Un debate sin política: del círculo rojo al círculo gris

Por suerte, el domingo, además de la ciudadanía twitter (aquellos que tenían la tarea de blindar el tránsito de los candidatos durante el debate e instalar, apenas concluido, los resultados en la red) también estaban los disidentes (aquellos que, según Tomás Abraham en entrevista con Alejandro Fantino, más que defender o atacar, se permiten pensar). En la emblemática transmisión ellos escribían en la red cosas como: “Papa Francisco vs Boca”; “Un debate entre Lilita y Cristina”.
En suma, cuando el debate sirve a los candidatos pero no a los ciudadanos, no hay bien público, hay bien privado y es dudoso que con ese formato contribuya a la calidad institucional. Lo del domingo fue un excelente evento político, con ciudadanos participando incluso con récord televiso, pero como convidados detrás del enrejado. Suena antipático, pero hay que señalarlo. Es el rol que les tocó en el reparto. La pregunta es: ¿Probó el debate final que no era necesario una ley para realizarlos? No. Continuar leyendo

Entendiendo a Cristina

Serena. Fresca. Sagaz. Coloquial y divertida. ¿El regreso de Cristina hacia sí misma? Si el inicio del kirchnerismo sorprendió a todos con un revival setentista en un país donde el lenguaje militar se había sepultado con el Nunca Más, el cierre abandona el espejo retrovisor del peronismo fundacional –D’Elía offside- y nos convoca a la reconciliación nacional (Macri, CGT y, Zamora mediante, los radicales). En efecto, pétalos de rosas multicolores en lugar de descalificaciones fue el tributo de las tribunas kirchneristas a los sectores de la oposición desde los palcos del Congreso de la Nación el pasado 1º de marzo.

Tres reflexiones a propósito de que lo importante del discurso de la Presidenta no fue lo que dijo sino lo que sugirió.

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