Frente a campañas incomprensibles

Vincent Price se hizo famoso por una risita macabra con la que decoraba algunas películas de suspenso y terror. Se trataba de una mezcla de goce y perversión que el actor transformó en su marca registrada.

Algo parecido debe estar ensayando Daniel Scioli al ver el espectáculo que ofrecen Mauricio Macri y Sergio Massa desgarrándose votos que sólo serían útiles para ganarle a él.

El ex intendente de Tigre acaba de desafiar al candidato de Cambiemos a un debate cara a cara por el segundo puesto, mientras que el líder del PRO ha pedido a la ciudadanía no despilfarrar su voto y concentrarlo en su propuesta para asegurarse un lugar en la segunda vuelta.

Si Scioli gana en estas condiciones, sería un caso de estudio en donde un candidato se impondría casi con nada, debiéndoles casi todo su triunfo a sus contrincantes.

En efecto, Scioli carece de una propuesta atrayente. Su discurso es una ensalada de kirchnerismo culposo y contradictorio. En el mejor de los casos, sus fórmulas parecen bien lejanas de lo que el país necesita en este momento del mundo.

El gobernador aún cree que su fórmula mágica de amor y paz todo lo puede. Pero hoy en día hay ciertos rigores técnicos de los que no se puede escapar y en los que él y su equipo no parecen querer meterse. Continuar leyendo