El deterioro se profundiza en medio de las fantasías

Más allá de la reunión que se produjo el lunes entre el “special master” Dan Pollak y el ministro Kicillof, la economía real no deja de entregar datos preocupantes en su operación cotidiana. Los datos económicos siguen dando cuentas de un deterioro de las variables fiscales y reales, dos frentes en los cuales se siguen digiriendo los costos del salto cambiario de enero.

Sucede que la devaluación, lejos de mejorar las cuentas fiscales (tal como anticipaban algunos analistas), tendió a acrecentar el rojo. Según se conoció esta semana, el gasto primario aceleró su crecimiento al 45% anual en abril, abriendo una brecha de más de 10 puntos porcentuales respecto al ritmo al que crecen los ingresos genuinos (34%). Con esto, el alza del gasto primario promedió 42% en los primeros 4 meses del año, en tanto que, muy por detrás, los ingresos exhibieron un 35% de aumento, si se excluyen los recursos extraordinarios provistos por el BCRA y Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) de la ANSES.

Así, el superávit primario totalizó $672 millones en abril, un 46% menos que en igual mes de 2013, en tanto que el déficit financiero creció cerca de $1.200 millones (40%), de $3.066 a $4.277 millones. Excluyendo los recursos extraordinarios aportados por el BCRA y el FGS (unos $4.800 millones en total), la comparación resulta aún más desfavorable: el superávit primario se volvió deficitario en $4.100 millones y el déficit financiero escaló a $9.050 millones, más que duplicando sus niveles de abril del año pasado, acumulando en lo que va de 2014 $42.000 millones.

La aceleración del gasto está vinculada, fundamentalmente, al impacto de la devaluación de enero en los subsidios a la energía importada. Datos de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP) indican que los subsidios energéticos crecieron un 107% en el acumulado a abril, con un incremento de 77% en los dirigidos a ENARSA y 124% los destinados a CAMMESA.

Entre las restantes partidas del gasto se destaca el crecimiento de las transferencias a las provincias (54% i.a. en abril), impulsadas por las derivadas del Fondo Federal Solidario de la soja. De esta manera, los mayores ingresos por retenciones generados por la devaluación son en parte compensados por mayores gastos vía transferencias a provincias. De hecho, según se conoció la semana pasada, la recaudación creció 35,5% en junio, liderada por el alza de los derechos de exportación (107%), mientras que el resto de los tributos ligados al nivel de actividad mostraron caídas en términos reales, en un escenario en el que tiende a profundizarse la recesión económica.

Si el cuadro ya se presentaba preocupante al mes de abril, entrando ahora en la segunda mitad del año la situación fiscal no hará más que ganar en complejidad. Con el deterioro de las cuentas públicas profundizándose, estimamos que en el segundo semestre el Tesoro se verá obligado a recurrir a la asistencia del BCRA por unos $143.000 millones. Y esta inyección de pesos, si bien en parte será esterilizada por la autoridad monetaria, tenderá a presionar sobre el mercado de cambios, con impacto sobre las reservas internacionales del BCRA y las cotizaciones alternativas del dólar, de no mediar un alza de la tasa de interés.

En este sentido, algunos creen que un acuerdo por la deuda todavía en default resultaría clave, ya que contribuiría a aliviar estás tensiones, facilitando el acceso a financiamiento externo, moderando la escasez de divisas y evitando tener que recurrir a un endurecimiento monetario que profundice la recesión en curso.

Sin embargo la presidente parece haber elegido un camino de confrontación con la ilusión de hacer un sinónimo entre la “guerra contra los buitres” (o contra los Estados Unidos) y la guerra de las Malvinas. Para ello se apoya en alianzas fantásticas que traen a su alrededor a personajes que incluyen a Maduro y Putin; a Correa y Xi Jinping, el presidente chino. La Sra. de Kirchner cree posible integrar el embrión inicial de una nueva rebelión contra los yanquis en particular y contra Occidente en general, en la esperanza que esas epopeyas disimulen la psicodélica combinación de corrupción, el robo y la mala praxis.

Son estas realidades las que profundizan el cepo, el cuadro daca vez más dramático de restricción de derechos y libertades y el desbarranco increíble de un país que debería estar nadando en la abundancia.

Creída como está de que el poder y la política son más fuertes que el Derecho, la Presidente no tiene otra alternativa más que unirse a los populismos de la Tierra, mientras el suyo sigue profundizando la miseria del pago chico.

Entre la locura y el Tigre

Las PASO ya son historia. Pero su resultado recién comienza. La rotunda derrota del gobierno en prácticamente todo el país electoralmente útil plantea interrogantes serios para el futuro de la Argentina. Si estuviéramos frente a un gobierno normal, lo más lógico sería suponer una recepción del mensaje, un ajuste del rumbo para ponerlo más acorde a lo que la votación arrojó y una apuesta a que esa corrección sea percibida por la sociedad para recuperar, en la elección de octubre, algo de lo perdido ahora.

Pero el país no tiene un gobierno normal. El país tiene un gobierno sectario; un gobierno que, sentado en las instituciones de todos, gobierna para una facción. Como todo gobierno faccioso siempre se atribuirá el triunfo: cuando gana porque gana; cuando pierde porque esa es la señal de que su lucha contra los verdaderos poderes enquistados en el conservadurismo argentino no está terminada y que deben redoblarse los esfuerzos para vencerlos definitivamente.

Del discurso de la presidente de ayer por la noche se deduce eso. La señora de Kirchner no admite nada, ni un error, ni una culpa, ni una falla. Nada. Ellos ganaron, “porque estas eran elecciones nacionales” y porque “son el David que lucha contra todos los medios y gobierna todos los días”.

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