No tengan miedo

Es una demanda que se escucha en Cuba desde hace décadas, pero que lamentablemente no ha sido atendida por la mayoría de los isleños que reclaman a Gobiernos extranjeros los derechos y las oportunidades que posiblemente no fueron capaces de exigir en su país.

Hay situaciones particularmente complejas para ser analizadas, máxime cuando están involucrados numerosos factores, intereses contrapuestos y valoraciones personales que pueden estar influenciados por la subjetividad.

No obstante, hay que soltar el demonio que acosa e inquieta, porque el primer deber de un observador es decir lo que cree, más allá de lo bueno, malo o feo que pueda resultar.

Antes que todo, es justo aseverar una y mil veces que la raíz de todos los problemas de Cuba y los cubanos son consecuencias de la dictadura que rige el país. La falta de derechos, las penurias económicas y la discriminación, así como el exilio y la emigración, son productos del sistema.

La otra realidad, dura y cruda, es que el régimen ha sobrevivido 57 años por su capacidad represiva, por su habilidad para dispensar garrote y zanahoria, más lo primero que lo último, pero también porque un sector del pueblo, a pesar de los esfuerzos y el sacrificio de otra parte de los nacidos en la isla, optó por la complicidad o la simulación, que, a fin de cuentas, como expresó José Martí: “El que vive de la infamia, o la codea en paz, es un infame. Abstenerse de ella no basta: se ha de pelear contra ella. Ver en calma un crimen es cometerlo”. Continuar leyendo

Washington y La Habana

La visita del presidente Barack Obama a Cuba obliga a un examen apresurado de la forma en que ambos Gobiernos han tratado sus diferencias de más de medio siglo.

Estas dos capitales representan modelos ideológicos, políticos y sociales antagónicos. Sin embargo, no significa que sus respectivos pueblos sean enemigos, como han sido sus líderes por décadas, a pesar de que desde La Habana se instrumentó una política estatal contra Estados Unidos y lo que representa.

La enemistad entre ambos Gobiernos estuvo signada por la violencia. La Casa Blanca se empeñó en destronar a la dinastía de los Castro, pero el clan de Biran, aun antes de llegar al poder, había manifestado que su verdadero enemigo sería Estados Unidos en cuanto triunfara la insurrección.

Si Washington instruyó, armó y financió operaciones militares contra la dictadura castrista, sus enemigos de Cuba apoyaron de diferentes maneras a todos los grupos antisistema que operaron en ese país, entre ellos, los Panteras Negras, los Macheteros y los Weatherman, por sólo mencionar unos pocos de una larga lista. Washington también fomentó fórmulas para contener el expansionismo castrista. Decretó un embargo como política de contención y dictó leyes con el objetivo de reducir la capacidad de acción de la dictadura insular. Continuar leyendo

El plan FARC

Durante el aniversario del Plan Colombia, por medio del cual Estados Unidos facilitó al Gobierno de Bogotá recursos para combatir la insurgencia, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) hicieron público a través de uno de sus comandantes lo que podría interpretarse como un nuevo plan, en el que, por supuesto, las FARC resultarían beneficiadas.

Este planteamiento del comandante Pastor Alape demuestra que el grupo guerrillero que en el pasado encarnó una propuesta política antidemocrática —pero fundamentada en una ideología—, aparte de mutar a fuerza terrorista enraizada en el narcotráfico, está dispuesto a convivir con su enemigo más acérrimo si esa cohabitación está respaldada por grandes cantidades de dinero.

Durante décadas, las FARC proclamaron orgullosa y estentóreamente su hostilidad hacia Estados Unidos y los valores que esa nación representa. Sin embargo, llegaron a la conclusión de que las diferencias podían ser superadas si Washington paga la consolidación del proceso de paz, financiamiento que repercutiría favorablemente en los bolsillos de los comandantes.

Para los jerarcas de la narcoguerrilla, lo importante es el cash. Los que cayeron defendiendo los postulados que las FARC enarbolaron en el pasado no cuentan, porque las propuestas ideológicas, a pesar de estar sostenidas en los fusiles, nunca lograron arraigar en el pueblo colombiano. Continuar leyendo