El bien menos preciado por Estado Islámico: la mujer

Se llamaba Samra Kesinovic, tenía sólo 17 años, ciudadana austríaca, de origen bosnio, rubia menuda de ojos claros, muy bonita, muy joven.

Según versiones de la prensa austríaca, Samra fue muerta a martillazos por soldados del Estado Islámico (ISIS), sus amantes, en el momento en que descubrieron su intención de fugarse de Raqqa para volver a Austria.

La historia de Samra comenzó en el año 2014, mes de abril, cuando desapareció de su casa en Austria (a los 16 años); dejó una carta a sus padres que rezaba (literalmente) esto: “No me busquen, serviré a Alá y moriré por Él”. Seguramente no se refería a este tipo de muerte.

Vía Turquía y con una visa falsa, utilizando las redes de reclutamiento del ISIS, Samra llegó a Raqqa, capital del Califato en Siria. Allí ocurrieron dos cosas muy importantes en su vida, que claramente describen el lugar, el valor que el Estado Islámico asigna a las mujeres.

Por su belleza, se convirtió en poster girl, objeto de propaganda para el reclutamiento de otros foreign fighters, combatientes extranjeros, musulmanes o no, pero siempre fanáticos, que, según cálculos actuales, serían cerca de veinte mil en todo el territorio ocupado por el Estado Islámico (daesh, en árabe). Continuar leyendo

París, 13N

Sábado 14 de noviembre, 21.30 h, Ciudad de Buenos Aires. Estoy intentando, sentados a la mesa de un restaurante, explicar a mi hija de 19 años el porqué del viernes 13 en París.

Por qué tres o cuatro (a esta altura no se sabe aún con certeza) comandos del Estado Islámico (ISIS, Estado Islámico de Irak y el Levante) asesinaron a más de 130 personas, hirieron a cerca de 350, de las cuales como mínimo morirán unas 80 (tal como ocurre entre los heridos de las grandes catástrofes habitualmente, donde un 20%-25% suele fallecer luego del día de la tragedia). Gente de a pie, comunes mortales que decidieron entretenerse una noche de viernes en lugares de esparcimiento de París, gente como cualquiera de nosotros.

Hombres y mujeres jóvenes que seguramente no tenían una posición tomada sobre la “guerra santa” desatada por el ISIS y que jamás pensó que sería protagonista de esa guerra que se desarrolla en lugares lejanos, tratando de reinstaurar un califato decadente, absurdo, imposible de sostener desde la lógica más elemental de convivencia mundial.

Así el planteo, le contaba a mi hija que volvía a Roma (lugar donde trabajo) urgentemente, porque el lunes a la mañana en una sesión especial del Senado el Gobierno italiano (Poder Ejecutivo) nos explican las medidas de seguridad a tomar en las grandes ciudades italianas, con la finalidad de evitar atentados y escuchar nuestro parecer, nuestros puntos de vista sobre el particular, ya que así funciona un sistema democrático parlamentario. Continuar leyendo

Los “topos” o la última brigada de ISIS

Cerca de cien mil adherentes, quince mil combatientes bien entrenados y mejor armados, siete frentes abiertos y en conflicto armado permanente en solo 2 años. Estos son los datos actuales del poderío del ISIS, el califato islámico o el Estado Islámico.

En Occidente se decidió no llamar al ISIS “califato” o “Estado” para que no se le reconozca formalmente esa categoría al grupo armado terrorista. Se prefiere “la ola negra” (como si fuera una mancha de petróleo en el mar), “las fuerzas del ISIS”, “Daish”, que es el acrónimo anglosajón del Estado Islámico en Iraq y el Levante.

Más allá de la figura de la mancha de petróleo que se extiende sobre la superficie del mar, metáfora que pretende contarnos cómo el ISIS ocupa territorios en frentes distintos, significa también la apropiación por parte de las tropas del califato de los pozos de petróleo y el control de la economía de los territorios que va ocupando. Hoy se autoabastece de fondos con el contrabando de ese petróleo; ya no le hacen falta Catar u otros financiadores.

Un movimiento nacido hace apenas dos años sobre las ruinas de un Iraq maltrecho, recuperado para saquear su petróleo y no para reorganizarlo como Estado verdadero, sumado el desastre humanitario de Siria, que tiene ya cerca de 4,5 millones de sus pobladores expulsados, emigrados, perdidos en un mundo que poco los quiere fuera de ese país. Continuar leyendo

El sueño de una Europa sin fronteras convertido en pesadilla

La acalorada y por momentos subida de tono discusión que tuvieron ayer los ministros del Interior de los 28 países de la Unión Europea (UE) presagia muchas cosas y todas malas.

La primera y más seria: regresamos a la Europa de fronteras. Desaparece la frontera única con terceros Estados y vuelven los límites nacionales.

Cada país de los 28 que forman la UE, más los que se agregaron por el acuerdo-tratado de Schengen (en vigor desde 1995) mediante el cual se estableció la libre circulación de personas en los territorios de casi todos los Estados de la UE (excepto Reino Unido e Irlanda) y otros no UE, como por ejemplo: Suiza, Islandia, Noruega. Schengen es una ciudad luxemburguesa donde se firmó en 1985 el tratado que crea el espacio mencionado, por el cual se puede circular libremente como ciudadano de alguno de esos países o si se ingresó al espacio atravesando la frontera, legalmente por supuesto, de alguno de ellos.

Es decir, un emigrado de Siria llega, vía terrestre, a Hungría y atraviesa su frontera demostrando que tiene derecho a pedir asilo político por provenir de un país en guerra, donde es perseguido, y de allí en más puede circular libremente por los territorios de los países Schengen. Continuar leyendo

Hoy todos somos Aylan Kurdi

No sabemos qué hacer. Esta es la única verdad frente a esta espantosa historia de cientos de miles de personas de toda edad y género que apenas intentan sobrevivir, escapando de los horrores que ocurren en sus lugares.

Los migrantes que desde África (subsahariana y del cuerno de africa), Siria, Irak, Bangladesh, y otros sitios con conflictos de guerras internas y extrema pobreza, intentan llegar a Europa para conseguir la condición de refugiado -hoy, la palabra mágica.

En lo que va del año, 330.000 personas llegaron a Europa (180% más que en el mismo período del año pasado), más 3.000 muertos en el Mediteráaneo, en el Mare Nostrum que hoy es el cementerio mas grande de la historia de la Humanidad. Son números aproximados, en general bastante alejados de la realidad que resulta mucho mas cruel.

Italia recibió a 130.000, 180.000 Alemania, 90.000 Francia y  Gran Bretaña solo 30.000, lo que es una verdadera vergüenza en términos de solidaridad internacional: los ingleses han dado una vez mas la nota. Cameron, su líder, hoy es “mala palabra” en Europa, la comunidad europea lo detesta, por soberbio, por insensible, por egoísta.

Mientras Italia abre sus iglesias y conventos (el cardenal Scola de Milan acaba de pedirle a sus sacerdotes que reciban a los migrantes y los alojen), Hungria, Polonia y otros pequeños países cierran sus fronteras y hasta construyen muros de alambre de púas para impedir el paso de los migrantes. Ellos no quieren quedarse en su territorio, solo quieren pasar por el para ir a Alemania, Suecia, Francia, Gran Bretaña y conseguir el status de refugiado, con lo cual reciben un dinero por mes, en promedio unos 300 €, la posibilidad de una estancia legal en el país y la chance de conseguir un trabajo en tiempo breve. Pasan de migrantes clandestinos que huyen a refugiados protegidos por la ONU.

Claro que este pasaje de una condición a otra no es sencillo,  y muchas veces se pierde la vida en el intento.

En Italia se nos “escaparon” cerca de 60.000 migrantes, en lo que va del año, que no pudieron ser identificados, por falta de capacidad técnica del país. Estamos preparados para identificar a unas 1500 personas por día y llegan 3.000. No tenemos donde alojarlas ya, entonces se escapan, toman un tren desde el sur de Italia, muchas veces sin pagar boleto, e intentan pasar a Francia.

Estamos frente a la mayor diáspora de la humanidad desde la Segunda Guerra Mundial, esto es lo que hoy ocurre en Europa. Solo en el norte de Libia unas 850.000 personas esperando cruzar con vida a Italia o España y la sofisticada UE no sabe qué hacer. Las soluciones propuestas dan risa por lo pueriles, por ejemplo, bombardear con drones armados, suministrados por USA, los barcones vacios en las costas de Libia, antes de comenzar el cruce del mar.

Mientras tanto.

Aylan Kurdi tenía 3 añitos, su familia escapaba de Kobane (casi en la frontera turca), último bastión urdo en asedio permanente por el Estado Islámico (ISIS o DASH o EI o IS). Sus padres habían pedido asilo político a Canadá, donde tienen parientes.

Canadá lo negó -claro, el Mediterráneo es de los europeos, qué tenemos que ver con ese tema, pensaron en la cómoda Ottawa.

De todas maneras, los Kurdi tenían que escapar con su familia a otro lugar seguro; compraron un pasaje clandestino para la isla de Kos en el Egeo (la isla donde nació y practicó la medicina Hipócrates ). En medio del mar, Aylan cayó, se deslizó de los brazos del padre (único sobreviviente) y apareció muerto en la playa de Bodrum en Turquía.

Todos por estas tierras se encuentran apenados, doloridos, con culpa por no saber qué hacer, por no haber hecho nada para evitar la muerte de un niño de 3 años, entre otros tanto miles.

Este próximo fin de semana, los parlamentos europeos nos reunimos en Luxemburgo para armar la agenda de la cumbre del 14 S, donde los jefes de Estado de la UE tienen que tomar determinaciones.

Espero poder contarles mas adelante cuáles son las propuestas para evitar mas catástrofes como la de Aylan. Ojalá.

Europa sólo cuenta muertos en las costas

Gracias a Dios “habemus papam” y se llama Francisco. El, solo él, sacude a la vieja y adormilada Europa, para que despierte y vea, mire, tome nota, y haga algo.

Frente a las costas europeas se produce el éxodo masivo más importante de la historia contemporánea, cientos de miles, un millón probablemente (de acuerdo al recuento hecho por drones americanos sobre las costas de Libia), de gentes, de personas desesperadas, que intentan buscar solo un lugar seguro donde no los asesinen, torturen o violen. Escapan de sus países sometidos a guerras crueles y caen en manos de traficantes/delincuentes/fanáticos religiosos/ que los embarcan hacia las costas italianas, maltesa y griega. No a las costas españolas que están “vigiladas” por los narcotraficantes.

El pasaje, en un bote grande de madera viejo, maltrecho, sobrecargado, con (a veces) una botella de agua para cada uno, cuesta alrededor de 1500/2000 € por pasajero. Continuar leyendo