Muchas veces escuchamos las frases: el deporte es salud, o que el deporte promueve hábitos y disciplina de forma más divertida que en la escuela. Sin embargo, a veces deja de ser algo placentero porque las familias ven en sus niños los futuros deportistas de élite, ya sea por un símbolo de status o por un horizonte económico mucho más holgado. En este caso retumba la advertencia de Spinoza: estamos en discordancia y estar en discordancia es una manera de ser en nuestros días de desdicha.
El deporte actual poco tiene que ver con la Grecia antigua, en la que se practicaba la gimnasia para honrar a los dioses. Tal como lo conocemos es un invento moderno, propiamente de la revolución industrial. Primero practicado por las clases acomodadas y luego incorporado a las escuelas para que los jóvenes sean disciplinados intelectual y corporalmente.