Muy bien por el gobierno panameño. Defender que el tema de Venezuela ha debido ser debatido abiertamente en la reciente reunión de la OEA es tener el valor y la independencia para abogar por los derechos humanos y la democracia. México, Estados Unidos, Canadá y otros quisieron debatir públicamente. Pero no fueron mayoría.
La situación de opresión y catástrofe democrática en Venezuela es cada día más obvia. Ha llegado a un punto en el que en un mundo ideal todos los gobernantes del continente americano deberían dar la espalda a las barbaridades que está haciendo el gobierno de Nicolás Maduro. Lo lamentable es que por razones obvias no lo hacen. Los aliados (ALBA y afines) continúan, bajo el velo de la presunta ideología, amarrados a chorros de petróleo o dólares, o ambos, que no se sabe hasta cuándo alcanzaran. Y mientras tanto el pueblo sufre. ¿A qué pueden temer los países no aliados de Venezuela para no ser más radicales en sus decisiones? No es un llamado a la violencia, hay muchas formas diplomáticas y sanciones que se pueden implementar.