Considero que hay que trabajar en brindar mejores soluciones y generar un proyecto alternativo para tratar de arreglar con la gente que entró en el canje, planteando condiciones que podamos cumplir.
Nuestro principal problema a solucionar ahora son los acreedores que sí entraron en el canje, pero esto no se va a lograr de la forma improvisada que plantea el Gobierno, sino con proyectos serios, haciendo bien las cosas. En esto existen tres o cuatro alternativas que se pueden brindar para que los bonistas tengan otra oportunidad de cobro. Solucionando ese problema, creo que vamos a poder resolver el de los otros bonistas que no entraron en el canje y acceder al mercado de capitales, que es lo fundamental. Comparto algunas reflexiones:
Cambiar la jurisdicción de pago a la Argentina no será aceptado por una mayoría de los tenedores de deuda que entraron al canje, por eso es muy difícil que lo que pretende el Gobierno tenga éxito.
Si se quiere cambiar la jurisdicción de pago de la deuda, sería conveniente darle a los tenedores de bonos la opción de elegir otras jurisdicciones, como París o Basilea. Vale recordar que hay fondos de inversión que no pueden aceptar nuestro país como lugar de pago, por lo cual es necesario dar otras alternativas para lograr una mayor adhesión a este nuevo canje de deuda.
En relación a la Ley de abastecimiento, que esta semana tuvo dictamen favorable en plenario de comisiones, puedo afirmar que la iniciativa va a provocar más desconfianza y una mayor caída de las inversiones en nuestro país. Esto, sumado al default en el que nos encontramos, genera más recesión, más presión sobre el dólar, y más inflación. Es necesario tomar medidas que fomenten las inversiones, no que las espanten.
Estos proyectos afectan seriamente las finanzas provinciales, y tienen un impacto directo sobre las economías regionales. Hay miles de familias cuyos empleos están en riesgo, y debemos llevarles tranquilidad con medidas que impulsen producción y empleo, no con este tipo de proyectos que generan más incertidumbre y generan más recesión.
Con la inestabilidad, el Gobierno está espantando a la inversión, precisamente lo que que el país la necesita para impulsar la producción. Hoy, si en el mercado nacional a los empresarios le decimos que tienen que crear una nueva línea de producción, pero les decimos “Te vamos a controlar de esta manera y el precio al que podés vender es tanto”, el empresario va a decir que prefiere esperar para producir. Entonces, un inversor en lugar de poner una industria o construir un edificio -porque no sabe si va a tener energía o porque va a tener una mochila muy grande con los impuestos- se compra un bono, que le rinde 10 u 11 puntos en dólares.
La única manera de combatir la inflación es con producción, pero incentivándola. Motivando a las pequeñas y medianas empresas. En esto, en el Senado tenemos un proyecto para que las Pymes puedan desgravar anticipadamente todas las inversiones de bienes de capital, pero nunca fue tratado porque no es prioridad en el Congreso.
La confianza no se puede comprar, la tenemos que generar, y recién ahí va a venir la inversión extranjera. Al mercado hay que darle un escenario confiable. Luego, teniendo oferta y demanda bajan solos los precios. Es la mejor forma de combatir la inflación, con oferta y demanda.