Tiempos interesantes

No hay dudas de que los próximos años serán —como reza la maldición china— tiempos interesantes. El tantas veces anunciado fin del ciclo k finalmente llegó y con él todas las especulaciones posibles. Si bien en los próximos tiempos criticar al kirchnerismo por sus errores será un popular deporte nacional, lo cierto es que los verdaderos planes de Cristina Fernández de Kirchner no se han modificado en lo más mínimo. Sí, así de maquiavélica suele ser la política argentina.

Daniel Scioli nunca fue del agrado de la señora. Su estilo tibio, dialoguista y corporativo la exasperaba. La conversión del bonaerense al kirchnerismo duro lo terminó de alejar del votante medio. La Presidente saliente hubiese preferido siempre a otro delfín, pero correrlo al motonauta hubiese significado enfrentarse a buena parte del peronismo clásico y territorial, aquel que ella —por falsa conciencia de clase— detesta profundamente.

Lo cierto es que Cristina decididamente jugó en contra de Daniel. Nadie puede creer que la sucesión de groseros errores y fuego amigo al que fue sometido el gobernador haya sido casual y no premeditado. Las declaraciones de personajes que le harían un gran favor al país si se jubilaran, más el ninguneo a peronistas históricos fue un lastre demasiado pesado para alguien que no se caracteriza por golpear la mesa y definir una posición política propia. Continuar leyendo

Déjà vu

Los radicales viven horas de éxtasis. Luego de haber producido la mayor crisis político-social-económica del ultimo siglo, se ven – y sienten – con reales chances de acceder nuevamente al poder. Luego de la Convención de Gualeguaychú, más de un ucerreista salió a comprarse un nuevo traje.

Si bien el mapa político cambió, quizás alguien debería aconsejar la prudencia a estas excitadas almas. La política argentina es tan recurrente que el griego Polibio (conocido por su tesis de los ciclos políticos) parecería mas argento que un buen mate amargo.

El presente entusiasmo de la UCR es similar al que experimentaron en el inicio de aquel experimento que fue UNEN y que Carrió se encargó de dinamitar con el esmero de “Bombita” Fisher, aquel personaje que interpretaba Ricardo Darin en “Relatos Salvajes”. Incluso, se podría retroceder aun mas en el tiempo y rememorar las sonrisas de De La Rúa y “Chacho” Álvarez cuando nacía la Alianza (con perdón de la palabra) con fines mas o menos similares a los presentes.

Cierto es que en política dos mas dos difícilmente sean cuatro, por mas que experimentados rosqueadores hagan del álgebra un culto. La sociedad no vota acuerdos de cúpula sino a las personas. Y aunque a muchos les duela reconocerlo, la Convención de Gualeguaychú funciono como un gigante remate de distintas porciones del centenario partido.

La necesidad del remate surge de las urgencias de algunos legisladores como Sanz, Cimadevilla o Aguad. Estos conductores sin conducidos comparten las características de ser hombres de escaso poder territorial, con nulo apoyo popular, pero hábiles en la rosca pura y dura. Al igual que Frank Underwood, el personaje siniestro de “House of Cards”, estos prohombres del partido fundado por Alem consideran que la democracia está sobrevalorada y aspiran a encabezar minorías o ingresar por la ventana para sostener sus cargos legislativos sin necesidad de tener votos a su favor.

La alianza (nuevamente, perdón por la palabra) realizada con el PRO, de la esperanza blanca Mauricio Macri, tiene serios vicios de origen desde el punto ideológico. Si bien en una anterior columna (“El PRO en su laberinto”) sosteníamos que gran parte del antiperonismo argentino (AKA “gorilaje”) fantaseaba con un acuerdo entre Carrió, Macri y Sanz, el hecho que el sello de la UCR – afiliada a la internacional socialista- se vea enlodado en este caldo, como mínimo, hace tanto ruido como cuando Menem cantaba “combatiendo al capital”.

Aquellos inocentes radicales que sueñan que Sanz (que no supera el 3% de intención de voto) gane en las PASO a Macri producen tanta ternura que no dan ganas de traerlos a la realidad. Aunque deberían repasar la ley electoral para entender que, una vez presentadas las formulas para las PASO, no pueden cambiarse para las elecciones generales. En buen criollo, luego que Macri le pase el trapo al mendocino, los radicales estarán embretados en el PRO. Es decir, lo que en teoría de juegos sería una no-win situation.

De todas maneras, al radical histórico le va a costar acompañar a Macri. Al momento de ingresar al cuarto oscuro, la sombra de Don Raúl Alfonsin puede pesar mucho a la hora de optar por el amarillo patito. El hecho que luego de la Convención experimentados operadores como el “Coti” Nosiglia y “Freddy” Storani emularan al jamaiquino Usain Bolt, mientras una horda de enojados jóvenes radicales los perseguían, hace presagiar que en este caso no existe aquello que “el que gana conduce y el que pierde acompaña”.

Por otra parte, el desguace de la UCR favorece a otros competidores. Aquellos referentes locales de la UCR, con aparato y voto, que no estuvieron de acuerdo con el remate, han habilitado los teléfonos para distintos acuerdos regionales. Los caudillos de Mendoza, Tucuman y Jujuy – por solo nombrar algunos – no se entregarán mansitos al acuerdo.

Un riesgo extra para esta alianza (nuevamente perdón) es la presencia de “Lilita” Carrio. La diputada siempre representa una bomba de tiempo en cualquier organización que integre. Así como se ha encargado de dinamitar UNEN, este acuerdo entre la UCR y el PRO tiene por recorrer aun un largo camino con la espada de damocles chaqueña pendiendo sobre su cuello.

Pero los radicales no son los únicos que deberían preocuparse. Mauricio Macri también corre sus riesgos. El clímax y el boost de la popularidad del alcalde porteño llegó en el mes de marzo, cinco meses antes de las PASO y a siete de las elecciones generales. Su estratega y mentor, el ecuatoriano Duran Barba, esperaba este contexto para mediados de julio. Ahora deberá lidiar con un nuevo enemigo: el amesetamiento y el desgaste.

Por otra parte, la estrategia de seducir a parte del electorado peronista incorporando figuras como el septuagenario “Lole” Reutemann se anula con la incorporación de la UCR, transformando ambas estrategias en un juego de suma cero. Así como a muchos radicales históricos les pesará votar a Macri, muchos peronistas clásicos que miraban con intriga y simpatía al ex presidente de Boca Jr les costará votar un acuerdo que concentre a lo mas puro del anti-peronismo nacional.

Resta ver como reaccionara el peronismo ante este nuevo escenario. La carrera electoral comenzó con cuatro jugadores: el oficialista Frente para la Victoria, la opción renovadora liderada por Sergio Massa, la derecha representada por Macri, y la pseudo centro-izquierda de UNEN. Hoy los jugadores, luego de la implosion de UNEN, se redujeron a tres. Resta ver si esta alianza (ultima vez que la uso, lo prometo) funciona como un punto de inflexión para el peronismo.

Por estos motivos, les recomiendo a mis amigos radicales prudencia y serenidad, no todo lo amarillo patito es oro.

El dilema de Scioli

No hay dudas de que la historia es bilardista. No importa los contextos ni las intenciones, los resultados mandan. Al final, una gestión es valorada por los impiadosos hechos facticos. A Raúl Alfonsín le toco llevar adelante un gobierno en un contexto histórico-político complejo, pero en el balance final siempre pesara la salida adelantada. A Fernando De la Rúa se lo llegó a considerar (ex-ante) un Estadista y un fino tiempista político, imagen que se derrumbó al ritmo de las aspas del helicóptero presidencial.

Por estas horas esto debe preocupar a Daniel Osvaldo Scioli (DOS). El gobernador bonaerense debe enfrentarse camino al 2015 a dos escenarios definidos por una lógica binaria. Si DOS es electo como Presidente en el próximo turno electoral, habrá un consenso unánime sobre sus capacidades de Estadista. Se lo considerara un gran lector de escenarios políticos, un tiempista exquisito, con la sabiduría producto de la paciencia oriental para saber esperar los momentos justos. Un tipo que fuma adentro de una garrafa cargada.

Pero si no lo logra, sobre él caerán descalificaciones que lo presenten como un timorato, un conservador carente de la voluntad del conquistador que caracteriza a los grandes líderes políticos. Un pelele que no se animó a tomar el toro por las astas para definir su futuro político. Un hombre que olvidó las sabias palabras del poeta romano Virgilio, quien señalaba “Audaces Fortuna Iuvat” (La suerte favorece a los valientes)

A DOS se le reducen sus opciones día a día. ¿Sera el gobernador bonaerense el candidato del oficialismo? ¿El kirchnerismo, en su versión cristinista, pagará bien su reiterada sumisión? ¿O quizás deba DOS romper lanzas de una vez con el kirchnerismo e intentar regresar a las fuentes del ortodoxo PJ, el cual hoy conserva el poder territorial y hace una fila silenciosa –o no tanto- para sumarse al proyecto presidencial de Sergio Massa? Para resolver estas hesitaciones, los estrategas de DOS deberían adentrarse más en el pensamiento de la presidente Cristina Fernández de Kirchner, entendiendo que en la cancha política hay más jugadores y estrategias que las que ellos cuentan.

CFK, con 61 años, es aun joven para retirarse de la política. Solo aquellos que no comprenden ese fuego interno que motoriza la voluntad de los grandes dirigentes pueden suponer que CFK se retirará a Calafate a contemplar la inmensidad del Lago Argentino en compañía de su nieto Néstor Iván. Con su impiadoso y vengativo imperativo categórico, sumado a su ejército personal unido y organizado, nuestra Khaleesi autóctona sabe que aún tiene hilo en el carretel y en el peor de los escenarios se retirará con un núcleo duro e impenetrable de un 15%, que le permitirá terciar en la discusión política o, al menos, conservar poder de daño en los años venideros.

Por ello, CFK ha decidido mirar a Chile para hacer un copy-paste de la estrategia de Michelle Bachelet. La estrategia trasandina es simple: Bachelet, luego de un gobierno de corte progresista, evitó un apoyo explícito y con todos los fierros a un candidato del Partido Socialista de Chile, parar entregar el gobierno a un exponente de la derecha opositora como Piñeira, apostando al fracaso de la nueva gestión, conservando su prestigio y capacidad de fuego político, para luego volver a la presidencia como parte de alternancia política.

Para importar y ejecutar esta estrategia, CFK solo debe reemplazar el nombre de Piñeira por el de Mauricio Macri. En la estrategia oficialista, cuentan con que la esperanza blanca de la derecha argentina no posea las capacidades políticas y de gestión suficientes para dejar en el olvido la gestión kirchnerista, dejando la puerta abierta para un regreso triunfal de Cristina y el kirchnerismo. Para ello, es necesario correr de la cancha a DOS. Al gobernador bonaerense le salieron dos competidores para las PASO destinados a desgastar su figura: En primer lugar figura Sergio Daniel Urribarri (SDU), exponente de la doctrina obsecuente entrerriana, quien es el candidato del corazón kirchnerista. Con pocas posibilidades reales, SDU presenta el fanatismo, la subordinación y la obediencia como los principios de su propuesta política, la cual seduce a los sectores más radicalizados del kirchnerismo.

Por otra parte, el Ministro de Interior y Transporte Florencio Randazzo -un hombre moderado y de fina muñeca política- también anunciÓ su candidatura, la cual tácitamente cuenta con el guiño presidencial. La reconocida capacidad rosqueadora del hombre oriundo de Chivilcoy es su principal activo y fuente de preocupación sciolista.

Además de sus competidores, DOS sufre las ráfagas de fuego amigo. La usina filosófica subvencionada conocida como “Carta Abierta” ha salido a señalar que el ex motonauta no los representa. El ultrakirchnerista Ricardo Forster, un hombre que jamás vio un pobre pero teoriza sobre la pobreza, al igual que el incontinente verbal sepia Kunkel, han sido particularmente duros con el gobernador bonaerense. Resulta inverosímil pensar que estas manifestaciones no cuenten al menos con medio guiño presidencial.

CFK mira divertida este escenario desde afuera. Sus próximas acciones se concentran en una salida ordenada del gobierno para lo cual habría un oxigenante cambio de gabinete post-mundial. Conocedora del poder de su núcleo duro, CFK no participara activamente en las PASO, sino que se limitará a colocar hombres y mujeres de su máxima confianza en las listas para garantizar su poder de fuego durante la próxima gestión. Así, a DOS se le acaban el tiempo y las opciones. En pocos días comienza el mundial y en el escenario político se vivirá una tregua futbolera de 30 días. Pero una vez que finalice la competencia en Brasil, se activaran todas las campañas y no habrá tiempo de replanteos.

Porque una sola cosa es segura: El Plan Bachelet está en marcha.

El PRO en su laberinto

Spoiler alert: A la gente del PRO no le va a gustar esta columna

Faltando solo 18 meses para la culminación del actual ciclo político, la sucesión presidencial comenzó a recorrerse en las distintas estructuras políticas nacionales. El Frente Para la Victoria, blandiendo la espada de doble filo que significa ser el partido de gobierno, transita simultáneamente el duelo de no poder repetir el liderazgo de CFK por el lógico impedimento constitucional, junto con la definición del sucesor donde se miden el poderoso corporativismo sciolista, la obsecuencia entrerriana, y los sparrings ministeriales. En su horizonte, la amenaza de la reedición de la traición de Menem a Duhalde en 1999 genera algunos rostros adustos en los candidatos.

El conglomerado de egos con fines de lucro, también llamado FAUNEN, sueña con que mágicamente la aritmética deje de ser una rama de la matemática y pueda transformarse en una disciplina de la ciencia política, de forma tal que 9% de Hermes Binner, junto con el 8% de Julio Cobos, más el 6% de Elisa Carrio y el 5% de otros entusiastas neo-aliancistas, rápidamente se transforme en un 28% que les permita colarse entre los aspirantes a la primera magistratura de origen peronista.

El Frente Renovador, confiados en el 25% que ostenta Sergio Massa y sin responsabilidades ejecutivas de gobierno en el nivel provincial y nacional, recorre el país sumando voluntades para su causa. En el horizonte de esta fuerza se observan como amenazas el aburguesamiento y el desgaste que suelen tener quienes van primeros. Para ellos, el desafío es manter la iniciativa política y evitar el desgaste.

Finalmente, la esperanza blanca de la centro-derecha que encarno el PRO se encuentra atrapada en el agotamiento de las estrategias políticas que utilizaron hasta ahora, las cuales, -nobleza obliga- han sido exitosas, pero no alcanzan para la proyección nacional de la fuerza.

El axioma del poder macrista indica que el nada despreciable 16% que ostenta el jefe de gobierno porteño, adicional a un fuerte trabajo electoral en cinco provincias -que suman el 66,9% del electorado-, garantiza la llegada al sillón de Rivadavia. Sin embargo, el desdén federal demostrado por los armadores del PRO puede ser la garantía del fracaso de la gestión en un hipotético triunfo. El error de subestimar a 19 distritos provinciales, la equivocación de no “tener un gaucho en cada pueblo”, solo puede generar conflictos regionales que se expandan viralmente al resto de la nación.

Para graficar esto, vale la pena preguntarse en un hipotético gobierno macrista quien sería el interlocutor válido ante las provincias petroleras –que en su conjunto solo suman un 8% de la población– cuando surja un conflicto que amenace el abastecimiento de combustible a nivel nacional. O quien se encargara de un potencial conflicto por el fondo de tabaco en Jujuy. No está de más recordar que los orígenes del piqueterismo argentino se dieron en provincias del interior olvidadas por la gestión delarruista.

Faltando tan poco tiempo, al PRO solo le queda la búsqueda de una alianza con el FAUNEN para poder proyectar una fuerza nacional. Pero esto se asemeja más a una construcción de laboratorio que una situación factible. Si bien gran parte del anti peronismo argentino puede llegar a fantasear con una combinación de Elisa Carrio con Mauricio Macri -sazonada con un poco de Ernesto Sanz-, es de esperar que por un mínimo de coherencia ideológica el socialismo dominguero de Hermes Binner huya aterrorizado de tal construcción llevándose consigo el barniz progresista de esta neo-alianza.

Así, en el tablero de ajedrez en el que se desarrolla la política argentina, todo parece indicar que la definición será a través de las ramas del peronismo, tanto en su versión renovadora como en su versión neo-kirchenirsta. La cobertura nacional del movimiento fundado por el general Perón, desplegando su injustamente criticado eclecticismo filosófico, permite que el mismo se adapte mejor a la cambiante realidad argentina. Y ya lo dijo Charles Darwin: solo sobrevive quien mejor se adapta.