El difícil equilibrio de Massa

“La ancha avenida del medio” que supo profesar Sergio Massa como candidato presidencial durante la campaña electoral del 2015, parece haberse convertido, al menos por algunos momentos, en una “estrecha calle del medio”. No porque haya disminuido la cantidad de sus seguidores sino por lo difícil que le resulta en ocasiones al actual diputado nacional, mantenerse como una alternativa real al macrismo y al peronismo.

Desde que emergió en el 2013 en las elecciones legislativas, ganándole al kirchnerismo en una alianza bonaerense con el PRO, Massa siempre avizoró que debía diferenciarse del Frente para la Victoria (FPV) y del PRO.

Con esa estrategia afrontó las elecciones presidenciales de 2015, pero claramente su posición no contemplaba que la UCR, la segunda estructura política mas importante de la Argentina detrás del peronismo (con gobernadores, intendentes, legisladores nacionales y provinciales) estableciera una alianza con Mauricio Macri y Elisa Carrió (Coalición Cívica), que derivó en Cambiemos, el actual frente gobernante.

El tercer puesto del ex intendente de Tigre, detrás de Macri y de Daniel Scioli, siguió alimentando la idea de la “tercera posición”, pero ante el nuevo tablero político y de poder en la Argentina, cada vez resulta más difícil establecer esa opción.

Si bien en la dialéctica Massa juega a ser “distinto” del gobierno y del FPV, intentando desmarcarse permanentemente, lo cierto es que le cuesta bastante salir de la telaraña en la que quedó atrapado.

La gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, tiene línea directa con Massa y no es extraño que se repitan las llamadas entre ambos por temas de gestión en la provincia de Buenos Aires. ¿Por qué? Porque Massa de alguna manera cogobierna con Vidal. Dada la falta de legisladores propios que tiene Cambiemos en la provincia, el PRO terminó sellando un acuerdo con Massa: apoyó a las leyes del gobierno provincial a cambio de cargos. Así, el presidente de la Cámara de Diputados bonaerense es el massista Jorge Sarghini.

Daniel Arroyo (candidato a vicegobernador de Felipe Sola) y Mario Meoni (ex intendente de Junín que perdió la comuna), estrechos colaboradores del Frente Renovador, son directores del Banco Provincia; el sub es Carlos Vittor contador (ex funcionario del municipio de Tigre y de la ANSES); en tanto como subtesorero aparece Facundo Fernández, apoderado del Frente Renovador y secretario de Economía de San Fernando.

En el Senado provincial, el massismo se quedó con la vicepresidencia segunda, a cargo del cuñado del jefe del Frente Renovador, Sebastián Galmarini; en tanto la Secretaría de Relaciones Institucionales quedó a cargo de Germán López.

Incluso en su momento trascendió que fue Massa quien sentó al camporista José Ottavis ante Vidal, cuando el dirigente kirchnerista aún manejaba el bloque del FPV. Ottavis debió dejar ese rol, producto de la ofensiva del PJ ortodoxo por desplazar a La Campora, pero mantiene intacto su vínculo con el ex intendente de Tigre.

Respecto del gobierno nacional pasa algo similar. Por un lado, miembros del massismo como Adrián Pérez o Francisco Delgado pasaron directamente a ser funcionarios de la administración de Mauricio Macri.

La posición de Massa respecto de la ley antidespidos padeció ese doble estándar que tiene el Frente Renovador con el gobierno nacional. Massa tiene un fluido diálogo con el titular de la Cámara de Diputados y principal operador del gobierno, Emilio Monzó. Y también con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Han sido varias las ocasiones en que Monzó y Frigerio visitaron a Massa en su casa de Tigre para acordar algo, relacionado con alguna ley del Congreso Nacional.

Pero con la ley antidespidos, el jefe del Frente Renovador se topó con la heterogeneidad de la fuerza que formó para la campaña electoral.

“El Frente Renovador tiene tantas diferencias como miembros”, ironizó un integrante del gabinete nacional de Mauricio Macri, días después de que el propio Presidente invitara a Massa a “no votar con el kirchnerismo”, a favor de la ley contra los despidos.

Mas allá de la chicana de Macri, el diputado nacional terminó acordando con el peronismo, porque necesitaba ocultar las discrepancias y reclamos internos que surgieron en torno a la doble indemnización y la suspensión de despidos.

Fue el titular del PJ nacional, el diputado sanjuanino José Luis Gioja, el que lo convocó a él y a otros dirigentes como Diego Bossio, para avanzar en el tratamiento en Diputados de la Ley Antidespidos, sin cambios referentes a la PYMES, como lo pretendía el Frente Renovador. Esa convocatoria a los distintos “peronismos” fue avalada por el bloque del Frente para la Victoria con Héctor Recalde a la cabeza.

“¿Massa está con el gobierno o con el Frente para la Victoria?”, se preguntó un experimentado dirigente radical, que añadió una chicana: “¿Como se sentirá Margarita Stolbizer al ver que Sergio vota con el peronismo oficial y disidente?”. Massa y Stolbizer había establecido una agenda parlamentaria que pareció desvanecerse con el debate por una ley que suspendiera los despidos.

Mientras el peronismo se mantenga dividido, el Frente Renovador sigue siendo una opción plural, que excede al pejotismo. Sin embargo, si el PJ se unifica como tal para las elecciones del 2017, y el oficialista Frente Cambiemos hace lo propio, en tanto el kirchnerismo queda como una tercera opción electoral, es muy poco lo que queda para repartir entre el massismo y otras expresiones.

¿Estará cerca la hora en que Sergio Massa vuelva al PJ nacional o termine convirtiéndose en un firme aliado o miembro del frente oficialista?