En simultáneo con el constante incremento en el consumo de drogas ilícitas, se advierte un fenómeno en crecimiento: la comercialización interna de drogas en pequeña escala en los barrios.
En esta inteligencia, el esquinero deviene en un eslabón fundamental: es el experto y conocedor de la dinámica de un barrio, observa cada día los movimientos y las situaciones que se desarrollan en una comunidad.
Esta figura resulta esencial dentro de la estructura de las organizaciones dedicadas al tráfico de drogas en pequeñas cantidades. Es quien conoce a los vecinos, los horarios, el funcionamiento de las fuerzas de seguridad, etcétera, y con ello, las vulnerabilidades y las oportunidades que se presentan, de lo que se genera un mapa de actividad criminal único y dinámico, donde la esquina se transforma en el punto estratégico de monitoreo, cercanía, accesibilidad y transacción para esta actividad criminal.
Informes oficiales dan cuenta de esta tendencia en aumento, explican que en los últimos años, en promedio, cerca del 40 % de las causas judiciales iniciadas en jurisdicciones federales por infracción a la ley de drogas son por tenencia para consumo, esto es, se originan en detenciones de infractores que tenían escasa cantidad de droga, básicamente para consumo personal, quienes resultan ser los principales clientes de este modelo de comercialización, denominado narcomenudeo. Continuar leyendo