Usted tampoco está a salvo de un leak

Si le llama la atención el caso del empleado infiel de la CIA, preste atención dentro de su propia organización. Tenga cuidado sobre el cuidado de la información. Nadie está a salvo de un leak. Ni siquiera usted.

¿Cuánto conoce en realidad a sus proveedores? ¿Qué sabe de sus sistemas de seguridad? ¿Está realmente blindado frente a la filtración de datos vitales de su empresa? Hoy en día, existen pasos elementales para chequear la identidad y la trayectoria de una persona u organización. Si hasta hace no mucho la única forma era pedir referencias a ex empleadores o colegas, ahora los antecedentes están a un click de distancia.

Distintos sitios en Internet construyen reputación a través de la opinión de usuarios, clientes, empleados y público en general. Sucede con compañías de cruceros, pero también con médicos, arquitectos y profesionales de cualquier industria. ¿Acaso no le llamaría la atención alguien sin ninguna mención en Google? ¿Pagaría por los servicios de alguien sin nombre en Internet?

Si usted no cenaría en un restaurante cuyas críticas online son poco convincentes, ¿por qué no recorrería el mismo proceso a la hora de confiar cuestiones de su empresa?

Lo primero, entonces, es pasar el peine fino por la red. Antes que consultar personalmente, antes que ir hacia alguien puntual, la lógica de la era digital es averiguar online. Esos antecedentes, sumados a una serie de estudios propios y demostraciones comprobables de cualquier contratación, reducen notablemente el margen de error a la hora de confiar la suerte de su organización.

Luego está la auditoría interna, permanente, apoyada por distintos recursos de su estructura corporativa. Desde el área de recursos humanos, esencialmente, para interpretar el momento y el contexto de cada miembro de la operación. En momentos en que los canales de la información son tantos y tan diferentes -y tan veloces-, urge agudizar el ingenio para conocer la sensación térmica de la órbita interna. Todo el tiempo. Sólo así se pueden prever situaciones indeseadas.

Claro que no existen fórmulas matemáticas perfectas para evitar una fuga. Como dije anteriormente, nadie está a salvo de un leak. Por eso, hay que estar preparado. Prepararse para una situación de crisis es tanto o más importante que tratar de evitarla. Decida de antemano cuál o cuáles van a ser sus respuestas frente a distintos escenarios negativos, desde el más leve hasta uno catastrófico.

Sepa quién va a ser el vocero de cada situación y qué respuestas estratégicas va a dar para los problemas que puedan surgir. ¿Tiene un comité de crisis? Prepárelo. En esta nueva dinámica de circulación, hay que anticiparse a lo inimaginado. Y piense, siempre piense: si le pasó al gobierno más poderoso del mundo, ¿por qué no podría pasarle a usted?