La obediencia debida tiene un límite

Quizás no tan paradójico, pero el Gobierno que está a favor de los derechos humanos por los crímenes sucedidos en la dictadura, es el que más aplica hoy la obediencia debida con sus legisladores.

Es sabido que por lo general la gente tiende a respetar la autoridad y a acatarla sin mucho cuestionamiento. Está para eso el estudio de Harvard donde los alumnos torturaban a un paciente porque se los decía el doctor.

Por supuesto que la persona, mientras más mediocre y más cobarde, más obediente.

Pero sabemos que la obediencia debida no es una excusa para los cobardes. No se puede alegar que una persona hace algo que sabe que está mal porque se lo dice su superior.

No lo exime de responsabilidad. Y así tiene que ser.

El congreso obsecuente

La Presidente envió el proyecto de cambio de sede en los pagos de los bonos y celebro que esa decisión la remita al Parlamento. Lo que allí salga será responsabilidad de todos los argentinos y sus consecuencias también.
Allí están los representantes que votamos todos y más interesante aun, algunos quieren que los sigamos votando.

La ley propone un cambio de jurisdicción, que es entrar en desacato a un fallo judicial de una corte donde voluntariamente litigamos. Esto no es una pelea con los fondos buitres -esa pelea lleva 12 años-, esto es un desacato a un fallo judicial.

Como es un fallo de la justicia norteamericana, muchos ya están aplaudiendo, sobre todo desde la calle. Pero no respetar un fallo en la principal plaza financiera mundial, supongo yo, que debe tener alguna consecuencia para el futuro. Difícil pensar que no pase nada.

Es por esto que espero que el Congreso de la Nación debata y vote lo que considere mejor para el país.

Solo pido un favor, aquellos que lo hagan a favor del cambio de jurisdicción, nos expliquen las consecuencias de su decisión y si están dispuestos a hacerse responsable de ellas o le echaran la culpa a otro.

Como también a los que voten en contra nos digan cuales son las consecuencias de no cambiar de jurisdicción.

Es decir, votar a conciencia y teniendo en claro los escenarios de lo que va a suceder. Lo necesitamos los argentinos, que nos expliquen que su voto lo tienen bien estudiado y sus consecuencias también.
Así sabremos a qué atenernos a la hora que la ley se vote.

La mayoría de los legisladores harán discursos mediocres y cobardes de fáciles aplausos hablando del pasado. Son irrelevantes. Pero la Cámara tiene legisladores que dicen tener la altura suficiente como para votar con responsabilidad.

Sería bueno que ellos, en su justificación del voto, nos cuenten cómo creen que va a seguir la economía argentina con un default de largo plazo y con desacato judicial. Como también sería bueno que expliquen lo malo o bueno de cumplir con el fallo adverso de la Corte.

Que digan cómo ven la inversión en Argentina, cómo ven la reputación argentina en el mundo, qué escenario de crecimiento económico vislumbran. Cómo van a resolver la falta de energía del país, volver a generar inversiones y empleo.

Posiblemente tengan todas las respuestas y efectivamente, con esta medida Argentina se encamina a desintegrarse del mundo pero a superar sus problemas económicos.

Lo único que espero es que digan lo que va a pasar y, si eso no llegara a suceder, no le echen la culpa a otro, acepten que fueron las consecuencias de su decisión.

Antipatria

No hay nada peor que un irresponsable que se embandera con la azul y blanca y al grito de patria le hace un daño enorme a la Argentina. Para ejemplo, tomar a Galtieri.

Así como muchos creen que pagar a los buitres es ser antipatria, otros pensamos que mandar a la Argentina a ser un paria internacional es antipatriota y que esa decisión trae solo más recesión, desempleo e inflación.

Quizás me equivoco y los señores legisladores que votarán a conciencia, habiendo evaluado bien todas las consecuencias de sus actos, luego se harán cargo de las mismas cuando vuelvan a las elecciones.

Pero si las cosas no salen bien, les pido no apelen a la obediencia debida. Es que la obediencia debida tiene un límite y ese es el futuro del país y de los argentinos.