El uso de drones se ha extendido de manera alarmante y se ha convertido en el arma de moda. Todos los países aspiran a utilizarlos. Las ventajas prácticas son obvias al permitir que los vehículos no tripulados efectúen acciones ofensivas sin riesgo de perder personal militar. También representa la posibilidad de que esas misiones no puedan ser identificadas de la misma forma que otras operaciones aéreas que llevan un claro distintivo de la nacionalidad a la que pertenece. Este sería uno de los motivos por los cuales la amplia mayoría del uso de drones de Estados Unidos esté conducido por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y no por el Pentágono a pesar que el Departamento de Defensa cuenta con una flota propia de drones como lo demostró en Irak y en Afganistán.
Existe asimismo, en el caso norteamericano, un motivo jurídico. Las fuerzas militares de Estados Unidos no están autorizadas a efectuar actos hostiles fuera de una zona de guerra aun cuando algunos comandos específicos realicen acciones encubiertas que exceden ese marco. La CIA, en cambio, no tiene limitación alguna.