Una ciudad con transporte inclusivo

En este último tiempo de elecciones en la Ciudad de Buenos Aires las distintas fuerzas políticas, en un esfuerzo por llamar la atención de los votantes, se han volcado a hablar en muchos casos sobre el estado del transporte público en la ciudad. Me pareció una buena oportunidad para repasar cómo ha cambiado el transporte en estos últimos años y sobre todo, para entender qué es lo que queda por hacer, que es mucho.

El Gobierno de la Ciudad ha puesto como prioridad del sistema de transporte al peatón, es decir a aquel que no tiene auto. Esta es una política, un lineamiento general, que ha resultado ser prácticamente revolucionario en estas latitudes. Cuando todos creían, apegados a un concepto setentista, que la solución a todo eran más autopistas y más autos, nació una política a tono con el resto del mundo y con las últimas tendencias en urbanismo. Finalmente se reconoció lo obvio y se dio prioridad al transporte público y colectivo más allá del discurso. Continuar leyendo

El transporte público como vía de integración

En el último tiempo, por cuestiones eminentemente ideológicas, todo aquello que se califica como “público” suele preferirse a lo que sea “privado”. Y justamente esta ideologización de las cosas termina convirtiendo en irracionales las decisiones que deben fundamentarse sobre la conveniencia de los distintos agentes involucrados. Al momento de elegir entre el transporte público y el privado, corresponde hacer un análisis sobre la conveniencia de uno y de otro para el conjunto de la sociedad y de los individuos, dejando de lado las cuestiones ideológicas. Como todo análisis de cuestiones prácticas, este también debe estar circunscrito a una situación particular y acotada, en este caso lo veré desde la perspectiva de la Ciudad de Buenos Aires.

La situación ya es conocida por todos: hoy tenemos una ciudad atestada de autos, muchos de ellos provenientes de la Provincia. Cada vez se patentan más autos y hemos llegado al punto en el que se hace cada vez más complicado transitar. De hecho, el nivel de congestión ha llegado a tal punto, que las mediciones más recientes indican que se tarda más circulando por la ciudad en auto que en transporte público. El hecho objetivo es entonces que el uso del auto en la ciudad ya no significa una ventaja desde el punto de vista del ahorro de tiempo.

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