Una adicción monetaria que nunca acaba

La dependencia es el factor más peligroso de cualquier adicción, pues es lo que hace difícil la separación, y sobre todo, la libertad para que un individuo viva sin dicha adicción.

El reporte de nóminas el día viernes dejó en evidencia la magnitud de la adicción que los mercados accionarios tienen frente a la liquidez provista por los bancos centrales. En particular, el número de trabajos creados en el mes de agosto y la revisión de septiembre (169 mil trabajos y 104 mil trabajos respectivamente) fueron ambos decepcionantes, no obstante, los futuros del S&P 500 volaron. Si no hubiera sido por el anuncio del presidente Ruso, Vladimir Putin, de asistir a Siria en caso de un conflicto bélico, el mercado habría cerrado fuertemente hacia el alza.

La explicación es sencilla: los mercados se alegran por un mal reporte, pues mitiga la posibilidad del comienzo para reducir la liquidez. Aunque suene irracional, malos reportes económicos ahora son una razón para que los mercados accionarios suban, pues el primer conductor de la tendencia alcista de los mercados no ha sido la mejora en los fundamentales macroeconómicos, sino la inyección de liquidez monetaria.

En el corto y mediano plazo la preocupación es cada vez menor sobre cuándo van a sustraer la liquidez, pues es posible que los hacedores de política decidan mantener la política monetaria expansiva por un prolongado tiempo, al estilo Japón. Sin embargo en el largo plazo, la dinámica de pedir prestado crecimiento del futuro para nuestro hoy, dejará un gran abismo para el momento en que obligatoriamente se tenga que eliminar la adictiva liquidez.

Septiembre, mes determinante para los mercados

No hay mucho que inventar para entender que septiembre es un mes determinante para los mercados financieros en lo que resta del 2013, y que por el mismo motivo, sigue siendo prioridad trabajar nuestras inversiones con un perfil defensivo.

Agosto cerró generando las mayores pérdidas mensuales en el mercado accionario americano en lo corrido del año, dándole apertura a la gran incertidumbre en cuanto a la resolución de asuntos cardinales.

En septiembre, será el tiempo donde sabremos si se lleva a ejecución el proceso de finalización del Quantitative Easing (QE) por parte de la Reserva Federal (FED), y con qué velocidad dicha entidad empezará la reducción de liquidez. Además, varios reportes como la próxima cifra de nóminas en los Estados Unidos serán un arma de doble filo, pues un buen número podría tomarlo el mercado como algo negativo, pues una mejor economía aumenta las probabilidades de que la FED retire el estímulo.

Otros titulares como la fatiga fiscal en EEUU, la resolución sobre el “Obamacare”, el conflicto en Siria, y la reciente alza en las tasas de interés de largo plazo, son suficientes para generar volatilidad con sesgo bajista en los mercados.

Aunque varios inversionistas crean que agosto ya fue un periodo suficiente para que el mercado accionario corrigiera, no debemos olvidar que detrás de éste, han habido ocho meses donde las acciones no pararon de subir.

Así como el buen maestro no se cansa de repetir, no nos debemos cansar de resaltar la necesidad de priorizar la protección de ganancias sobre cualquier otro objetivo en la administración de nuestras inversiones, por lo menos en los dos próximos meses.