El impuesto a las riquezas que pagarían hasta los pobres

El impuesto a los bienes personales fue creado en 1991, estaba destinado a que lo paguen las personas que tenían una situación patrimonial muy sólida, por ello se le dio informalmente el nombre de impuesto a la riqueza. En ese momento, el mínimo no imponible era de $ 100.000, equivalente a cien mil dólares, una suma muy importante en esa época. Con ese dinero se podía comprar un departamento de 4 ambientes en las zonas más caras de la Capital Federal, era el equivalente a 500 salarios mínimos vitales y móviles. Sin embargo, en más de 20 años este mínimo no imponible tuvo una sola actualización, en 2008, para llevarlo a $ 305.000.

Hoy en día el valor a partir del cual hay que pagar este tributo es irrisorio. Si se actualizase dicho mínimo no imponible de forma tal que siga siendo, como en su creación, equivalente a 500 salarios mínimos vitales y móviles, entonces debería ser de $1.800.000. Y si se actualizase en función al incremento del valor de las propiedades medido en pesos, entonces debería superar ampliamente los 2 millones de pesos.

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Impuesto a las ganancias: un nuevo parche con fines netamente electorales

Debido a la dura derrota electoral que sufrió el oficialismo en las elecciones primarias, y con el objetivo de recuperar en los próximos comicios de octubre parte de los votos perdidos, la presidenta anunció un incremento en el mínimo no imponible y las cargas de familia del impuesto a las ganancias.

Sin embargo, este incremento, que era necesario, no constituye una solución de fondo al problema que implica el impuesto a las ganancias pagado por los empleados en relación de dependencia. Lo que debería implementarse es un mecanismo de ajuste automático por inflación, en lugar de tener que depender del buen humor de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, o de una necesidad netamente electoral como la actual. No es justo que se tenga que llegar a una situación como ésta para que desde el gobierno tomen conciencia del problema, y tampoco es correcto que se busquen réditos electorales con este tipo de medidas.

Si hubiese alguna duda con respecto al carácter electoral de esta disposición, no hay más que observar la leyenda que obligan a escribir en los recibos de sueldo por este incremento del mínimo no imponible: “Remuneración y/o Haber no sujeto al Impuesto a las Ganancias – Beneficio Decreto PEN 1242/2013“.

Es la primera vez que el gobierno exige que se escriba una leyenda de ese tipo en los recibos de sueldos por un simple ajuste por inflación en los parámetros utilizados para el cálculo del impuesto a las ganancias. Esto parece disparatado ya que si el presente ajuste corresponde a un “beneficio” que tan gentilmente da el Poder Ejecutivo Nacional (PEN), entonces sería adecuado que en los recibos de sueldo de aquellos que sufren descuentos del impuesto a las ganancias aclaren que corresponde a un “perjuicio” que produce el PEN.

Hay que dejar en claro que esto no es ningún “beneficio” que regala el gobierno, sino que es una leve compensación del efecto negativo que sufrimos todos los argentinos desde hace años por causa de la inflación, la cual llegó a los niveles actuales debido a la impericia de las autoridades nacionales.

Por otra parte, el gobierno sigue sin actualizar las escalas que se utilizan para el cálculo del impuesto a las ganancias, lo que provoca que se pase demasiado rápido de pagar un 9% a un 35%. Ésta es una deuda que tiene pendiente el kirchnerismo, ya que en ninguno de los gobiernos de los Kirchner se ajustó dicha tabla. La inflación acumulada en los últimos 10 años supera el 300%, pero las escalas de este impuesto no sufrieron ningún incremento, quedando totalmente desactualizadas. 

Es necesaria una reforma integral de nuestro sistema tributario. Los parámetros utilizados en todos los impuestos deberían tener ajustes automáticos por inflación, tanto el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias, como así también las escalas utilizadas y las deducciones admitidas. Y el mismo criterio de ajuste por inflación debería seguirse en las escalas del monotributo, en el impuesto que pagan los trabajadores autónomos, y en el mínimo no imponible del impuesto a los bienes personales, que afectan a millones de argentinos.

Nos merecemos más respeto de nuestros gobernantes. Es poco serio tomar una medida de este tipo para ganar votos, y es indignante que en los recibos de sueldo se obligue a escribir que esto corresponde a un beneficio que da el Poder Ejecutivo. Si realmente quieren beneficiar al país, deberían reformar el sistema tributario, reconocer la inflación y controlarla, aceptar el ajuste en todos los parámetros impositivos, mejorar las cuentas fiscales para revertir el déficit fiscal, incentivar las inversiones, fomentar el empleo, bajar la emisión monetaria, respetar las leyes y combatir la corrupción. El gobierno debe velar por el bienestar de los ciudadanos y resolver los problemas de la gente, en lugar de tomar medidas oportunistas para el rédito personal de los gobernantes.