El Plan Pro.Cre.Auto y la falta de previsibilidad de las políticas sectoriales

Eliana Scialabba

La industria continúa desplomándose mes a mes. Según el INDEC cayó un 4,9% en mayo, y para la UIA se contrajo un 3,7% en abril. Y si bien este resultado engloba numerosos sectores con resultados muy disimiles, el resultado principal se explica por la fuerte caída que afecta al “sector estrella” de la economía: la industria automotriz.

Según cifras de ADEFA, la producción del sector se contrajo un 36% en mayo, aunque si sólo se consideran los automóviles, la caída fue más profunda: 42,5% por debajo del mismo mes de 2013.

Si bien el problema del sector tiene múltiples aristas, las dos a resaltar son la caída de ventas al mercado interno luego de la devaluación y la aplicación del impuesto a los automóviles de “alta gama” y las menores exportaciones a Brasil, en un contexto de desaceleración del nivel de actividad del principal socio comercial.

Desde el punto de vista de la demanda externa, hace dos semanas los funcionarios de Economía e Industria cerraron un acuerdo con sus pares Brasil, el cual busca cerrar la brecha de la balanza comercial deficitaria del sector.

En tanto, considerando el frente interno, esta semana el gobierno lanzó un programa en pos de estimular la alicaída demanda: el Plan Pro.Cre.Auto, un programa de créditos blandos para la compra de 0km producidos en el país.

Según datos oficiales, el plan reduce, entre el 3 y el 13%, los precios de 26 modelos de todas las terminales fabricantes de autos radicadas en el país y otorga financiamiento a 60 meses y de hasta el 90% del valor del vehículo, con un tope de 120.000 pesos. El plan estará vigente entre el 24 de junio y el 24 de septiembre.

El crédito se podrá tomar a través del Banco Nación (a una tasa anual del 17% para clientes de la entidad y del 19% para no clientes, durante los primeros 36 meses). Sin embargo, desde la cuota 37 la tasa variables ajusta por BADLAR más 7%, lo que implica que el costo “se va” al 30%.

La particularidad del mismo es que si bien desde el gobierno lo presentan como un plan “nacional y popular”, lo cierto es que no sólo los sectores de menores recursos no podrán beneficiarse de este plan, sino que tampoco lo harán los sectores “medios”, ya que para poder acceder al auto más económico, el ingreso neto familiar deberá estar por encima de los $8.400 pesos mensuales para clientes del BNA y de $8.807 para los no clientes. Y según el INDEC el ingreso medio de la población es de $4.500, por lo que sólo podrían acceder al plan Pro.Cre.Auto el 20% más rico de la población, cuya media de ingresos es de $8.553.

Por otra parte, el problema del segmento del mercado al que se dirige el plan es que hoy por hoy no se endeuda no por falta de oferta crediticia sino por incertidumbre sobre el futuro de la economía y su situación personal.

Un punto adicional a considerar es la nueva “intromisión” del Estado en un mercado. Meses atrás aplicaron un “impuestazo” a los autos y pulverizaron el ya alicaído sector, y ahora otorgan un crédito subsidiado para pagarlo… una nueva e innecesaria política intervencionista, que no hace más que agravar la situación de uno de los sectores dinamizadores de la economía de los últimos años.

Y una nueva muestra de la incertidumbre reinante en el manejo de política económica, la cual funciona durante los últimos tiempos con marchas y contra-marchas, con un alto grado de improvisación.

Dependiendo del éxito o el fracaso de este plan, en los próximos meses es probable que se aplique otro “parche” para tratar de llegar a 2015, sin embargo, no se vislumbra una política sectorial de largo plazo para apuntalar al sector (ni a otros) y darle la previsibilidad necesaria para reactivarlo. 

 

                                                                         (columna escrita con Mariano Carpineti)