El discurso del 1º de marzo

El presidente Mauricio Macri acaba de revelar que el despilfarro de recursos durante la administración de la señora Cristina Fernández sumó muchísimo más dinero que la corrupción. Al mismo tiempo, confirmó que dividirá en dos su discurso inaugural de las sesiones ordinarias del Congreso, el 1º de marzo: cincuenta minutos los dedicará a explicar el estado en que recibió el país y otro tanto a hablar del futuro.

Parece ser que la cuestión de la herencia recibida fue un tema de debate en el Gobierno ni bien asumió, el 10 de diciembre. Había claramente dos posturas: franquear el conocimiento de lo que se encontró o no hacerlo —al menos en ese momento— para evitar el pánico de la población. Obviamente, ganó esta última postura. Se trató, para nuestro humilde entender, de un error. De un grueso error.

En primer lugar, darle el gusto a un Gobierno corrupto y mentiroso (como nunca antes se había conocido en el país) de salirse con la suya, porque medio país seguía en la oscuridad informativa, parece un hecho de una injusticia mayúscula, máxime cuando quien lo hace no recibe ningún reconocimiento por eso, sino sólo palos y señales de revancha.

En segundo lugar, es inconsistente con la idea trasmitida más de una vez por quien hoy es presidente: la sociedad está madura para aceptar los cambios. Suponer que está madura para aceptar los cambios, pero no para escuchar las razones por las cuales hay que hacerlos supone una contradicción en los términos. Continuar leyendo

Días de vertigo

No hay dudas de que el de Mauricio Macri es un gobierno vertiginoso. No hay un día en que las noticias permitan correrlo del centro de la escena. Con buenas y malas, el Presidente y su equipo producen novedades o reciben impactos que los ponen en la mira.

En cuarenta días hábiles de gobierno hay para todos los gustos. Desde la apertura incruenta del cepo hasta la detención de Milagro Sala (que no fue generada por el Gobierno de Macri, pero sí por un aliado suyo y también de Sergio Massa, hay que decirlo, a cuya agrupación pertenece nada menos que el vicegobernador de la provincia y en la que el renovador se adjudicó el triunfo como candidato a presidente); desde el carnavalesco acampe en Plaza de Mayo hasta arreglar con los bonistas italianos y proyectar un mínimo no imponible de ganancias superior a cuarenta mil pesos, el Gobierno de Cambiemos ha sido cualquier cosa menos neutro.

Se ha metido con cuestiones grosas: la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA) y la Autoridad Federal de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (AFTIC), los cuadros de Hugo Chávez y Néstor Kirchner, los ñoquis militantes de la administración estatal, las tarifas eléctricas, las paritarias, el déficit innombrable de Aerolíneas Argentinas, Radio Nacional y la TV pública, el enfoque de las relaciones exteriores… Continuar leyendo

Política y daños colaterales

El presidente Mauricio Macri ha resuelto crear una mesa política para evitar cortocircuitos comunicacionales de sus medidas y tratar de prevenir los inconvenientes que futuras decisiones puedan conllevar. Esa mesa está integrada por el jefe de gabinete, Marcos Peña, el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, el secretario de Comunicaciones, Jorge Grecco y ministros específicos que se agregarían según la temática.

Como todo el mundo sabe, el Gobierno de Cambiemos ha sido etiquetado como un Gobierno de gerentes, lo que da a entender que tiene una inclinación a medir toda la realidad argentina por resultados aritméticos y a no considerar los inasibles e inmedibles costados de esa misma realidad que algunos califican, justamente, como la política.

Así se expresó la semana pasada la reina de esa frase, la ex presidente Cristina Fernández, que hizo de su mandato una especie de éxtasis de lo inasible, al mismo tiempo que —mientras cantaba esa canción— hacía desaparecer miles de millones de dólares (muy asibles) que nadie sabe dónde están. Porque la verdad es que no están. En la década de mayor flujo de dinero hacia la Argentina por los precios de sus commodities y las condiciones financieras internacionales, la infraestructura se destruyó y la pobreza alcanzó la satelital cifra del 30% de la población. ¿Dónde fue a parar todo ese dinero? Si no está en obras y no lo tiene la gente, ¿se lo habrá llevado la política? No se sabe, lo único cierto es que no está. Continuar leyendo

Macri en Davos

Ayer el presidente Mauricio Macri inició su viaje al Foro Económico Mundial de Davos con una amplia agenda que comprende presidentes, vicepresidentes, primeros ministros, CEOs, y hasta la reina Máxima de Holanda. El Presidente viaja acompañado por Sergio Massa, en representación de la oposición.

Está claro que la importancia del viaje radica en un costado inasible de los acontecimientos, como son los símbolos. Porque, efectivamente, el aspecto más relevante del viaje no son los resultados concretos con que pueda volverse Macri, sino la señal que el Gobierno argentino está enviando tanto interna como externamente.

Luego de doce años de cautiverio paleolítico, en donde se confundió la política exterior del país con la temática de las asambleas de estudiantes universitarios (y a veces ni siquiera universitarios), años en que el Gobierno kirchnerista afilió al país junto a una caterva de autocracias (cuando no directamente a totalitarismos puros y simples) con la idea de que eso era revolucionario y que era una manera de mojarles la oreja a los poderosos, que, supuestamente, se iban a alarmar por las compañías que estaba echando la Argentina, el país regresa a una mesa a la que se sientan las democracias del mundo y los países líderes en calidad de vida y desarrollo humano. Por supuesto que a nadie le interesaron las divagaciones del país durante aquellos años y simplemente le soltaron la mano, como aquellos que dejan a los locos hablando solos. Continuar leyendo

Salir de la descomposición

La herencia que recibió Cambiemos del Frente para la Victoria ha sido devastadora. No hay una sola cosa en su lugar. En materia de cloacas institucionales, la fuga de los hermanos Lanatta y Schillaci ha puesto de manifiesto la podredumbre a la que ha llegado la connivencia entre el narcotráfico, la política y las fuerzas de seguridad.

A esta altura ya nadie cree que los tres delincuentes simplemente tuvieron la oportunidad de escapar y lo hicieron. La gobernadora María Eugenia Vidal llevaba exactamente catorce días en el gobierno cuando los asesinos del triple crimen salieron por la puerta principal del penal de General Alvear. No hay casualidad cuando no parece haber casualidad.

Los zafarranchos que ocurrieron sobre fin de año, cuando se decía que los delincuentes estaban rodeados (después de haber herido gravemente a dos policías) y en los días siguientes, cuando cambiaron varias veces de auto, “visitaron” a la suegra de Schillaci y compraron en una verdulería no son más que la evidencia de una cadena de corrupción que antes de estar buscándolos parecería estar avisándoles los próximos movimientos.

El Gobierno de Mauricio Macri debe enfrentar varios frentes al mismo tiempo y no puede darse el lujo de fallar. Si lo hace, el regreso del populismo será definitivo a la Argentina y esta vez vendrá radicalizado de verdad. Continuar leyendo

El inefable Sr. Durán Barba

Seguramente Jaime Durán Barba tendrá sus méritos luego de haber trabajado años al lado del hoy presidente Mauricio Macri. Pero no caben dudas de que sus consejos en cuanto al sinceramiento de la herencia K son de muy mala factura y le pueden costar muy caro a la administración.

El ecuatoriano insiste en que no hay que revelar el estado en que se encontró el país bajo el argumento de que aún existe un 40% de argentinos que respalda a Cristina Kirchner. Con ese criterio, mi querido Jaime, las democracias no votarían, se manejarían con un conjunto de gurúes como usted que indicarían qué es lo que se supone que quiere la gente. Pero da la enorme casualidad de que las democracias no son eso. Las democracias requieren de la consulta a la sociedad para investir a un Gobierno de la legitimidad de origen que exige la Constitución.

Una vez instalado, el Gobierno necesita tener legitimidad de ejercicio para pasar, por fin, la prueba ácida de la democracia, esto es, que en el país rija el Estado de derecho y el imperio de la ley por sobre la voluntad de las personas. Esa es justamente la legitimidad que el Gobierno de la señora de Kirchner nunca tuvo. Continuar leyendo

Macri en Asunción

El presidente Mauricio Macri tuvo en Asunción su primera reunión internacional con sus colegas del Mercosur. La unión aduanera regional hace rato que está estancada y no funciona en su objetivo principal que es el de incrementar el comercio entre sus socios. La increíble ceguera de sus dos principales integrantes —Brasil y Argentina— ha convertido al acuerdo en un sello de goma, inútil y burocrático, bueno para nada.

Esta condición debería ser de por sí preocupante, porque obviamente un acuerdo hecho para aumentar el comercio que en los últimos años lo haya disminuido debería constituir un fenómeno digno de estudio.

Pero el ridículo no ha parado allí. Hace un par de años el bloque supuestamente democrático aceptó el ingreso de Venezuela, en manos de la dictadura chavista. Guiados por el concepto de masas, los populismos regionales redujeron el requisito democrático a la sola exigencia de elecciones populares. Por cierto, ese trámite es un componente sine qua non de las democracias, pero de ninguna manera es suficiente. La democracia es mucho más que ir a votar cada cuatro años. Es más, el solo hecho de tener que recordarlo no es un buen síntoma de la salud republicana de quien protagonice el olvido o la confusión. Continuar leyendo

En la senda del regreso a la normalidad

Finalmente terminó el cepo cambiario. Los grilletes de la esclavitud a la que el aparato productivo estuvo sometido cuatro años cayeron en una tarde de liberación. Obviamente, falta mucho para que la Argentina sea un país normal, no sólo en general —lo que es obvio—, sino en materia de compra y venta de divisas.

Lo que ocurrió ayer puede describirse como una enorme operación de retroactividad a las condiciones imperantes en octubre de 2011, cuando la iracundia suicida se apoderó de la señora de Kirchner. Esas condiciones estaban lejos de ser las de un país completamente libre, pero, al menos, no contenían las características de irracionalidad que siguieron al establecimiento del cepo.

Para empezar, la Argentina sigue siendo un país con control de cambios, es decir, un lugar donde todos los importadores y los exportadores del país tienen que pasar por el Banco Central (BCRA) para negociar sus dólares. Ese es un requisito de libertad condicional que también debería desaparecer con el tiempo. Continuar leyendo

La hora de los argentinos

Finalmente Mauricio Macri juró como presidente. El protocolo estuvo adelantado a los horarios de la agenda durante todo el día. Ojalá ese haya sido un elemento simbólico de lo que viene: eficiencia, respeto, previsibilidad, falta de veleidades.

El discurso ante la Asamblea Legislativa fue un discurso con los ojos puestos en el futuro, básicamente convocando a la unidad y al trabajo en conjunto. Sólo se anunció una medida: la universalización de las asignaciones por hijo. Después, no hubo anuncios concretos de política económica ni mucho menos de medidas operativas. Los bancos funcionaron sin feriado cambiario, lo mismo que ocurrirá mañana. El mando se trasmitió en un día laborable, sin asueto de ningún tipo, en otro indicio de que el país necesita trabajar sin parar para salir del desastre económico al que fue conducido.

No obstante, una multitud voluntaria, ajena a los micros y a los punteros, se juntó en la Plaza de los Dos Congresos, a lo largo de la Avenida de Mayo y, sobre todo, en la Plaza de Mayo.

Macri saludó desde el balcón de la Casa Rosada en la que esperamos que sea su única aparición en ese lugar propio de imágenes no modernas de la política. Continuar leyendo

Días de contrastes

Los días previos a la asunción del Gobierno de Mauricio Macri presentan un escenario de fuertes choques visuales, de profundos contrastes de estilos y de enormes diferencias entre las personas que, de un lado y otro, los protagonizan.

De la parte del Gobierno entrante, lo que se observa es una ostensible paz. No se perciben ni gestos, ni palabras altisonantes, no hay tonos elevados y más bien se nota un clima de tranquilidad, de sosiego y de cierta bonhomía en los rostros, en el lenguaje corporal, en los gestos y en las ideas que se trasmiten.

Hoy el mandatario electo presentó su gabinete en el Jardín Botánico, en donde tantas veces trabajó con su equipo de la ciudad de Buenos Aires, en un acto sencillo pero de mucha carga de indicios. En efecto, lo simple de la ceremonia no ocultó una catarata de mensajes implícitos que cualquier observador pudo extraer de ella por el simple hecho de mirarla.

Continuar leyendo