El IPC y las nuevas estadísticas

Durante las últimas semanas se ha hablado mucho sobre la importancia de la reconstrucción de las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) y su credibilidad. El nombramiento de Jorge Todesca al frente del instituto y el regreso de los funcionarios desplazados al organismo oficial fueron una señal positiva en esta línea.

No obstante, el nuevo debate pasa por el plazo en el que las nuevas estadísticas estarán vigentes, principalmente el índice de precios al consumidor (IPC), debido a su rol de termómetro de la economía.

Por un lado, están aquellos que argumentan que es necesario contar de forma urgente con nuevas estadísticas, sobre todo de precios, para monitorear la evolución del primer período de gestión del nuevo Gobierno. La devaluación y el ajuste tarifario en meses tan cercanos a las paritarias sin un índice de oficial da lugar a que cada parte involucrada en las negociaciones utilice la versión del indicador que mejor se adapte a sus pedidos. Continuar leyendo

Los salarios por la escalera, los precios por el ascensor

De cara a las elecciones presidenciales de este año, el kirchnerismo seguirá empeñado en mostrar números favorables del desempeño económico, con el fin de apuntalar al candidato elegido. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos, las cifras no acompañan: claro ejemplo de esto es el poder de compra de los salarios.

Según guarismos oficiales, en el primer mes del año los salarios nominales promedio de la economía se expandieron un 1,96% respecto a diciembre de 2014, o un 32,7% si se comparan con los de enero del año previo, mientras que los precios avanzaron un 2,1% mensual, o un 35,1% interanual. En tanto, 2014 “cerró” con una suba nominal promedio de salarios del 31,4% frente a una inflación que finalizó el año en torno al 38,5%. Continuar leyendo

De la acumulación de reservas al financiamiento del déficit fiscal

Si bien se suele hablar del kirchnerismo considerando en conjunto la presidencia de Néstor y las de Cristina, cuando se analiza la política económica llevada a cabo desde 2003 hasta la actualidad se observan en algunos casos continuidades, mientras que en otros se verifican rupturas muy marcadas. Un claro caso de estas últimas es el manejo de la política monetaria en manos del Banco Central.

Durante toda la presidencia de Néstor Kirchner, la autoridad monetaria expandió fuertemente la base monetaria, en pos de remonetizar la economía y acumular reservas debido al elevado ingreso de divisas en concepto de exportaciones, de la mano de un tipo de cambio “competitivo”, mientras que el sector público actuó como un factor de contracción monetaria hasta 2008.

A partir de 2009, este último factor de explicación cambió de signo: el BCRA comenzó a financiar los crecientes déficit públicos, y año a año esta cifra se fue expandiendo de manera exponencial, llegando en 2013 a los 94.000 millones de pesos, mientras que en 2014 acumula casi 90.000 millones de pesos, cuando aún faltan más de dos meses para finalizar el año.

Pese a que la base monetaria creció de manera sostenida durante todo el período considerado, los factores de expansión fueron distintos. La acumulación de reservas permitió blindar a la economía de shocks externos, a la vez que mantuvo el tipo de cambio real alto, dado que no sólo se sostenía el nivel de precios, sino que las operaciones del Banco Central iban en línea de mantenerlo “alto”.

En tanto, con un gasto público creciendo por encima de los ingresos a partir de 2009, el principal factor de expansión pasó a ser la monetización de déficit públicos, lo que llevó al desborde de la inflación y por ende, un fuerte atraso del tipo de cambio real.

Y si bien el valor nominal pasó de 3,5 $/US$ en 2009 a 8,5 $/US$, el mismo se aprecia cada día más: la inflación aumentó 89% según el INDEC y 259% según el IPC Congreso, entre enero de 2009 y septiembre de 2014, mientras que el tipo de cambio nominal se expandió un 145% en el mismo período. De esta forma, el tipo de cambio real contra el dólar se ubicó en septiembre en 1,22 $/US$, mientras que el multilateral, que considera una cesta de monedas de los países con los que más se comercia, fue de 1,54 $/US$. Atrás quedó el período de tipo de cambio real “competitivo”.

Mientras los primeros años se caracterizaron por una alta demanda de dinero, estos últimos ha ocurrido todo lo contrario: la pérdida del valor del dinero ha desincentivado su demanda en detrimento de las divisas, con una oferta que se expande a altas tasas, presionando más a la desvalorización del signo monetario.

De la estabilidad de precios con superávit gemelos, con fuerte acumulación de reservas; a la inflación con fuertes distorsiones macroeconómicas, déficit público, restricción a las importaciones y fuerte sangría de divisas. De casi no poder sostener el dólar competitivo a no saber cómo administrar la escasez de divisas.

El sector público es el único que “mantiene” el nivel de actividad

Esta semana el INDEC presentó las estimaciones preliminares sobre nivel de actividad para el segundo trimestre del año. Las mismas, si bien son muy cuestionadas, sirven como guía para delimitar la trayectoria de los componentes de oferta y demanda agregada.

Para el organismo oficial, la oferta de la economía se contrajo un 1,8% respecto al mismo trimestre de 2013 explicado por un comportamiento neutro del PBI (0,0%) y una fuerte caída de las importaciones (-10,5%), debido a las fuertes restricciones impuestas por el gobierno a la compra de bienes en el exterior.

En tanto, desde la perspectiva de la demanda, las exportaciones de bienes y servicios cayeron un 7,4%, la inversión un 3,7% y el consumo privado un 2,5%. El único componente que se expandió en la comparación anual fue el consumo de gobierno (+4,2%). Continuar leyendo

La actividad en caída libre

Si bien el INDEC trató de “lavar su imagen” a comienzos del año con la publicación de un nuevo índice de precios y el cambio de base de medición del PBI, los datos dados a conocer por dicho organismo en el transcurso de los meses, han ratificado que sólo se trató de un intento.

En el día de ayer, el instituto oficial de estadísticas dio a conocer el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), que adelanta la evolución del PBI. Según el INDEC, en el mes de mayo el PBI aumentó un 0,5%, y el dato corregido de abril mostró un avance del 0,4%, lo que muestra dos meses seguidos de expansión en términos mensuales.

Sin embargo, respecto del año anterior, mayo se contrajo por tercer mes consecutivo, un 0,2%, aunque desacelerándose la caída respecto a la de los meses anteriores (0,7% en abril y 0,9% en marzo). Asimismo, se estima que junio también arrojó un resultado negativo, lo que confirma que el país se encuentra en “recesión técnica”, ya que lleva tres trimestres seguidos de caída del nivel de actividad, con su consabido impacto sobre el nivel de empleo, el cual se está comenzando a hacer evidente, sobre todo en el sector automotor, el más golpeado por la recesión que atraviesa la economía.

Si bien el informe no presentó la evolución por sector económico, las mayores caídas se verificaron en industria, construcción y comercio – tanto interior como exterior - , mientras que la mayor cosecha de soja parece haber sido la causa de que la caída de mayo no fuese tan pronunciada.

Asimismo, la incertidumbre generada por la posibilidad que la economía vuelva a entrar en “default” podría acelerar aun más la caída del nivel de actividad, y además en el tercer trimestre se reduce el impulso de la producción agropecuaria, por lo que el tercer trimestre se prevé más recesivo.

Por otra parte, la trayectoria ascendente de la inflación no hace más que agravar la situación, debido a que la caída del poder de compra de los salarios también impacta sobre la evolución del comercio, y las diferentes trabas impuestas por el Gobierno a los distintos sectores no hacen más que desalentar la inversión.

En este escenario y con la probabilidad de que todo se complique aun más la semana que viene por el tema de la deuda, sólo queda rezar para que la política económica argentina se estabilice y comience un sendero de expansión. No obstante, sin considerar el tema de la posibilidad del “default”, se espera que el año termine con una recesión de alrededor de un 1%, superando las previsiones iniciales. Una cifra que no se encuentra en línea con las de la “década ganada”.

El Plan Pro.Cre.Auto y la falta de previsibilidad de las políticas sectoriales

La industria continúa desplomándose mes a mes. Según el INDEC cayó un 4,9% en mayo, y para la UIA se contrajo un 3,7% en abril. Y si bien este resultado engloba numerosos sectores con resultados muy disimiles, el resultado principal se explica por la fuerte caída que afecta al “sector estrella” de la economía: la industria automotriz.

Según cifras de ADEFA, la producción del sector se contrajo un 36% en mayo, aunque si sólo se consideran los automóviles, la caída fue más profunda: 42,5% por debajo del mismo mes de 2013.

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