La “estigmatización” del impuesto a las ganancias

La polémica desatada por la aplicación del mínimo no imponible a la cuarta categoría del impuesto a las ganancias que pagan los trabajadores muestra una situación complicada tanto para este gobierno como para el que lo suceda, en caso de no arribar a algún acuerdo con el sindicalismo antes del 10 de diciembre.  La razón es que, luego de las distorsiones generadas desde el 2000 con la aplicación de la “tablita de Machinea”, este impuesto se ha trasformado en una base importante de la recaudación y a eso hay que sumarle que es un impuesto de fácil cobro y que no puede ser evadido. Para un gobierno no hay nada mejor que un impuesto fácil de cobrar y difícil de evadir. Pero la distorsión se ha producido desde el primer gobierno de Cristina Fernández de Kirchner por la fuerte suba de la inflación que generó grandes aumentos salariales. Desde el 2007 hasta el 2014 el monto del impuesto a las ganancias aportado por los trabajadores subió más de un 100 % en tanto que el pagado por las empresas aumentó un 25 %. En ese periodo la inflación medida por consultoras privadas subió más de un 200 por ciento.  Continuar leyendo