El 4 de septiembre, Milagros, de 7 años, fue asesinada a cuchillazos por la ex pareja de su madre cuando esta decidió terminar con la relación. Débora Gómez (25) murió de un mazazo en la cabeza por su pareja Jesús Alberto Ayala, el 4 de agosto en Mendoza. Claudia Noemí Ponce murió consecuencia de un balazo en el cuello que le propició su pareja en Santiago del Estero, el 13 del mismo mes y el 14, una mujer de 49 años fue asesinada a puñaladas en el partido bonaerense de Pilar. Por este crimen buscan a su ex marido, quien se llevó al hijo discapacitado de ambos. Por último, Mariana Roby (45) murió de un tiro a manos de su pareja, con quien estaba en trámites de separación, en Provincia de Buenos Aires. La lista sigue y cada vez son más las mujeres víctimas de violencia de género que mueren víctimas de femicidio en la Argentina.
De hecho, las cifras son escalofriantes: en el 2013 se registraron 295 femicidios en el país, un 16 por ciento más que en el año 2012; una mujer es muerta cada 30 horas víctima de femicidio; en el año 2008 hubo 208 femicidios, en el año 2009 fueron víctimas 231 mujeres, en el año 2010, 260, en el 2011 la cifra subió a 282 y en el año 2012 los femicidios fueron 255.
El femicidio es una de las formas más extremas de violencia hacia las mujeres. Es el asesinato cometido por un hombre hacia una mujer a quien considera de su propiedad. Se trata de un término político que denuncia la naturalización de la sociedad hacia la violencia sexista. El concepto femicidio fue desarrollado por la escritora estadounidense Carol Orlock en 1974 y utilizado públicamente en 1976 por la feminista Diana Russell, ante el Tribunal Internacional de Los Crímenes contra las Mujeres, en Bruselas., actualmente incorporado al diccionario por la Real Academia Española gracias a la antropologa feminista mexicana Marcela Lagarde.
En marzo del año 2009 se sancionó la ley 26.485 sobre protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales. Una ley que consagra un gran cúmulo de derechos que protegen a la mujer contra la violencia de género.
Ahora bien, los números, objetivos y ajenos a todo relato épico, nos muestran que la sola sanción de una ley cargada de derechos y reconocimiento no elimina este flagelo social. Los números evidencian que la política pública que se esté llevando adelante al respecto no está dando resultados positivos.
Quizás, ese sea el primer problema que evidencia la ausencia del Estado en esta materia: los números. Las cifras antes citadas son relevadas por el Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano”, dirigido por la Asociación Civil La Casa del Encuentro.
En Argentina no existe organismo estatal alguno que brinde datos oficiales sobre femicidios. Entonces, los datos estadísticos, insumo indispensable para la construcción de políticas pública, dependen de iniciativas privadas que con gran esfuerzo llevan adelante una difícil tarea que el Estado no cumple y sin contar con las herramientas apropiadas (acceso a datos hospitalarios, policiales y judiciales).
No puede haber política pública exitosa si, en primer lugar, no contamos con un claro y preciso diagnóstico que nos permita atacar la conflictiva de la mejor manera. Para la elaboración de políticas públicas que protejan la vida de las mujeres es siempre necesario contar con el diagnóstico adecuado para así encontrar cuál es el abordaje necesario.
Allí nos encontramos con el segundo problema: los recursos económicos. No existe política pública que pueda tener éxito si no se destinan para su ejecución los recursos materiales y humanos necesarios para llevarlas adelante, una cuestión que, a primera vista, pareciera básica.
Quizás no lo vean así quienes hoy están encargados de elaborar y llevar adelante las políticas públicas contra la violencia de género. Aquí, nuevamente, pareciera que los números no acompañan la lucha contra la violencia de género: el monto asignado al Consejo Nacional de las Mujeres en el presupuesto 2014 es de 16, 2 millones de pesos, dentro de los cuales el 71,6% (11,6 millones de pesos) son destinados al pago de los haberes del personal. Es decir, sólo el 28,4% del presupuesto del Consejo se destina al cumplimiento de la ley 26.485 de violencia contra las mujeres. A su vez, el presupuesto del Consejo representa tan solo el 0,0018% del presupuesto total, lo cual significa un 33% menos de lo asignado en el presupuesto 2013.
La declaración de la emergencia nacional en materia de violencia de género es una necesidad imperiosa, repito, una mujer muere cada 30 horas a causa de la violencia de género en nuestro país. La no elaboración de estadísticas no va a ocultar el problema, la violencia de género y los femicidios no son una sensación: son una realidad que hay que combatir.