Más y peor de lo mismo en el discurso oficial

Finalmente la Presidente de la Nación decidió hablarle al país. Lamentablemente, no fue para sincerar la realidad ni mucho menos para hacer un llamado a la unidad. Sencillamente, el objetivo fue ponerle nombre y apellido a los responsables de la muerte del Fiscal Alberto Nisman. Como siempre, aparecieron en escena “los jueces y fiscales (no enrolados en la corriente Justicia Legítima), los medios y especialmente, Clarín. Haciendo caso omiso de lo que expresamente enseña el art. 109 de la Constitución Nacional, la Presidente de la Nación parecería haber resuelto -mas allá de lo que investiga la Justicia- el enigma de la desgraciada muerte del fiscal. Lo que seguramente la inhibió de dar el pésame a sus familiares.

Negando realidades obvias, como quién fue el responsable de la elección del fiscal a cargo de la Unidad AMIA, o la falta de independencia de la Procuración General de la Nación respecto del Ejecutivo, o la militancia de los fiscales militantes, -valga la redundancia-, ensayó una supuesta deuda de la democracia para con la sociedad; en ese tren, propuso -en rigor decidió, si nos atenemos a las mayorías que maneja el oficialismo en el Congreso-, un nuevo cambio de nombre a la Secretaría de Inteligencia (SI). Continuar leyendo