Santa Fe: una campaña corrida hacia la derecha

La campaña de Binner a favor de un supuesto “país normal” sería risueña si no tuviera ribetes dramáticos: toda la estructura policial santafesina está infectada por los negocios del narcotráfico y la trata de personas. El brutal atentado con catorce balazos contra el mismísimo gobernador Antonio Bonfatti confirma hasta qué punto los grupos de narcos armados y con gran logística gozan de impunidad y libertad de acción.

Además, en el supuesto “país normal” de Binner también hay grandes ganadores y grandes perdedores. Los gigantes como Cargill no pagan Ingresos Brutos, mientras el 75% de los trabajadores del Gran Rosario sufre el desempleo, subempleo o sobreempleo. Ganancias exorbitantes e hiperexplotación van de la mano: Binner es un títere de los empresarios.

Por si quedaran dudas de su derechismo, luego de responsabilizar a los inmigrantes por la pobreza, su excandidata a vicepresidenta, Norma Morandini, realizó un acto por la defensa de los derechos humanos en Venezuela con los referentes de la derecha que apoya al “escuálido” Capriles. Binner ya había elogiado a la derecha pro yanqui del país caribeño, pero no había llegado al colmo de reivindicar los derechos humanos con sectores golpistas. Ahora sí.

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Miseria y xenofobia en Santa Fe

En Santa Fe los candidatos comenzaron la campaña electoral corriéndose mutuamente por derecha. Tanto kirchneristas como los falsos socialistas Binner y Bonfatti decidieron sincerar sus propuestas y concepciones, confirmando que son sustancialmente reaccionarias.

Recientemente salieron a la luz las escandalosas declaraciones xenófobas de Binner. El candidato del Frente Progresista (junto a la UCR, valga la contradicción) afirmó que la pobreza de Santa Fe se debe a la afluencia de inmigrantes paraguayos y bolivianos, y de migrantes desde Chaco o desde poblaciones “indígenas” (sic). Parecieron dichos de la derecha macrista o de conservadores de 1920.

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Santa Fe: ni “país normal” ni “década ganada”

Uno de los spots del Frente de Izquierda de Santa Fe muestra a una pareja entre un obrero y una maestra. Ella escucha la noticia de la inauguración de nuevas torres de lujo en Santa Fe y se indigna: “¡¿Torres de lujo?! Si los hospitales y escuelas se caen a pedazos. Y nosotros… alquilamos toda la vida”. Su compañero le responde que hay plata para solucionar eso, pero que hay que “tocar” los intereses de los poderosos. “Los poderosos” en Santa Fe no son un mero eufemismo.

Nuestra provincia, junto al norte de la provincia de Buenos Aires y porciones de Córdoba, es parte de la región más fértil y rica del país, además de albergar la más importante cuenca lechera a nivel nacional. Binner dice que “en un país normal la soja no es un yuyo” porque representa los intereses de los grandes terratenientes y pooles de siembra, que acumulan hectáreas por doquier, a expensas de pequeños propietarios y de pueblos originarios, usufructuando el trabajo en negro de peones rurales y superexplotando a trabajadores golondrina.

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Desigualdad e impunidad: el “país normal” de Binner

El candidato a diputado nacional Hermes Binner dice que merecemos tener un “país normal”. Pero Santa Fe, gobernada por su Frente Progresista, es la provincia de la desigualdad. Un puñado de sojeros y empresarios usa autos de alta gama, vive en barrios privados y en las lujosas torres elogiadas por Cristina en el acto por el Día de la Bandera. Pero la mayoría trabajadora vive en barrios que se inundan, sin gas, sin cloacas ni servicios elementales. Los barrios populares sufren la impunidad de las bandas de narcotraficantes que, amparados por la policía, jueces y funcionarios, asesinan a cientos de jóvenes.

En Santa Fe los hospitales públicos están colapsados y son pocos. Los médicos y enfermeras trabajan largas jornadas, precarizados y a veces sin recibir salarios. Los colegios se caen a pedazos. Los docentes llegan “rotos” a la edad jubilatoria y encima son atacados por Bonfatti, Binner y Cristina cuando salen a reclamar. Muchos chicos dejan la escuela porque deben trabajar para sostener a sus familias. Cada día, ocho menores de quince años se convierten en madres, pero en Santa Fe no hay educación sexual ni guarderías para que puedan seguir estudiando.

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