La herencia no es solo económica

Independientemente de quién sea electo, el próximo presidente deberá afrontar una seria herencia económica. Inflación, un abultado déficit fiscal, una presión fiscal récord, serios problemas en la administración del Banco Central, cepo cambiario y default, entre otros problemas. En una nota anterior comentaba que el kirchnerismo puede estar dejando indicadores económicos peores a los que el menemismo dejó a Antonio de la Rúa. La herencia que el kirchnerismo deja al próximo Gobierno, sin embargo, no es solo económica.

¿Qué herencia deja el Frente para la Victoria en temas, por ejemplo, como corrupción, eficiencia de Gobierno y calidad del marco regulatorio? El kirchnerismo ha estado en el Gobierno por doce años con mayoría en el Congreso, ¿qué mejoras se perciben en la calidad de Gobierno y administración durante tan larga gestión? El siguiente gráfico (hacer click para expandir) muestra la percepción en control de corrupción, eficiencia de gobierno, calidad regulatoria, imperio e igualdad ante la ley (rule of law), y transparencia y rendición de cuentas (libertad de expresión, representación de los políticos). Los valores pueden oscilar entre -2,5 (peor) y 2,5 (mejor). Continuar leyendo

Shock o gradualismo

Llevar adelante reformas de manera gradual o mediante shock es un debate que va ganando presencia entre los candidatos presidenciales. Si bien ninguno es explícito sobre este tema, algunos candidatos hablan de, por ejemplo, quitar el cepo y eliminar la inflación rápidamente, otros, de tomarse varios meses o toda una gestión presidencial para bajar la inflación a un dígito. En síntesis: “shock” versus “gradualismo”.

La oposición a las políticas de shock suele basarse en que las mismas imponen un costo innecesario a la sociedad. Bajar el gasto público de golpe, por ejemplo, puede generar desempleo y desaceleración de la actividad económica. Por el otro lado, el gradualismo suele quedar a medio camino y las reformas, al quedar incompletas, son inconsistentes y nuevos problemas económicos aparecen en el mediano plazo. El gradualismo, por lo tanto, busca minimizar los costos sociales y económicos durante la transición. La crítica a las reformas en shock, sin embargo, obvia que las mismas también pueden hacerse con un plan de transición que hace justamente del gradualismo una opción innecesaria. Y dado que, de intentar hacer reformas de manera gradual, se corre el riesgo de que las mismas queden inconclusas, un shock bien planeado sería preferible al gradualismo. Continuar leyendo

Emisión monetaria fuera de control

El primer bimestre del 2015 cerró con preocupaciones sobre el incremento en la emisión monetaria para financiar al sector público. La emisión de los primeros dos meses de este año es 4.60 veces superior al mismo período del 2014, al pasar de unos 4.800 a unos 22.000 miles de millones de pesos. Ante la falta de signos claros por parte del Gobierno sobre medidas para corregir los serios desequilibrios de la economía argentina, es normal que la tendencia de este comportamiento por parte del BCRA genere preocupaciones. ¿Puede esto impactar el nivel de precios? ¿Qué puede pasar con la deuda del BCRA (LEBACS)?

Es importante aclarar que la emisión para financiar al sector público no es igual a la expansión de la base monetaria. Que la emisión para financiar al sector público en el primer bimestre del 2015 haya sido 4.60 veces superior a la del 2014 no quiere decir que la base monetaria se esté expandiendo a ese ritmo. Financiar al sector público es uno de diversos motivos por los cuales la base monetaria puede expandirse o contraerse. El BCRA puede emitir pesos para financiar al tesoro y luego quitarlos de circulación minimizando el impacto sobre la base monetaria y sobre el nivel de precios. Por ejemplo, el BCRA emite pesos, se los entrega al Tesoro. El Tesoro los gasta y luego el BCRA los compra (quita del mercado) vendiendo LEBACS en el mercado financiero. De este modo se financia al tesoro al mismo tiempo que se restringe la expansión monetaria.

La base monetaria puede variar por 5 motivos: (1) compra de USD (divisas), (2) financiar al sector publico (Tesoro, etc.), (3) Pases financieros (operaciones con entidades financieras), (4) venta y compra de LEBACS (y NOBACS) y (5) otras operaciones. Cada uno de estos componentes puede ser positivo (expansión de la base monetaria) o negativo (contracción de la base monetaria). El neto de los cinco factores coincide con la expansión total de la base monetaria. El siguiente cuadro muestra desde el 2009 en adelante la expansión de la base monetaria (Exp. BM) junto a sus diversos componentes (en millones de pesos). Se ve que la emisión para financiar al sector público crece vigorosamente. De allí que se sostenga que la inflación tiene una explicación fiscal o se debe al déficit del tesoro y que a veces se confunda emisión para para financiar al tesoro con expansión de la base monetaria.


En el 2013 se aprecia un significativo salto en la emisión para financiar al sector público (alrededor de 2/3 ocurre en los últimos cuatro meses del año) al punto tal que supera a la expansión total de la base monetaria. El BCRA minimizó el impacto sobre la base monetaria vendiendo USD en el mercado. Ese año el BCRA perdió unos 12.700 miles de millones de USD en reservas; cuatro veces más que en el 2012. Con la salida de Marcó del Pont de la presidencia del BCRA y la llegada de Fábrega se cambia de política y en lugar de vender USD para minimizar el impacto sobre la base monetaria, se pasa a vender LEBACS. La velocidad a la que se perdían reservas en el 2013 no era sostenible. En el 2013, el BCRA pedía pesos contra la entrega de USD a cambio de expectativas de una devaluación (que ocurrió a principios del 2014). En el 2014 el BCRA pide pesos a cambio de altas tasas de interés; las LEBACS rinden entre 26% y 29%. Con un tipo de cambio que se devalúa a un ritmo menor, se puede obtener una ganancia financiera invirtiendo en LEBACS para luego comprar más dólares (si se recibe la autorización correspondiente). El siguiente gráfico muestra impacto sobre la deuda en LEBACS del BCRA.

El BCRA se enfrenta con un dilema al momento de decidir financiar al sector público. Si no se quitan los pesos emitidos de circulación, entonces los pesos que se utilizan para comprar bienes y servicios aceleran la inflación y los pesos que se utilizan para comprar USD afectan a la cotización del dólar blue; es decir, lo que no va a inflación va a tipo de cambio blue. Si el BCRA quiere evitar (o minimizar) el impacto sobre la inflación, entonces debe emitir LEBACS y quitar pesos del mercado financiero. Esto disminuye los ahorros (locales) disponibles al sector privado a la vez que eleva las tasas de interés. Las LEBACS (que no duran más de un año) están rindiendo entre 26% y 29%.

No es casualidad que el resultado sea una desaceleración y hasta caída de la actividad económica. Así como el ritmo de pérdida de reservas del 2013 no era sostenible, la emisión de LEBACS también tiene un límite. Este límite, sin embargo, es más difícil de identificar. Pero lo cierto es que eventualmente, el BCRA debe devolver el capital más el interés que el mercado asigna a las LEBACS. Una abultada emisión de LEBACS, por lo tanto, sugiere futuras presiones inflacionarias si la deuda en LEBACS se paga con emisión monetaria; menos inflación hoy a expensas de más inflación en el futuro.

¿Qué puede suceder con la emisión para financiar al sector público y la emisión de LEBACS para los próximos diez meses del 2015? Veamos un escenario, sencillo, para ilustrar la preocupación por la acelerada emisión para financiar al sector público en el primer bimestre.

  • A fines de febrero, la emisión para financiar al sector público llegó a los 22.000 miles de millones de pesos.
  • Ignorando que este es un año de elecciones donde el gasto público tiende a ser mayor, si se repite la misma emisión para financiar al tesoro que en el 2014, entonces el 2015 termina con una emisión total de 353.400 miles de millones de pesos para financiar al tesoro; más del doble que el año pasado (161.500 miles de millones de pesos).
  • Si en el 2015 la base monetaria se expande un 22% (similar a los dos últimos años), entonces el BCRA debe absorber unos 251.620 miles de millones de pesos extra; 2.60 veces la absorción realizada con LEBACS en el 2014.
  • Si las LEBACS rinden un 25%, entonces es necesario emitir 100$ en LEBACS por cada 80$ a quitar del mercado.
  • El stock de LEBACS en pesos a fines del 2014 es de 320.100 miles de millones de pesos.
  • Por lo tanto, la deuda en LEBACS se duplica en un sólo año.
  • Esto implica nuevos intereses por 62.905 miles de millones de pesos.

Las preocupaciones no solo son fundadas, sino que no es del todo claro que este panorama sea consistente con una desaceleración de la inflación en el mediano plazo.

Mirando el Presupuesto 2015

El lunes 15 el Poder Ejecutivo presentó el proyecto de presupuesto para el año próximo. Como ya es costumbre, las críticas a las estimaciones del gobierno no tardaron en aparecer. Como ya es también costumbre, los datos muestran que estas críticas han estado bien fundadas; no hay motivos para creer que el presupuesto del 2015 sea una excepción. La gravedad institucional de lo que el kirchnerismo hace con el presupuesto es difícil de exagerar. La Ley de Presupuesto no es una mera ley más, es la “Ley de Leyes” justamente porque le especifica al Poder Ejecutivo qué es lo que debe ejecutar. Si bien el presupuesto es inicialmente preparado por el Ejectutivo, es al Legislativo al que le corresponde modificar y aprobar el presupuesto final. El rol del Poder Ejecutivo no es ni manejarle la vida al ciudadano ni comandar al Poder Legislativo. Como su nombre indica, el Poder Ejecutivo debe “ejecutar” el mandato que el pueblo le hace a llegar a través de sus representantes. Ese “mandato” es justamente el presupuesto a través del cual se le indica al Gobierno en qué debe gastar los recursos públicos (que pertenecen al pueblo, no al gobierno) y cómo es que esos gastos serán financiados. Continuar leyendo

Se confirma el deterioro fiscal

Detrás de las noticias del Mundial de Brasil y el juicio con los holdouts, los problemas económicos de fondo de Argentina siguieron su curso. Los indicadores de actividad económica han dado para la baja. La inflación acumulada de 12 meses sigue en niveles similares a los peores de la crisis del 2001 (40.9% en diciembre 2002) a pesar de las repetidas promesas de desaceleración por parte del oficialismo. Y los resultados fiscales (base caja) a mayo, recientemente informados por la cartera de Economía, confirman el precupante deterioro en las cuentas del Tesoro Nacional.

Descontando las transferencia que recibe el Tesoro por parte del BCRA (y ANSES, etc.), el déficit financiero de mayo se ubicó en unos 1.150 millones de pesos acumulando un total de 48.400 millones de pesos entre enero y mayo del 2014. En el 2013, este nivel de déficit acumulado se cruzó “recién” en el mes de septiembre. En el 2011 y en el 2012 se lo cruzó en diciembre. El déficit financiero acumulado a mayo del 2014 es mayor al déficit anual total en los años anteriores al 2011. El déficit acumulado a mayo 2014 es casi 2.5 veces el de mayo 2013.

Los datos ingresos son reveladores. Excepto “rentas de la propiedad” (transferencias del BCRA, ANSES, etc.), la recaudación cayó en términos reales respecto a mayo del 2013 (con una inflación para el período de 39.9% según el IPC congreso). Las transferencias del BCRA y ANSES crecieron en términos reales un 1638%. El resultado de esta emisión monetaria para financiar al tesoro compensa la caída real de los ingresos tributarios manteniendo los ingresos corrientes constantes en términos reales. Los egresos también son reveladores. Los únicos que han aumentado en términos reales fueron las transferencias y el rubro “otros” (mientras las transferencias al sector privado aumentaron, las transferencias al sector público disminuyeron).

Es decir, el Tesoro tiene una fuerte necesidad de recurrir al BCRA para financiar el insostenible nivel de gasto a la par que el aumento en términos reales se va en transferencias (por ejemplo subsidios) al sector privado en lugar de asignarse a los servicios que le corresponde brindar al estado como mantener la ley y el orden (seguridad y justicia.) ¿Si la infraestructura Argentina está tan bien y nunca se ha invertido tanto como en la década ganada, por qué tantas transferencias al sector privado? Es claro que el problema del gasto público es doble. Por un lado la asignación del gasto público es ineficiente; el gobierno kirchnerista gasta mal. Por otro lado un nivel de gasto excesivamente alto. Bajo la falsa ilusión de que el gasto público es intrínsecamente virtuoso y el gasto privado es naturalmente malo o hasta inmoral, se ha llegado a niveles insostenibles de gasto difíciles de corregir.

Sin embargo, lo preocupante no es sólo el nivel de gasto (ya de por sí un problema serio), es la aceleración del deterioro fiscal que se ve en el 2014. No sólo mayo muestra un déficit acumulado alto respecto a años anteriores, sino que mes a mes la emisión monetaria necesaria para financiar el déficit proyectado a fin de año aumenta por tercer mes consecutivo. En el siguiente gráfico vemos el déficit proyectado de mayo a fin de año. La proyección es simple, asume que cada mes el déficit en promedio evoluciona igual a como lo hizo en los dos últimos años. Junio es el mes con mayor deterioro fiscal en al menos los dos últimos años; 85% y 65% para el 2013 y el 2014. Para el 2015, entonces, el gráfico asume un deterioro fiscal del 75% (promedio de junio de los dos últimos años.) El deterioro de la actividad económica, pagos al Club de Paris, y la extensión de programas sociales los (ni-ni) pueden hacer de este un escenario conservador.

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Si el déficit financiero proyectado se financia con emisión monetaria, entonces la expansión de la base monetaria llega a un 77%, que equivale a 7.4% mensual. El mismo ejercicio con datos a marzo daba una expansión de la base monetaria equivalente mensual del 6.3%. En abril 6.7%. Como vemos, en mayo saltó a 7.4% mensual. Para poner estos números en perspectiva, podemos pensar que si la inflación mensual ronda el 2%, entonces la expansión monetaria ronda también el 2% mensual (más allá de las insistencias del oficialismo, esto es justamente lo que los números muestran.) La presión inflacionaria, por lo tanto, puede pasar de un 2% mensual a un 7% mensual (lo que equivale a un 125% anual) si asumimos que la demanda de dinero ni la producción caen (de nuevo, dos supuestos “optimistas”)

¿Qué tan exagerado es este escenario? En economía las proyecciones son muy elusivas. Es práctica habitual estimar distintos escenarios y ver si los resultados más o menos se repiten. Algunos colegas (Roberto Cachanosky y Agustín Monteverde) llegaron a resultados similares con supuestos distintos. Más allá de si la expansión de base monetaria tiene que ser 77%, 60%, u 80% para financiar el déficit de mayo a diciembre, lo importante es que desde distintos ángulos el panorama fiscal se ve el mismo empeoramiento fiscal. Al gasto público y el subsecuente déficit, responsabilidad última del Congreso Nacional, se encuentra nuevamente fuera de control. La sociedad aún espera del arco opositor un serio planteo sobre cómo solucionar este serio problema. Los problemas económicos no se resuelven ni con promesas ni con buenas intenciones, se resuelven con una administración eficiente y buenas políticas económicas. La situación fiscal argentina es exactamente la opuesta.

Un panorama preocupante

Con una importante (y difícil de entender) demora, la Secretaría de Hacienda finalmente dio a conocer los resultados fiscales del mes de marzo. Este era un dato esperado dado que no sólo cierra el primer trimestre del año, sino que también informaría sobre la evolución de las ya deterioradas cuentas fiscales. Los datos de marzo ofrecen un panorama preocupante no sólo en el frente fiscal, sino también en lo que puede esperarse en materia inflacionaria a futuro.

Según los datos informados, el superávit primario fue de unos 3.570 millones de pesos gracias a un récord de transferencias en concepto de “rentas de la propiedad” (principalmente el BCRA) por unos 12.900 millones. Sin esta “contabilidad creativa”, el resultado primario cae a un déficit de -9.330 millones de pesos. Si a este déficit le restamos los costos financieros netos (pago y cobro de intereses), el resultado financiero cae a -17.300 millones de pesos. El resultado financiero para enero y febrero fue de -6.200 y -9.500 millones de pesos respectivamente. Esto quiere decir que el resultado acumulado para el primer trimestre es de -33.300 millones. En el 2012 y en el 2013 el deficit fiscal sobre el PBI (base 2004) fue de 3.1% y 3.7%.

Podemos estimar un valor de PBI para el primer trimestre del 2014 usando la variación (trimestre contra trimestre) promedio de distintos indicadores de actividad [EMAE, EMI, ISAC, IGA(OJF), IPI(OJF), e IPI(FIEL)]. El resultado de este ejercicio es un déficit fiscal para el primer trimestre del 2014 por 1.2% del PBI. De mantenerse esta relación, el deficit fiscal a fin del 2014 sería de un 4.6%. Casi un punto más que el año pasado.

De los datos fiscales se desprenden otros dos datos curiosos. En primer lugar, el único ingreso que creció en términos reales fue el de “rentas de la propiedad”. El resto de los ingresos cayeron en términos reales al crecer menos que la inflación de los últimos 12 meses. Los ingresos tributarios crecieron a un ritmo similar al de la inflación, pero es importante tener presente esto vino acompañado de aumentos impositivos implícitos (por ejemplo al no ajustar mínimos imponibles, no permitir ajuste contable por inflación, etc.) En segundo lugar, la única erogación que creció menos que la inflación es el correspondiente a seguridad social.

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Mucho se ha dicho en las últimas semanas sobre una desaceleración de la inflación. Esta postura me parece prematura por dos motivos. En primer lugar, es cierto que Fábrega ha reducido la base monetaria (-7.5% para el primer trimestre del 2014) y que esto debería llevar a una reducción en la inflación. Pero no es menos cierto que el déficit fiscal se financia con emisión monetaria. Por lo tanto, un aumento en el déficit fiscal puede llevar nuevamente a una expansión monetaria y a un aceleramiento de la inflación. ¿Cuál puede ser el déficit fiscal a fines del 2014? El siguiente gráfico muestra un simple escenario donde se asume que de abril a diciembre la evolución del déficit es igual a la evolución promedio del 2012 y del 2013. Es decir, es un escenario optimista donde se asume que de aquí en adelante la situación fiscal no es menor ni peor que la de los dos últimos años (en promedio.) Hay, sin embargo, motivos para creer que la situación puede ser peor. Todos los indicadores de actividad económica están dando a la baja, por lo que la recaudación puede desacelerarse (o incluso caer). Hay nuevos planes sociales para los “ni-ni” y el primer pago al Club de París que cae este año. De hecho, los datos de recaudación de abril muestran una desaceleración en términos reales. La línea roja corresponde al déficit acumulado del 2012, la azul a la del 2013, la negra a la del 2014 donde la sección punteada es la proyección a futuro.

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En este escenario, el resultado financiero a fin del 2014 es de -290.800 millones de pesos. ¿Qué implica esto para la presión inflacionaria a futuro? En lo que queda del año faltarían financiar unos 256.900 millones de pesos. La base monetaria a fin de marzo se encuentra en unos 349.000 millones. Esto quiere decir que, si el déficit por financiar se suple con emisión monetaria, la base monetaria debe expandirse un notable 74%. Desde el 2006 que la base monetaria no supera una expansión del 40% anual (38% y 22.8% para el 2012 y 2013 respectivamente.) Esto implica una presión inflacionaria del 70% (a distribuirse en varios meses, la expansión monetaria afecta precios con lags importantes.)

El segundo motivo por el cual puede ser prematuro hablar de una desaceleración de la inflación es que, si bien es cierto que la inflación mensual habría caído en los últimos meses, esto bien puede ser un efecto estacional. La inflación Congreso para marzo, abril, y mayo fue de 3.3%, 2.78%, y 2.0% (Elypsis) respectivamente. Sin embargo, desde el 2008 que la inflación de mayo es inferior a la de los dos últimos meses. Por lo tanto, tres meses de tasas decrecientes de inflación no es un signo inequívoco de una inflación que se desacelera. ¿Se desaceleró, acaso, la inflación en los últimos años? Con un 2% de inflación en mayo 2014, la inflación acumulada de los últimos 12 meses es del 40.2%. Este es la máxima inflación de 12 meses desde diciembre 2002 cuando fue del 40.9%. La inflación de mayo contra mayo del 2012 y 2013 fue de 23.2% y 23.3%; sensiblemente menor a la del 40.2% de este año. Esto se puede apreciar en el siguiente gráfico, que muestra la inflación de acumulada de 12 meses desde 1998.

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Hay, por lo tanto, dos tendencias opuestas respecto a la inflación a futuro. Por un lado, la contracción de la base monetaria llevada adelante por el BCRA en los últimos meses (“ajuste”). Pero por el otro lado se ve un empeoramiento fiscal que, al ser financiado con emisión monetaria, sugiere mayores presiones inflacionarias a futuro. Lamentablemente, el escenario inflacionario lejos de estar claramente controlado, puede mostrar un empeoramiento en los meses por venir (salvo que haya cambios estructurales que reduzcan el nivel de déficit o financiamiento alternativo a la emisión monetaria.) Esta falta de coordinación entre el Tesoro y el BCRA puede resultar en tensiones políticas.

Debería ser evidente para quienes se dicen opositores al modelo que una seria discusión sobre cómo reestructurar (bajar el nivel, no reasignar partidas) el gasto público es importante, por no decir apremiante a medida que pasa el tiempo. Discusión que, ciertamente, no es parte del “profundo” debate político/institucional que ofrece la oposición. Si el arco opositor se niega a revisar gastos de “bajo impacto social” como el Fútbol Para Todos y la deficitaria Aerolíneas Argentinas (y no es que esto alcance para solucionar el problema) van a tener que ser muy creativos para poder solucionar estos desequilibrios. La primera lección de política económica que la oposición debe aprender es que no son las buenas intenciones las que generan buenos resultados económicos, son las consistentes políticas económicas las que generan buenos resultados.

Rodrigazo vs Kirchnerazo

Hace ya algún tiempo que se habla sobre si es posible o no tener un segundo Rodrigazo o un Kirchnerazo. Si bien es cierto que las comparaciones pueden ser tramposas, no es menos cierto que son ilustrativas. ¿Qué similitudes hay con el Rodrigazo de 1975? ¿Qué fue el Rodrigazo y cómo se gestó? ¿Se puede repetir?

A nivel general las similitudes entre los años previos al Rodrigazo y la actualidad son notables. Para producir un Rodrigazo hay que llevar adelante dos pasos: primero emita dinero a la par que impide que se ajusten los precios. Llámelo precios cuidados, limitar la tensión de precios, combatir la puja distributiva, tarifas sociales, etc. Luego, cuando la situación es impostergable, nombre un nuevo ministro de Economía que deba destapar la olla a presión que se ha recalentado durante tanto tiempo y use su nombre para describir las inevitables consecuencias del problema heredado. Es importante que no se relacionen las inevitables consecuencias sociales de la pobre política económica con su gobierno. Quizás sería más preciso, y justo, hablar de Gerardazo o Peronazo en lugar de Rodrigazo.

El Rodrigazo de 1975 no fue otra cosa que el resultado de una mala política económica y monetaria. Entre 1967 y 1972 (gobierno militar) la inflación anual equivalente fue del 25,6%. Nivel anual similar al que tenemos desde el 2007 (con excepción del 2009.) Cuando Hector Cámpora asume como presidente lo trae a José Gelbard (vinculado al Partido Comunista) como ministro de Economía, quien decide combatir la inflación “cuidando” los precios. Pocas veces tan aplicable la frase “cualquier parecido con la realidad es pura casualidad”. El problema de los controles de precios es que no eliminan la inflación, sino que acumulan presión inflacionaria sobre los precios. Sin control de precios los ajustes se dan a medida que la emisión monetaria llega al mercado. Con controles de precios, los aumentos que se hubiesen realizado paulatinamente se hacen de golpe una vez que se eliminan los controles. Una cosa es dominar la inflación (exceso monetario), muy distinto es eliminar el termómetro que la mide (nivel de precios). Si los precios no surgen de operaciones libres en el mercado, entonces son precios mentirosos que poco informan sobre las necesidades y desequilibrios del mercado.

Luego de la renuncia de Gelbard en 1974, y tras un corto reemplazo por parte de Alfredo Gómez Morales, Celestino Rodrigo asume como ministro de Economía teniendo que hacerse cargo de liberar los precios. Se podrá discutir si el método que Rodrigo eligió para intentar solucionar el problema era el correcto y si estuvo bien implementado; es sin embargo un acto de negación ignorar la imposible herencia que le dejaron.

Los efectos del Rodrigazo pueden resumirse en cuatro puntos:

  • Aumento del 100% de lso costos de servicios y transporte público (tarifas)
  • Devaluación del 150% frente al dólar comercial (había un tipo de cambio diferenciado para el sector financiero)
  • Aumento de hasta el 180% en los combustibles.
  • “Salariazo”

Entre 1876 y 1983 la inflación equivalente anual fue del 166,4%, más de cinco veces la del período 1967-1972 que licuó el “salariazo” disminuyendo el salario real. La CGT reaccionó con la primer huelga general en el gobierno de Perón. El deterioro económico y social fue tal que algunos llegan a sostener que la inflación del 35% mensual que siguió al Rodrigazo fue un factor importante en el golpe militar de 1976.

¿Cómo sería un Kirchnerazo si una medida similar se aplicase mañana? ¿Será Kicillof el próximo Celestino Rodrigo, o quizás el próximo fugaz Gómez Morales?

Entre el 2001 y el 2013 la inflación acumulada fue del 681% mientras que las tarifas aumentaron “sólo” un 144%. Esto quiere decir que las tarifas deben aumentar otro 373% para equiparar el 681% de inflación acumulada. Un valor holgadamente superior al 100% del Rodrigazo. La alta inflación aparentemente reconocida por el nuevo IPC y la política de cuidar precios van en la dirección de aumentar esta brecha.

En cuanto al tipo de cambio, si asumimos en números redondos que 12 pesos por dólar es el tipo de cambio de equilibrio, entonces es necesario devaluar un 50% para llevar el tipo de cambio de 8ARS/1USD a 12ARS/1USD. No es accidente que se haya acelerado el ritmo de devaluación cuando cambió el equipo económico, ni que se haya dejado saltar al tipo de cambio de 6,50 a 8,00 en enero. Que no se levante el cepo cambiario muestra que el nuevo tipo de cambio aún se queda corto respecto a su valor de equilibrio (que seguirá aumentando en la medida que el BCRA emitiendo dinero).

En término tarifarios, entonces, el kirchnerismo estaría generando una situación notablemente más delicada que la del Rodrigazo. En términos de devaluación, el gobierno se encuentra en una mejor situación debido a que viene reconociéndola a un ritmo mayor del que lo hizo con las tarifas de servicios públicos. Es importante tener presente, sin embargo, que solucionar un problema no corrige el otro. Cerrar la brecha cambiaria, por ejemplo, no hace desaparecer el atraso tarifario.

Es muy difícil predecir qué podría suceder de darse un Kirchnerazo de golpe dado que el desenlace depende de qué otras medidas se tomen en paralelo. Por ejemplo, ¿se devalúa y ajustan tarifas y además se levanta el cepo cambiario o se deja el cepo cambiario? ¿Se aumentan los impuestos y expropiaciones o se da marcha atrás con los avances sobre los derechos de propiedad? ¿Cómo se maneja desde el gobierno el inevitable descontento social? Y, no menos importante para el largo plazo, ¿qué explicación se va a dar a la población de la abultada tarifa que se le acaba de pasar? ¿Será culpa del “vil mercado y los poderes internacionales” o en un ataque de honestidad cívica la clase política hará un mea culpa sobre los costos del populismo? Etcétera…

Cuando distintos economistas ofrecemos nuestra opinión de manera cruda y objetiva sin la necesidad de tener que ganar votos, el objetivo no es ser destituyente ni golpista. Al contrario, es motivado por un genuino interés en que la clase política acuse recibo de los serios problemas de los que ellos mismos son causa. Nada agradaría más que explicar las bondades y solidez de la economía Argentina, pero hacer la vista gorda a serios problemas económicos es como el médico que oculta una terrible enfermedad a su paciente porque sólo gusta de dar buenas pero irrelevantes noticias.

Una propuesta de reforma monetaria para Argentina

Dolarización flexible con banca libre

Argentina se encuentra, una vez más, transitando una profunda crisis económica. Las débiles instituciones monetarias tienen un rol central en esta problemática. Que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) es una institución desinteresada, o incapaz, en proteger el poder adquisitivo de la moneda nacional debiera ser una apreciación fuera de discusión. Desde su fundación en 1935 hasta fines del 2013 la inflación equivalente anual fue de un chocante 55%. En promedio, Argentina ha vivido con una inflación del doble a la que los residentes han tenido que soportar en el 2013 que acaba de terminar. En estos 78 años, sólo en 23 ocasiones la inflación fue menor al 10%, en 17 menor al 5%, y un magro 11 veces menor a un 2% (sin contar los años de deflación por crisis y no buena administración monetaria.) En 1935 regía el Peso Moneda Nacional. Hoy, luego de seis cambios monetarios en los cuales se dejaron de lado trece ceros, rige un Peso devaluado sin perspectivas de mejora en el corto y mediano plazo. Argentina no posee un banco central meramente ineficiente, posee uno de los peores bancos centrales del mundo. Es este pobre desempeño, y no cuestiones culturales, lo que explica la parcial y desprolija dolarización actual de Argentina.

Sintomático del desinterés del gobierno de turno es agregar insulto al daño al bolsillo de los argentinos negando que la inflación sea un fenómeno monetario, publicando datos oficiales de inflación de muy dudosa credibilidad y reformando la Carta Orgánica del BCRA disminuyendo su responsabilidad institucional en esta materia. La historia monetaria argentina muestra, sin embargo, que sería un error creer que el desmanejo monetario es un problema propio del kirchnerismo. Este movimiento, ya en un ingrato ocaso, es una expresión más de lo peligroso que la dirigencia política Argentina ha sido para la economía de su propio país.

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La presión fiscal K

El fugaz intento de modificar el impuesto a los bienes personales es un síntoma más de que el gobierno K no le preocupa la carga tributaria de su voracidad tributaria. La iniciativa de modificar el impuesto a los bienes personales duró menos de 24 horas. Al ver la presión fiscal, no sorprende que una modificación tributaria de estas características muriese antes de nacer. ¿Cuál ha sido la presión fiscal durante la década K? Al observar estos datos surgen algunas conclusiones importantes.

La presión fiscal es el monto de recaudación tributaria sobre el PBI nominal. Es decir, cuánto de los producido durante un año es destinado al pago de impuestos. Generalmente se suele observar la presión fiscal a nivel nación, dejando de lado los niveles sub-nacionales (provincias y municipios). Para obtener una estimación de la presión fiscal total hay que tener en cuenta todos los niveles del gobierno, no sólo el nacional. Es decir, la presión fiscal nacional más la provincial más la municipal. Pero la política monetaria inflacionaria K hace que esto siga siendo incompleto, hay que tener en cuenta también el impuesto inflacionario. Salvo unos pocos países, este último impuesto no legislado prácticamente ya no existe.

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Mirando el balance del BCRA

El BCRA ha sido noticia en los últimos meses del 2013. Motivos no faltan: viene perdiendo reservas a un ritmo acelerado, ha incrementado el ritmo de devaluación del tipo de cambio oficial y posee una dudosa política de adelantos transitorios al tesoro que alientan la alta inflación que el gobierno insiste en negar. ¿Qué se observa si miramos el balance del BCRA, no sólo los últimos meses, sino enfocándonos en todo el período K? ¿Cuál es el monto de reservas “propias” y qué otras cosas nos deja ver el balance del BCRA?

Las reservas

Hay dos maneras de ver las reservas que hay en el BCRA. Las reservas totales y las reservas netas de deudas. Es decir, cuántos de los dólares que posee el BCRA no son deuda de terceros. En mi billetera puedo tener en total unos $150 dólares, $50 de los cuáles son préstamo de un tercero. ¿Cuántos dólares (reservas) tengo, $150 o $100? Al 15 de diciembre, el BCRA tenía unos 30.509 millones de reservas totales. Las reservas netas, luego de descontar los depósitos en dólares (y los Cedines) que el sistema financiero tiene depositado en el BCRA, quedan unos 20.000 millones en reservas. Si además se descuentan otros pasivos como deudas multilaterales y depósitos del gobierno, las reservas netas quedan en unos 16.560 millones (un monto levemente superior al 50% del total de reservas). Este número se reduce a 4.560 millones si se asume que el BCRA seguirá pagando la deuda del Tesoro (12.000 millones de dólares en el 2014) como lo ha hecho en los últimos tiempos (aquí un breve comentario de Guidotti y Nuemeyer.) La fuerte aceleración de la devaluación del tipo de cambio oficial y las medidas para seguir apretando el cepo no son casuales.

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