Whisky para un ex alcohólico

Las decisiones de consumo, ahorro e inversión están en el núcleo de las determinaciones que deben tomar los individuos a lo largo de su vida. Y en la vida hay momentos para vivir de prestado, en relación de dependencia, para endeudarse, para repagar la deuda, comenzar a generar riqueza en forma genuina y, por último, disfrutarla (gastar los ahorros). Lo que no se llega a disfrutar o que se preserva para consumo futuro y se resigna del consumo presente será un legado para nuestros hijos, una herencia que les dejaremos a futuro para que el mencionado ciclo sea más corto en sus primeras fases y para que comience ya con una base monetaria.

Partiendo de la base de que las cifras oficiales son fiables y transparentes, muchos países tienen deudas privadas impagables. Cuando se habla de deudas privadas tenemos que hablar de deuda de los hogares, de las empresas y de los bancos (que generalmente se toman por separado). Además hay que sumarle la deuda pública, privada y extranjera.

Numerosos hogares en países desarrollados compran a crédito y deben la casa donde viven, los productos que contiene la casa (televisión, celular, microondas, heladera, etcétera) y deben, además, el auto, las vacaciones pasadas y hasta la educación privada de sus hijos, todo ello gracias a los diferentes créditos tomados, incluidos los obtenidos con la tarjeta de crédito. Entre los hogares, la tarjeta de crédito es un método rápido y efectivo de endeudamiento, sin tener que ir al banco a pedirlo y se ha convertido en un medio de pago en la vida cotidiana. Pero una economía endeudada también consiste en sumar todos aquellos préstamos hipotecarios a hogares sin recursos: las llamadas hipotecas subprime o de alto riesgo.

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Reporte 2013-2014: qué pasó y qué vendrá

Hasta los inversores más agresivos se han visto sorprendidos este año con el rendimiento en acciones norteamericanas, el mejor que se había visto en los últimos 12 años. Y también es cierto que hacía mucho tiempo que no se veía tal disparidad entre acciones de países centrales y países de la periferia: los emergentes debieron soportar caídas en promedio en los precios medidos en dólares.

¿Qué podemos esperar para el año que se inicia la semana que viene? La economía mundial está mostrando una continua mejora en términos de crecimiento y se espera que en 2014 la economía mundial crezca a una tasa de 3,7%, luego de registrar una expansión estimada de 2,9% este año. Sin embargo, se espera que el próximo año se extienda una de las características del crecimiento de la segunda mitad de 2013: las economías desarrolladas se acelerarían mientras que los países emergentes reducirían su ritmo de expansión.

Y una de las características dominantes seguirá siendo la prácticamente nula inflación en el G10. Y hasta con riesgo de deflación, un elemento inentendible a la luz del ritmo de emisión de países desarrollados en los últimos años y del aumento del consumo de los norteamericanos. La tasa de inflación núcleo detrás del consumo (PCE core) en la economía más grande del mundo es de apenas 1,1% interanual y la inflación minorista del 0,8%. En la raíz de este enigma está la baja inflación de costos medida por los costos laborales (uno de los factores explicativos con una alta correlación con la inflación total), el aumento de la demanda de dólares por parte del comercio mundial, además del aún bajo uso de la capacidad instalada (en la web de la Reserva Federal se puede ver que fue de 79% en noviembre, casi dos puntos porcentuales mayor al de hace dos años atrás, y de 80,2% de promedio de 1972-2012 con picos del 85%).

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El euro se fortalece pero ¿a qué costo?

En muchos foros he escuchado la misma opinión una y otro vez: el euro en 1,30 contra el dólar sólo le sirve a Alemania, pero entierra a España, Grecia, Portugal, etc. Estos países no están encontrando el motor que les permita volver a generar empleo, mejorar sus déficits y reducir deuda. Una moneda fuerte en la Eurozona no responde a las necesidades de todos los participantes por igual.

¿Qué ha pasado en los últimos meses?

El euro ha lateralizado en una estrecha franja de entre 1.26 y 1.32 dólares, lejos de las versiones que pregonaban la paridad en junio en medio de la crisis europea. Una vez más ha logrado superar esta semana los 1,30 luego de tocar un mínimo a mediados de noviembre.

¿Cuáles son las causas?

1) Gracias a Alemania, la Eurozona no presenta un déficit de cuenta corriente (el de EEUU es muy elevado).

2) Grecia obtuvo el financiamiento que necesitaba y pateó la pelota para adelante.

3) Hay una falta de definiciones en Estados Unidos respecto a la cuestión fiscal: Barack Obama ha endurecido su postura declarando que él no hará ningún acuerdo sobre el futuro fiscal del país a menos que los líderes del Congreso primero acepten los aumentos en las tasas de impuestos para los más ricos. El jefe de Estado expresó que no se trata de un capricho, sino que es necesario elevar de cierta manera los ingresos. Sin embargo, los republicanos comunicaron que las conversaciones se encuentran estancadas y exigen una reunión con el Presidente para poder avanzar con las negociaciones. Geithner dijo que la administración de Obama se encuentra absolutamente preparada para afrontar el fiscal cliff, si el Partido Republicano no aceptara subir las tasas impositivas. El final es abierto aunque estimamos que la situación se resolverá positivamente.

4) Ha habido flujos positivos de fondos hacia la Eurozona por inversión de portafolio y estrategias de fondeo.

5) Por último, no ayudó en nada que el índice ISM (manufacturero) cayera en noviembre a su menor nivel desde julio de 2009 y se ubique en zona de contracción (debajo de 50 puntos).

Cinco causas y un mismo efecto: una relativa fortaleza del euro. Pero dicha fortaleza esconde muchas debilidades. Nuestra tesis básica es que el euro debería volver a tomar una tendencia bajista a mediano plazo. El argumento es que dicho comportamiento se debió más a una debilidad de EEUU que a una fortaleza de Europa y que la velocidad con que EEUU interviene en los mercados (monetarios) es muy superior al ritmo Europeo.

Lo que sucedió en Europa esta semana deja al euro muy vulnerable y desnuda muchas falencias. El Banco Central Europeo tuvo su reunión de política monetaria, donde se decidió mantener sin cambios la tasa de interés de referencia en 0,75%, pero es preocupante la revisión a la baja que anuncio Draghi el miércoles pasado sobre el crecimiento del PBI en Europa ya que prevé una contracción en promedio de 0,5% del PBI en el 2012, así como la revisión a la baja para el 2013 y 2014.

Las últimas estimaciones del Bundesbank para Alemania, la dejan al borde de una recesión el año que viene: considera que la economía alemana se está desacelerando y probablemente se estancará en 2013. La reducción de crecimiento se debe a la difícil situación económica que afrontan algunos países de la eurozona y la incertidumbre generalizada.

Por último, la situación fiscal y de deuda de Europa no es la mejor -como todos sabemos-, a punto tal que el francés más rico, Francois-Henri Pinault, diga que los problemas de Francia empequeñecen los de los EEUU, ya que “el fiscal cliff sería más bien una montaña en Francia”, algo mucho más alto que un acantilado y que, hasta ahora, la única solución planteada son los aumentos de impuestos, al tiempo que no se ha discutido ningún recorte de gastos. El presidente francés, Francois Hollande, comunicó recientemente que gravará a los más ricos con una tasa impositiva del 75% y el próximo año entrarán en vigencia los impuestos sobre dividendos y ganancias de capital.

En una situación mundial compleja, todos luchan por debilitar sus monedas, pero Europa prioriza la inflación. ¿Estará en lo correcto?