París, 13N

Sábado 14 de noviembre, 21.30 h, Ciudad de Buenos Aires. Estoy intentando, sentados a la mesa de un restaurante, explicar a mi hija de 19 años el porqué del viernes 13 en París.

Por qué tres o cuatro (a esta altura no se sabe aún con certeza) comandos del Estado Islámico (ISIS, Estado Islámico de Irak y el Levante) asesinaron a más de 130 personas, hirieron a cerca de 350, de las cuales como mínimo morirán unas 80 (tal como ocurre entre los heridos de las grandes catástrofes habitualmente, donde un 20%-25% suele fallecer luego del día de la tragedia). Gente de a pie, comunes mortales que decidieron entretenerse una noche de viernes en lugares de esparcimiento de París, gente como cualquiera de nosotros.

Hombres y mujeres jóvenes que seguramente no tenían una posición tomada sobre la “guerra santa” desatada por el ISIS y que jamás pensó que sería protagonista de esa guerra que se desarrolla en lugares lejanos, tratando de reinstaurar un califato decadente, absurdo, imposible de sostener desde la lógica más elemental de convivencia mundial.

Así el planteo, le contaba a mi hija que volvía a Roma (lugar donde trabajo) urgentemente, porque el lunes a la mañana en una sesión especial del Senado el Gobierno italiano (Poder Ejecutivo) nos explican las medidas de seguridad a tomar en las grandes ciudades italianas, con la finalidad de evitar atentados y escuchar nuestro parecer, nuestros puntos de vista sobre el particular, ya que así funciona un sistema democrático parlamentario. Continuar leyendo

Los migrantes y el sueño de una Europa justa

Europa saturada de migrantes, de seres humanos que escapan del miedo, del hambre, de la injusticia, de la guerra, que nunca quisieron.

Nace hoy aquí, en Europa, el miedo al futuro de esta “avalancha” de gente desesperada, famélica de paz y seguridad, y justamente esto es lo que temen perder los europeos, con la migración de cientos de miles de personas provenientes de sitios de conflicto; la paz y la seguridad.

El paladín de estos miedos es David Cameron, el premier inglés que luego de muchas presiones, hasta de su propia población, acepta recibir a 15.000 familias en el territorio del Reino Unido, pero con la condición de que se trate solo de sirios.

Solo para comparar actitudes, el Papa Francesco recibirá, solamente en Italia, 106.000 familias. Una por cada iglesia, convento, santuario de Italia; queda además por hacer la cuenta de cuantos pueda recibir en el resto de la Europa católica, muchos cientos de miles más, sin duda alguna.

Alemania, recibirá a unos 40.000 que se suman a los 120.000 ya recibidos.

Austria, Italia, Grecia, Francia, España, Portugal, entre otros, serán los demás países de acogida.

Este es el marco de contención; Hungría, Polonia, y otros, nada, cero, ni una familia. La otra cara de la Unión Europea, la de la vergüenza.

Perfil del migrante

La escasa calificación laboral, el pobre nivel educacional, el desconocimiento de la lengua del lugar de destino, la posibilidad de infiltrados del ISIS/Daesh entre ellos, configuran un cuadro de incertidumbre para el futuro de esta masa humana que invade, literalmente, Europa. Entran por el Mediterráneo, o por los Balcanes occidentales.

La pregunta que nos hacemos hoy (luego de recibirlos) es ésta ¿qué pasará con esta gente dentro de dos o tres años en los países de acogida? Se concentraran en guetos (quasi villas miserias?), con pocas posibilidades de abandonar la condición de pobre gente desterrada, desarraigada, que debe convivir cerca de la pequeña burguesía europea que vacaciona en Cerdeña? Esta situación desencadenará violencia, tal como la ocurrida en los suburbios de París, años atrás?

El sueño de una Europa justa, igual para todos, con una clase media fuerte y en crecimiento, está hoy en crisis. Llega la realidad de pobres que golpean a sus puertas y entran, reclamando coherencia con la siempre enunciada solidaridad europea, para todo el mundo. Pero esta gente no podrá volver en poco tiempo a sus casas, es probable que nunca puedan volver, ¿quién querría volver a una Damasco destruida por una guerra de casi 4 años, y que una vez finalizada (solo Dios sabe cuando) demorará 20 años en reconstruirse?

Se repite la vieja historia de miles de europeos escapando de sus países de origen, luego de las dos guerras mundiales, dispersándose por el mundo entero, con pocas chances de volver.

Hoy la vieja y cansada Europa, como la llamara Papa Francesco, en su discurso ante el parlamento europeo, tiene que deponer estos miedos y aceptar esta realidad, tal como aceptó en su momento que millones de europeos la abandonaran sin esperanza alguna.

Tampoco puede discriminar, vía la clasificación, a los migrantes que requieren asilo, por persecuciones sufridas en sus países por condición política o religiosa (refugiados), de aquellos que migran por hambre, pobreza, falta de trabajo (inmigrantes económicos). Sencillamente porque todas estas circunstancias se combinan en el mismo hombre, la misma mujer y el mismo niño que hoy llega. Solo podrá decir que no a aquellos que tengan antecedentes o conexiones criminales.

Para los demás, no hay alternativa, TODOS deben entrar.

En el Encuentro Interparlamentario de los países de Europa, por la emergencia migratoria, llevado a cabo este fin de semana en Luxemburgo, en el cuál participé como delegado por Italia, se concluyó:

1) Ayudar económicamente a los países de acogida de migrantes, que no pertenezcan a la UE, como por ejemplo: Turquía, Jordania, Líbano, que hoy contienen a más de 4 millones de sirios desplazados de su país. Sólo Turquía cobija a 2.5 millones de ellos y ha gastado en su cuidado en lo que va del año 5.000 millones de €.

2) Ayuda económica para todos los demás Estados del planeta que abran sus puertas a los migrantes (esta fue una propuesta de mi grupo)

3) Apresurar las gestiones del enviado especial de ONU a Libia, Bernardino León, para lograr un acuerdo con los dos gobiernos ( Tobruk y Trípoli) que paralelamente gobiernan en Libia, para que logren contener en su territorio a los migrantes que provienen de Eritrea, Somalia, Etiopía, Malí, Costa de Marfil, etc., evitando que crucen el Mediterráneo y mueran en el intento, tal como ha ocurrido muy frecuentemente.

4) Pasar a una fase militar mas agresiva (FASE II) en el control del Mare Nostrum, con la finalidad de detener el tráfico de seres humanos, atacando a los traficantes en las costas de Libia.

Entre otras.

En esta conferencia interparlamentaria para la política exterior y la seguridad de Europa, mencioné la propuesta de Argentina, de recibir a refugiados sirios, como ejemplo de buena voluntad de países extra UE, hecho que fue aplaudido por todos los participantes.

Hoy todos somos Aylan Kurdi

No sabemos qué hacer. Esta es la única verdad frente a esta espantosa historia de cientos de miles de personas de toda edad y género que apenas intentan sobrevivir, escapando de los horrores que ocurren en sus lugares.

Los migrantes que desde África (subsahariana y del cuerno de africa), Siria, Irak, Bangladesh, y otros sitios con conflictos de guerras internas y extrema pobreza, intentan llegar a Europa para conseguir la condición de refugiado -hoy, la palabra mágica.

En lo que va del año, 330.000 personas llegaron a Europa (180% más que en el mismo período del año pasado), más 3.000 muertos en el Mediteráaneo, en el Mare Nostrum que hoy es el cementerio mas grande de la historia de la Humanidad. Son números aproximados, en general bastante alejados de la realidad que resulta mucho mas cruel.

Italia recibió a 130.000, 180.000 Alemania, 90.000 Francia y  Gran Bretaña solo 30.000, lo que es una verdadera vergüenza en términos de solidaridad internacional: los ingleses han dado una vez mas la nota. Cameron, su líder, hoy es “mala palabra” en Europa, la comunidad europea lo detesta, por soberbio, por insensible, por egoísta.

Mientras Italia abre sus iglesias y conventos (el cardenal Scola de Milan acaba de pedirle a sus sacerdotes que reciban a los migrantes y los alojen), Hungria, Polonia y otros pequeños países cierran sus fronteras y hasta construyen muros de alambre de púas para impedir el paso de los migrantes. Ellos no quieren quedarse en su territorio, solo quieren pasar por el para ir a Alemania, Suecia, Francia, Gran Bretaña y conseguir el status de refugiado, con lo cual reciben un dinero por mes, en promedio unos 300 €, la posibilidad de una estancia legal en el país y la chance de conseguir un trabajo en tiempo breve. Pasan de migrantes clandestinos que huyen a refugiados protegidos por la ONU.

Claro que este pasaje de una condición a otra no es sencillo,  y muchas veces se pierde la vida en el intento.

En Italia se nos “escaparon” cerca de 60.000 migrantes, en lo que va del año, que no pudieron ser identificados, por falta de capacidad técnica del país. Estamos preparados para identificar a unas 1500 personas por día y llegan 3.000. No tenemos donde alojarlas ya, entonces se escapan, toman un tren desde el sur de Italia, muchas veces sin pagar boleto, e intentan pasar a Francia.

Estamos frente a la mayor diáspora de la humanidad desde la Segunda Guerra Mundial, esto es lo que hoy ocurre en Europa. Solo en el norte de Libia unas 850.000 personas esperando cruzar con vida a Italia o España y la sofisticada UE no sabe qué hacer. Las soluciones propuestas dan risa por lo pueriles, por ejemplo, bombardear con drones armados, suministrados por USA, los barcones vacios en las costas de Libia, antes de comenzar el cruce del mar.

Mientras tanto.

Aylan Kurdi tenía 3 añitos, su familia escapaba de Kobane (casi en la frontera turca), último bastión urdo en asedio permanente por el Estado Islámico (ISIS o DASH o EI o IS). Sus padres habían pedido asilo político a Canadá, donde tienen parientes.

Canadá lo negó -claro, el Mediterráneo es de los europeos, qué tenemos que ver con ese tema, pensaron en la cómoda Ottawa.

De todas maneras, los Kurdi tenían que escapar con su familia a otro lugar seguro; compraron un pasaje clandestino para la isla de Kos en el Egeo (la isla donde nació y practicó la medicina Hipócrates ). En medio del mar, Aylan cayó, se deslizó de los brazos del padre (único sobreviviente) y apareció muerto en la playa de Bodrum en Turquía.

Todos por estas tierras se encuentran apenados, doloridos, con culpa por no saber qué hacer, por no haber hecho nada para evitar la muerte de un niño de 3 años, entre otros tanto miles.

Este próximo fin de semana, los parlamentos europeos nos reunimos en Luxemburgo para armar la agenda de la cumbre del 14 S, donde los jefes de Estado de la UE tienen que tomar determinaciones.

Espero poder contarles mas adelante cuáles son las propuestas para evitar mas catástrofes como la de Aylan. Ojalá.