El fiscal que trabajaba en la causa AMIA está muerto. Según parece, matarlo era también una medida efectiva para matar la causa. Mientras el fiscal muerto no podrá ir a la Fiscalía nunca más para avanzar con la denuncia; los fiscales vivos que fueron designados hace ya una semana, y a un mes del crimen de Nisman, todavía no fueron ni se presentaron en la Fiscalía para asumir la conducción del equipo y retomar la causa.
Parece que los fiscales recientemente nombrados estarían de vacaciones, mientras el país entero está sumido en el duelo que el Estado no le dio a Nisman; y se toman su tiempo para llegar a una Fiscalía que sospechamos van a intentar desmantelar o reorientar para encontrar la nueva verdad que pueda estar alineada con las teorías que D’Elía, Esteche y Larroque querían plantar, dirigidos por Mohsen Rabbani desde la embajada paralela con Irán. Continuar leyendo