¿Se puede combatir el virus de la inflación?

La inflación de 2013 fue la más alta de la última década, y la de enero de 2014 fue la más elevada de los últimos 12 meses. Sin embargo, para el Gobierno éste no es un tema importante. La suba generalizada de precios sigue provocando especulación e incertidumbre en los diferentes sectores de la sociedad.

La economía del país perdió la brújula. Empezando con el presupuesto y el Indec, en el que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. La inflación prevista y el tipo de cambio estipulado en el presupuesto para el corriente año es de 10% y 6,4% respectivamente. Lejos de esto, hoy se convive con una inflación del 30% y un tipo de cambio que se disparó a 8 pesos en tan sólo un mes.

A pesar del acuerdo de precios que intentó imponer el ministro de economía Axel Kicillof, recientemente permitió un  incremento del 7,5% en el sector de electrodomésticos.

¿Qué habría que hacer para combatir la inflación? En primer lugar es necesario generar confianza y revertir las expectativas actuales de una mayor suba de precios. Para ello se requiere transparentar el Indec y realizar un presupuesto coherente que permita conocer los ingresos con los que va a contar el país para distribuirlos de forma eficiente, sin dilapidar los recursos en gastos que no reportan beneficios para la sociedad.

Algunos gastos que se podrían reducir son los $ 1.400 millones de fútbol para todos, los $ 750 millones de publicidad oficial, los $ 1.000 millones destinados a mantener Canal 7 (Televisión Pública), que debería financiarse con publicidad privada; y los casi $ 2.000 millones que se le dan a Aerolíneas Argentinas, empresa que debería gestionarse con eficiencia para que deje de ser deficitaria.

Por otra parte, si se subieran las tasas de interés se le quitaría presión al dólar, lo que serviría para que no se recaliente el consumo. Para esto habría que considerar un acuerdo social entre sindicatos, empresarios, y el gobierno, para lograr frenar la espiral inflacionaria.

Adicionalmente, es necesario fijar los objetivos monetarios, de forma tal de frenar la emisión de dinero, lo cual sería posible si se logra revertir el déficit fiscal.

Si se lleva adelante un plan económico integral que abarque como mínimo estos temas, si se le da difusión al mismo, y se toman medidas tendientes a cumplirlo, esto generaría confianza y lograría revertir las expectativas desfavorables sobre la economía. Pero también es necesario que haya reglas claras, que se combata la corrupción y que haya una justicia independiente que garantice el cumplimiento de las leyes. Esto permitiría atraer inversiones, lo cual también quitaría presión sobre el dólar y sobre la inflación.

Es necesario que seamos un país serio, creíble. Pero si se sigue utilizando la mentira como política de Estado, si se usan los recursos para reclutar militantes, si sigue habiendo una justicia adicta al poder, si se sigue emitiendo para financiar un déficit creciente, entonces difícilmente se combata la inflación.

El Gobierno admite que estamos en emergencia económica

A pesar de los números maravillosos que publica periódicamente el Indec y de las excelentes perspectivas que plasmó el poder ejecutivo en el proyecto de presupuesto 2014, esta semana la Cámara de Diputados aprobó la prórroga de la Ley de Emergencia Económica a pedido del Gobierno Nacional.

Resulta contradictorio aprobar esta prórroga cuando por otra parte desde el Indec se anunció hace pocos días que el PBI de la Argentina está creciendo a tasas chinas, y cuando el proyecto de presupuesto que está en proceso de aprobación estima que el próximo año tendremos un amplio superávit, una economía creciendo al 6,2%, ingresos cuyo crecimiento porcentual casi triplica la inflación oficial estimada, y con una balanza comercial que se mantendría superavitaria al menos en los próximos 3 años.

La Ley de Emergencia Económica se sancionó a principios de 2002, en medio de una de las más importantes crisis económicas y políticas de nuestro país. La misma otorgaba al Poder Ejecutivo una serie de facultades extraordinarias, entre ellas: renegociar los contratos de servicios públicos, regular determinados precios, establecer la nueva relación de cambio entre el peso y las monedas extranjeras, y crear retenciones a la exportación de hidrocarburos. Asimismo, tenía un plazo de vencimiento de 3 años, pero fue prorrogada sistemáticamente durante toda la gestión kirchnerista.

Hay algo que evidentemente no está bien. O no estamos en emergencia económica, o los números que publica el Indec y las estimaciones del presupuesto son incorrectas, o se dan las dos situaciones a la vez.

La realidad muestra claramente que tanto las estadísticas oficiales como las proyecciones presupuestarias son totalmente inverosímiles, ya que la inflación real casi triplica a la oficial, la pobreza y la indigencia son muy superiores a lo que informa el Indec, el crecimiento real del PBI es casi la mitad del que informa el gobierno, la balanza comercial es insostenible en el futuro a los niveles previstos en el presupuesto, debido al problema energético, y los gastos para 2014 son muy superiores a los estimados oficialmente.

Por otra parte, si bien la situación económica actual es muy diferente a lo que muestra el relato oficial, de todas formas todavía no podemos afirmar que estamos en una situación crítica, que amerite justificar la prórroga de la Ley de Emergencia Económica. Sin embargo, si no se toman medidas a tiempo, los dos años que quedan para que la presidente Cristina Fernández de Kirchner termine su mandato, podrían traer dificultades económicas importantes. Esto se debe  principalmente a los siguientes factores:

-       Si se sigue emitiendo para financiar el déficit fiscal, la inflación podría acelerarse aún más.

-       Si se incrementa la inflación y el tipo de cambio no acompaña dicho incremento, nuestros productos continuarán perdiendo competitividad en el exterior.

-       Si las importaciones siguen creciendo en mayor medida que las exportaciones, y la deuda externa se continúa pagando con reservas, esto podría incrementar mucho la presión sobre el tipo de cambio.

-       Si continúan las trabas a las importaciones difícilmente se reactiven diversos sectores de la industria.

En definitiva, deberían tomarse medidas para que la transición hacia el recambio de gobierno en 2015 sea menos traumática, para que no terminemos envueltos en una situación económica difícil que nos perjudique a todos. Lo correcto sería comenzar a implementar soluciones concretas ahora en lugar de tratar de postergarlas para que le exploten los problemas al próximo gobierno.