Una madre fuera de lo común

En un nuevo discurso emitido por cadena nacional el jueves pasado, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner justificó el tarifazo de gas y agua anunciado por los ministros de planificación y de economía ese mismo día. Afirmó que esa medida tiene que ver con la equidad, y que en los últimos años millones de argentinos consiguieron trabajo y por lo tanto pueden afrontar esta fuerte suba de tarifas.

Sin referirse a la inflación, ni mencionar que según el Indec la mitad de las personas que tienen empleo gana menos de $ 4.040 por mes, la Presidente aclaró que esta medida no es un “tarifazo”.

Es curioso que se anunciara una baja de subsidios del 20%, los cuales son más altos que las tarifas que se pagan, llevando a un incremento real de tarifas que en varios casos es del 100% y en algunos casos llega al 400%. Si esto no es un tarifazo, ¿entonces qué es?

Es cierto que muchas personas consiguieron empleo, pero también es cierto que muchas de esas personas apenas llegan a fin de mes debido a la alta inflación que en los últimos dos meses superó el 7%, y en caso de seguir subiendo en la misma magnitud superaría el 40% anual.

En un contexto de desaceleración de la economía, tensión social por reclamos sindicales y paritarias pendientes de definición, una medida como esta no hace más que subir la presión sobre los precios, frenar más el consumo, y propiciar un enfriamiento en la economía. Mientras, el salario de los trabajadores pierde día a día su poder de compra.

¿La madre de todos los argentinos? Una madre no dejaría jamás que algunos de sus hijos mueran de hambre o desnutrición, como sucede en provincias del interior del país. Una madre enseña a compartir entre hermanos pero dando el ejemplo, no enriqueciéndose a costa de sus propios hijos. Una madre haría algo para resguardar a sus hijos que se esfuerzan pero pierden gran parte de lo que ganan por la alta inflación. Frente a todo esto, la madre de todos los argentinos, no miraría para otro lado.

El Gobierno admite que estamos en emergencia económica

A pesar de los números maravillosos que publica periódicamente el Indec y de las excelentes perspectivas que plasmó el poder ejecutivo en el proyecto de presupuesto 2014, esta semana la Cámara de Diputados aprobó la prórroga de la Ley de Emergencia Económica a pedido del Gobierno Nacional.

Resulta contradictorio aprobar esta prórroga cuando por otra parte desde el Indec se anunció hace pocos días que el PBI de la Argentina está creciendo a tasas chinas, y cuando el proyecto de presupuesto que está en proceso de aprobación estima que el próximo año tendremos un amplio superávit, una economía creciendo al 6,2%, ingresos cuyo crecimiento porcentual casi triplica la inflación oficial estimada, y con una balanza comercial que se mantendría superavitaria al menos en los próximos 3 años.

La Ley de Emergencia Económica se sancionó a principios de 2002, en medio de una de las más importantes crisis económicas y políticas de nuestro país. La misma otorgaba al Poder Ejecutivo una serie de facultades extraordinarias, entre ellas: renegociar los contratos de servicios públicos, regular determinados precios, establecer la nueva relación de cambio entre el peso y las monedas extranjeras, y crear retenciones a la exportación de hidrocarburos. Asimismo, tenía un plazo de vencimiento de 3 años, pero fue prorrogada sistemáticamente durante toda la gestión kirchnerista.

Hay algo que evidentemente no está bien. O no estamos en emergencia económica, o los números que publica el Indec y las estimaciones del presupuesto son incorrectas, o se dan las dos situaciones a la vez.

La realidad muestra claramente que tanto las estadísticas oficiales como las proyecciones presupuestarias son totalmente inverosímiles, ya que la inflación real casi triplica a la oficial, la pobreza y la indigencia son muy superiores a lo que informa el Indec, el crecimiento real del PBI es casi la mitad del que informa el gobierno, la balanza comercial es insostenible en el futuro a los niveles previstos en el presupuesto, debido al problema energético, y los gastos para 2014 son muy superiores a los estimados oficialmente.

Por otra parte, si bien la situación económica actual es muy diferente a lo que muestra el relato oficial, de todas formas todavía no podemos afirmar que estamos en una situación crítica, que amerite justificar la prórroga de la Ley de Emergencia Económica. Sin embargo, si no se toman medidas a tiempo, los dos años que quedan para que la presidente Cristina Fernández de Kirchner termine su mandato, podrían traer dificultades económicas importantes. Esto se debe  principalmente a los siguientes factores:

-       Si se sigue emitiendo para financiar el déficit fiscal, la inflación podría acelerarse aún más.

-       Si se incrementa la inflación y el tipo de cambio no acompaña dicho incremento, nuestros productos continuarán perdiendo competitividad en el exterior.

-       Si las importaciones siguen creciendo en mayor medida que las exportaciones, y la deuda externa se continúa pagando con reservas, esto podría incrementar mucho la presión sobre el tipo de cambio.

-       Si continúan las trabas a las importaciones difícilmente se reactiven diversos sectores de la industria.

En definitiva, deberían tomarse medidas para que la transición hacia el recambio de gobierno en 2015 sea menos traumática, para que no terminemos envueltos en una situación económica difícil que nos perjudique a todos. Lo correcto sería comenzar a implementar soluciones concretas ahora en lugar de tratar de postergarlas para que le exploten los problemas al próximo gobierno.